En 2012, montado del “Sr. Lisandro Díaz Pujol”, Osvaldo Laport y el productor y poeta Francisco Scarponi conversan entre máscaras y cotillón vampiresco en un alto de la grabación de la crepuscular tira Lobo. Ese original “tengo ganas de producir y dirigir teatro” que el primero le confesó al segundo redundó en Beatnik. Una historia verídica, el cuarto espectáculo que dirige con amor y con custodia el embajador de ACNUR -la agencia de la ONU para refugiadxs- pero su debut en una sala importante. El Jack Kerouac de Fabio Di Tomaso teclea en escena al ritmo del bebop golpes iniciales de la primera obra del mundo dedicada a un quilombo de telenovela: las relaciones de Williams Burroughs, Lucien Carr, David Kammmerer, Allen Ginsberg, Kerouac y “ella”, Joan Vollmer. Nueva York, años 50.
¿Por qué meterse con semejante temón?
-Creo que está relacionado con ir acompañando a estos países en desarrollo. Este es uno de los pocos países de Latinoamérica que tiene la posibilidad de la diversidad. Para las nuevas generaciones, para quienes nacen, será muy simple. Pero para nuestra generación, que cargó con otras mochilas, por más ley que exista, es diferente: debimos romper ciertas estructuras y todavía hay instalado mucho prejuicio.
“Yo le iba pasando las escenas y él se las devoraba. A las dos horas le mandaba otra. Y así”, dice Scarponi, que leyó a los beatniks a los 15, que hoy tiene 30 y que le señaló al “campeón de la vida” qué leer para empezar a leer en clave beat.
Hay mucha densidad en los monólogos de la obra…
-Sí, pero era mi responsabilidad que fuese un espectáculo para todo público. Mi trabajo con los actores fue: “Señorxs, distanciémonos de esta poesía sin perderle el respeto. Hay que desarmarla”. Estos textos son patrimonio de la humanidad. Quise acercar al público a la falsa “promiscuidad” de estos tipos.
La ambivalencia respecto de la sexualidad de muchxs de ellxs, por ejemplo…
-Claro. Una colega de ACNUR vino a los ensayos y me dijo, con respecto a lo sexual “Ojo Osvaldo, ojo Osvaldo”.
¿Por qué?
-Porque todo lo relacionado con lo sexual en este grupo era de las cuatro paredes para adentro. No olvidemos que era la década del 50.
En la actualidad, lo hipster viene actualizando lo beatnik: el resultado es beatnik menos droga. Poca lectura de los textos y una escritura que se resuelve en Instagram y no “en el camino”. En términos de Bourroughs -muy bien interpretado aquí por el bailarín y actor Rodrigo Esmella- no ya un almuerzo sino un “brunch” desnudo. En el Maipo Kabaret -mejor espacio, imposible- hay un poderoso saxo en vivo y una puesta correcta; vestuario a tono, iluminación verosímil y actuaciones desparejas. Difícil captar el argumento sin conocer algo de la historia, pero cada tanto, algún recurso distrae y la fuerza literaria de esa juventus lyrica inextinguible alcanza preeminencia.
-Empezamos a hacer un testeo sobre el tema en las redes sociales y descubrimos la enorme cantidad de seguidores que tiene esta historia, sobre todo por los hipsters. Muchas veces le dije a Francisco, cuando empezamos a armar el elenco: “Hay prejuicios entre algunos actores que convocamos porque yo soy galán de telenovelas”. Yo he hecho una carrera atípica porque soy atípico.
Fuiste de hecho el primer galán musculoso de la telenovela argentina…
-Sí, con Catriel en Más allá del horizonte (1994). Para Europa también fui el primero. Eso fue muy osado: el cuerpo del galán desnudo, aceitado, con un taparrabos, sentado en un sillón de terciopelo con Luisa Kuliok detrás, todos los días en la televisión de Doña Tota.
¡Cuántas propuestas de hombres habrás tenido…!
-Antes de eso también tuve, porque había hecho “Calígula” de Albert Camus en el Teatro Coliseo, con Daniel Miglioranza. Él era Calígula y me violaba. Imaginate. Pasó lo mismo con mi personaje de Guevara en “Campeones de la vida” (1999). Yo me acuerdo que Adrián Suar me decía “Bajalo Osvaldito, bajalo”…
¿En qué sentido “bajalo”?
-Decía que yo estaba como muy zafado, muy guarro, entonces me decía “Bajalo, si no las mujeres, ¿de qué se van a enamorar?”. Y yo le contestaba: “Entre cuatro paredes, ¿quién no ha sido Guevara? ¿quién no ha sido un príncipe?...
Quién no ha sido Catriel…
-¿Quién no ha sido mujer? ¿Quién no ha sido mujer entre cuatro paredes?
En efecto, ¿por qué tenías que seducir sólo a las mujeres?
 -Obvio.
Pero en la industria no es obvio…
-Yo creo que está relacionado con estructuras que son las mismas que de pronto me decían: “No digas que estás viviendo con una mujer”. Si hoy no me llaman es porque hace años me senté delante de productores amigos y les dije: “Basta de mentirle a la gente”. Basta de ofrecer más de lo mismo. La excusa no es la diversidad de posibilidades que tiene el público ahora, sino la falta de inteligencia y de adultez. ¿Por qué no se tocan temas con adultez? ¿Por qué no se toca este tema con adultez? Porque no lo saben hacer.
De todas formas, nunca te importaron demasiado los señalamientos ¿no?…
-No, claro. Por eso fui al Bailando.l
 
Beatnik. Una historia verídica: jueves a las 21 y viernes a las 23, Maipo Kabaret, Esmeralda 443.