A más de cinco años de las últimas elecciones en Newell’s, el domingo 19 los socios leprosos vuelven a elegir autoridades en un marco de clara polarización. El oficialismo, debilitado por la gestión, conserva solo a Cristian D’Amico con ambición de seguir en el club y se lanza a la presidencia. La oposición se encuentra reunida detrás de la figura del médico Ignacio Astore. Y la tercera fuerza, que aparece con menos calado en el electorado rojinegro, tiene a Ariel Moresco otra vez como candidato, aunque sin encontrar un lugar de pertenencia en la grieta que se abrió en el parque Independencia por el rechazo generalizado al oficialismo.

Cristian D’Amico ingresó cuando se coló en la lista de Eduardo Bermúdez. Y desde el triunfo en las elecciones de 2016 se dedica a trabajar por un objetivo personal: ser presidente. En ese recorrido, se peleó con todos sus compañeros de Comisión Directiva. No construyó relación con nadie y cuando Bermúdez fue relegado por sus torpezas, el club cayó en un espiral de violencia que brotó ante el socio en la escandalosa asamblea de los sillazos, donde D’Amico quiso aprobar un balance cargado de sospechas por préstamos tomados irregularmente con agresiones a los opositores.

El rechazo que genera la figura de D'Amico, por los resultados de la gestión en el club en los últimos cinco años, lo llevó a tener temor al contacto espontáneo con el hincha. Por eso su estrategia electoral se ajusta a los tiempos modernos: su figura es construida en redes sociales, donde dispone de personal que trabaja a tal fin. Es en ese espacio de presencia virtual donde buscó interpelar el socio, pero siempre con el tono de la descalificación para quien lo critique. Incluso intentó quitarle la condición de socio a un joven por un comentario en Twitter. El repudio a todas las agrupaciones del club lo llevaron a retractarse.

En afán electoral, tres veces anunció obras de ampliación en el Coloso del Parque. Incluso se esfuerza por el anuncio en momentos donde, por otro lado, le pidió a los jugadores del primer equipo cambiar condiciones de pago de sueldos por no disponer de plata. La crisis económica del club es grave y lo llevó en los últimos meses, después del improvisado ensayo de Germán Burgos como entrenador, a negociar la desvinculación generalizada de futbolistas del primer equipo.

Sin contacto con el socio, buscó apoyo en aquellos empresarios que hacen negocios con el club, ya sea con acuerdos por publicidad o por ser prestamistas. D’Amico controla todo en el club, hasta los actos administrativos más irrelevantes. Buscó alianza con barras y peñas, pero el rechazo a su figura es el denominador común. Sus posibilidades electorales están sujetas a una baja participación de asistencia el domingo 19 o una fidelidad total de parte de peñas amigas y barras.

En la vereda de enfrente se encuentra Ignacio Astore. El ex médico de Newell’s sorprendió a todos en el arco opositor por su determinación a ser presidente. Se le echa culpas por acompañar el proceso de gestión de Eduardo López en su condición de médico del plantel. Pero sus hábitos no se corresponden al ex presidente. Astore no destinó fondos a comprar buena imagen en cuentas de redes sociales, y por el contrario, sin prensa, acumula un año participando en reuniones con socios, encuentros donde lleva sus deseos para el club. En ese recorrido territorial, fue cautivando a todo el arco opositor y su figura de candidato a presidente fue una consecuencia inevitable. Con la mirada puesta en el fútbol, Astore quiere dedicar su atención en Bella Vista. En sus acuerdos con el arco opositor, el ex médico no dudó en delegar en otros sectores todo lo que rodea al club por fuera del fútbol, desde el aspecto social al administrativo, y sumó en su lista a candidatos que acompañaron al ex presidente Guillermo Lorente en su primer período de gestión. Incómodo en dar pelea mediática en el tono descalificador que propone el oficialismo, Astore siempre prefirió dar su atención en tomar contacto con el socio. Y las respuestas que encontró, al notar que su figura generaba empatía, lo lleva a los comicios con todos los pronósticos a favor de sacar provecho al descalabro institucional que se encuentra sumergida la entidad.

Atrapado en la grieta quedó Moresco. Es el directivo candidato a presidente con más trayectoria política en el club. Estuvo en la lista de Lorente que se impuso a López en 2008. Luego lo marginaron y no tuvo lugar de gestión. Desde entonces se dedica a trabajar sobre su candidatura pero con serios problemas para echar lazos con otros sectores. Moresco no pudo en 2016 ni ahora construir alianzas políticas y la diáspora masiva de las agrupaciones al movimiento que lidera Astore lo volvió a dejar solo ante los molinos de viento. Es crítico a D’Amico pero no necesariamente opositor. Esa ambigüedad desdibuja su perfil de candidato. 

Porque en Newell’s está claro que la discusión es si estás a favor o en contra de D’Amico. El ex vicepresidente se quedó con el club, favorecido por la implosión que generó Bermúdez con sus repetidos desaciertos. Los dirigentes que no renunciaron perdieron su condición de tal por decisión de la Justicia, como el ex tesorero y protesorero. La víctima siempre fue la misma: el club. De todo esto se deberá hacer el cargo el socio el próximo domingo.