La frase del título pretende ser una actualización de la frase de Emma Goldman, feminista anarquista de principios del siglo pasado, por Victoria Tolosa Paz.

Algo del sentido de lo que decía Goldman es el motivo por el que defiendo la maravillosa declaración de Victoria. En aquellos años, y todavía hoy, escuchamos los argumentos por los cuales el derecho al goce, al placer, al disfrute es secundario. Argumentos con los que también nos explicaron durante siglos que los derechos de las mujeres, de las diversidades, de los pueblos indígenas, de les afrodescendientes, deben esperar hasta después de que se resuelvan las “contradicciones principales”.

Emma Goldman les decía a les revolucionaries de la época “si no puedo bailar, no me interesa tu revolución”, y ponía en la palabra “bailar” el derecho a disfrutar, gozar, al placer, a ser feliz. Por qué no, el derecho a garchar. O al menos, compañeres, tan solo a hablar del tema, a mencionarlo.

En la respuesta a las declaraciones de Victoria, se reúne la mojigatería de la derecha conservadora de propios y ajenos y el argumento de “las contradicciones principales” de les “compañeres revolucionaries” de que hay derechos más humanos que otros, o necesidades más importantes que otras.

Pero el peronismo no es así. Para nosotres, donde hay una necesidad, hay un derecho. El peronismo siempre defendió el derecho al disfrute, al placer y a la felicidad de los pueblos contra los argumentos de quienes rechazan el Futbol para Todos o se escandalizan por la compra de penes de madera para dar Educación Sexual Integral o incluso contra quienes decían que el matrimonio igualitario era un reclamo burgués o secundario. Hablar de goce, de deseo, de placer, es hablar también de felicidad, de bienestar, de amor.

¿Quién puede negar la existencia humana de la necesidad del placer, incluso el sexual? No lo ocultemos, no lo escondamos, reivindiquémoslo. Celebrémoslo, nombrémoslo, digámoslo. En campaña y fuera de ella. En el peronismo se garcha. Y fuera del peronismo también. Y lo puede decir una mujer. Y lo puede decir en campaña.