A sumergirse en aguas hipnóticas invita Shirley Collins, leyenda del folclore británico, espléndida a sus 86 años. Que se mantiene incólume en su rol de guardiana de la música tradicional de su tierra, lo constata el flamante My Sailor Boy, que abre su nuevo EP Crowlink, un tema que bebe del género sea shanty, es decir el cántico de los marineros. Su voz flota exquisitamente, acompañada por sonidos ambiente registrados al borde de acantilados y en las calmas inmediaciones de iglesias, en una canción tan delicadamente inquietante como mística.

Hannah Reid, de London Grammar

Bendiciones. No amerita genuflexión, pero bien vale dedicar una alabanza a Hannah Reid, líder del trío inglés London Grammar, por la variante orquestal de Lord It’s a Feeling, grabada en los míticos estudios de Abbey Road. Aunque no han pasado ni 5 meses desde que se editó Californian Soil, su tercer álbum de estudio, la banda reversionó este tema del nuevo disco, y el resultado es despampanante. Además de sacar a relucir Hannah ese poderío vocal que antaño le valiera comparaciones con Annie Lennox y Florence Welsh, los arreglos dan aires trascendentales a esta toma 2 que le pasa el trapo a la canción original, vistiéndola con las mejores galas posibles: la etérea y envolvente riqueza que brindan violines, violonchelos, arpas, flautas traversas, etcétera.

Courtney Barnett

Cuando te vayas. “No sean ansias”, parece decir la indie-rockera australiana Courtney Barnett a quienes no paran de preguntarle “¿Para cuándo el tercer LP?”. La respuesta está implícita en el título que llevará el venidero largaduración, Things Take Time, Take Time, sobre el que ella dijese: “Transitará esa suerte de alegría y gratitud que nace del dolor y la tristeza”. Antes de poder escuchar al completo al anhelado descendiente de Tell Me How You Really Feel (2018) y Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit (2015), con salida prevista a mediados de noviembre, la artista de Melbourne ha ofrecido una ración para calmar -o alimentar, según- las expectativas. El single Before You Gotta Go, auspicioso adelanto, va de amables despedidas: “Before you gotta go, go, go, go / I wanted you to know, know, know, know / You're always on my mind / If something were to happen my dear / I wouldn't want the last words you hear / To be unkind, to be unkind”. 

Por cierto, cual bonus track: en los últimos días salió I’ll Be Your Mirror, rendición de Courtney del incombustible tema de Velvet Underground & Nico, que será parte del disco tributo al legendario LP homónimo, del ’67. Un álbum que contará con covers de Michael Stipe, Iggy Pop, St. Vincent, Kurt Vile, Sharon Van Etten, Thruston Moore, y que saldrá a fines de septiembre; el día 24, para quien gusta marcar el calendario.

Japanese Breakfast

Insertar moneda. En esa misma fecha, por cierto, se lanza con tutto la banda sonora que Michelle Zauner, más conocida como Japanese Breakfast, ha compuesto para el videogame Sable, desarrollado por la firma gamer Shedworks. Un juego que, a su decir, la cautivó al cien: “Quedé encandilada por el planeta desértico, lleno de enigmáticas maravillas naturales y arquitectónicas, en el que trascurre la historia de la heroína, una joven que hace su pasaje a la adultez a través de una exploración única. Para mí, era importante que cada paisaje bioclimático se sintiera irrepetible a través de la música”. A juzgar por Glider, reciente adelanto y uno de los temas principales del soundtrack, logra su cometido con creces, gracias a una pieza de ensueño que ubica en otro tiempo y espacio. Sobre el proceso general, la muchacha estadounidense -de ascendencia coreana- aclara que se decantó “por instrumentos analógicos y capas vocales que dieran carácter antiquísimo a ruinas monumentales, y por sonoridades industriales para dar tesitura metálica, fría, a naves atómicas”. “Quería que las canciones recordaran a las obras icónicas de Joe Hisaishi (para Studio Ghibli) y Alan Menken (para films de Disney)”, expuso, por último, acerca de sus inspiraciones.

Marie Davidson

Multifacética. No son dos sino tres caras de una misma moneda las que revela la francocanadiense Marie Davidson con Persona, su último single, que parte de la teoría del psi Carl Jung, más específicamente de “su arquetipo de ‘persona’, es decir, la máscara que llevamos para causar una impresión definitiva en los demás y ocultar nuestra verdadera naturaleza”, según manifiesta esta cantante, productora, compositora. De allí que su sencillo -lanzado desde su Montreal de residencia- llegue por partida triple: “una versión electrónica, otra despojada con guitarra, y una última sin dirección, a merced, para poner en bucle”, en pos de jugar con “la imagen que doy como intérprete y performer sobre el escenario; el disfraz que llevo online en mi día a día virtual; y mi yo verdadero, más suave y frágil, que intento ocultar aunque acabe filtrándose a través de mi arte”. El intríngulis, aclara la multiplicada muchacha, es cuando “una identifica demasiado la construcción de cara al público con el yo auténtico, y los límites se difuminan; ahí es cuando comienzan los problemas…”. Frente a la contrariedad, sublimación vía música, propone quien optase por el retiro voluntario de la escena clubbing después de una fulgurante, exitosa carrera, coronada por el disco Working Class Woman, de 2018, que incluía el himno de pista Work It. Un año sabático más tarde, la indómita Marie se dispuso a explorar nuevos horizontes creativos, plasmados en el LP Renegade Breakdown, de 2020, donde la acompañaba L'Œil Nu (“a simple vista”, su traducción al español), banda que integra su esposo Pierre Guerineau y el productor Asaël Robitaille, amigo de larga data. Dupla que, por cierto, vuelve a acompañarla en Persona para que zanje diferencias consigo misma. Enhorabuena.

LVL1

De mininos y voguing.Cause I'm so lucky! / Atraigo a la fortuna / Nací con estrella / Lo sé desde la cuna”, se da ínfulas la algecireña LVL1 (se lee “Luli”) en LVCKY, novísima colaboración electro-house con Rakky Ripper. Con actitud a raudales, el track es digno sucesor de su primer sencillo solista, FVN!, por el que esta joven de 24 años, del under español, fuera elogiada por Rolling Stone Estados Unidos. “Una canción hedonista y bilingüe que vibra a más de 130 beats por minuto, divertida y vertiginosa combinación de house y rap”, dedicó la publicación a su canción pasada, lanzada hace apenas un par de meses, que reportó un boom de popularidad gracias a clips con micifuces de TikTok, que sacaron provecho de sus lyrics. “Si te enseño las uñas / te puedo arañar / Cat-kitty-cat-cat / kitty-cat-cat”, entona LVL1 en FVN!, pensada en clave vogue, inspirada en la escena ballroom, plagada de referencias pop: a la serie animada Kim Possible, a Cyndi Lauper, su exbanda Queer Mafia, etcétera.

merci mercy

El justo equilibrio. Desde su Sídney natal, la joven merci, mercy (nom de plume de la cantante y compositora alt-pop Mercedes Thorne, de 20, aún virtualmente desconocida en buena parte del planeta Tierra) se ocupa de sus malos hábitos en Winnie Crush, flamante single. Tras su primer EP, no thank you, no thanks, del año pasado, la muchacha vuelve a apostar por una melodía pegadiza y una letra en clave confesional, ligera pero filosamente sincera. La canción, según ha compartido la australiana, “habla de la delgada línea entre el cuidado personal y la indulgencia a ciertos vicios que reconfortan”. De hecho, el lisérgico clip animado de Winnie Crush la muestra como una Alicia que, en vez de seguir al Conejo Blanco para zambullirse en el País de las Maravillas, hace lo propio con su amigo el Cigarrillo, que la sumerge en un universo de comida chatarra, alcohol y otras yerbas, y que mira con pésimos ojos, obvio es decirlo, la irrupción de terribles némesis: un brócoli, un pepino y un protector solar danzarines, que intentan arrimar a la muchacha al costado más saludable de la vida. ¿La moreleja? Ni tanto desenfreno… ni tan poco.

Anna Prior

Verano imaginario. Hace unos meses, confinada en su apartamento de Lisboa, la baterista de Metronomy -banda brit indietrónica, experimental, con más de dos décadas de andadura- empezó a fantasear con unas vacaciones en la playa, bebiéndose unos cuantos vasos de sangría. Esa sensación de frescura y liviandad es la que Anna Prior, la mentada cantante y compositora, ha querido trasladar a Thank You For Nothing, sencillo que marca su estreno como solista, para el que se inspiró en las bases rítmicas del reggaetón y la música house. No hay mal que por bien no venga, a juzgar por el provecho que sacó al tiempo de encierro Prior: la canción, después de todo, ha sido editada por Beat Palace Records, que fundó recientemente la también DJ. Según ha manifestado Anna, el sello se pretende hogar de artistas mujeres y no binaries, tiene plantel ciento por ciento femenino y actualmente está recorriendo los escondrijos de la web en busca de potenciales fichajes.

Elliot Page

Y además… Ni en sus sueños más locos se hubiese imaginado el séquito fan del actor trans Elliot Page (que, dicho sea de paso, acaba de recibir un premio al mérito en el festival de cine LGBTQ+ Outfest, de Los Ángeles) que el intérprete lanzaría intempestivamente su EP debut. Pero qué es la vida sino una ilusión, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños son… tres canciones grabadas con el instrumento-chiche omnichord. “¡Una aventura de bedroom pop lo-fi!”, es la sucinta pero precisa descripción que acompaña a Mark & Elliot, tal es el nombre de esta modesta mini obra, de autoría compartida, hecha junto a su gran amigo Mark Rendall, canadiense, también actor. One Way Track, Desert Holes y Summer Summer son los títulos de los temas, disponibles para la escucha por Bandcamp.