La pista asiática como destino final de las pieles de burro surge por un producto muy cotizado por la clase media china. Es el “Ejiao”, un ungüento con propiedades medicinales que se procesa en el país oriental. Se trata de una gelatina que se obtiene de la piel del equino para tratar anemias y dolores.

En un mundo hiperconectado, el producto no aparece en plataformas de comercialización virtuales con sede en Argentina. Sin embargo, en otras como AlíExpress, sí. Incluso es posible que cualquier persona las adquiera allí pagando en pesos argentinos. Una plancha o tableta del ungüento medicinal de 250 gramos alcanza los $7500, un precio que no incluye impuestos ni costo de envío.

En Salta, las vendedoras de cremas medicinales alrededor del Mercado San Miguel no conocen el producto. Mucho menos tienen noticias de alguna otra elaborada en base a la misma materia prima, aunque comercializada bajo un nombre diferente. Para la anemia y otros dolores recomiendan otras preparaciones.

Dentro del comercio de cueros curtidos, los dueños de una curtiembre local consultada por Salta/12 comentaron que recibieron pedidos para recolectar en la región pieles de burro y venderlas a un interesado en Buenos Aires, que las enviaba luego a China. “Pagan muy bien, me dijeron. Pero ¿pieles de burro? ¡Qué raro! Pensé”, dijo uno de ellos.

La población de burros a nivel mundial no se encuentra amenazada o en peligro de extinción. Sin embargo, preocupa el veloz descenso de estos equinos dentro de las fronteras de China: en 2017 el 49% de burros fue diezmado; en 2019, el 59%. La información aparece en infografías producidas por The Donkey Sanctuary, una fundación inglesa dedicada a la protección de la especie. El burro es oriundo de África y desde allí pobló distintos ambientes del globo. Hay que recordar que, en los relatos religiosos de la cristiandad, Jesús de Nazareth entró triunfal a Jerusalem montando un burro.

Si el gigante oriental tracciona la demanda, cabe preguntarse ¿lo hará también en provincias con poblaciones asilvestradas de burros como Salta y Jujuy? La duda de un mercado en gestación surgió tras la noticia del hallazgo sin vida de tres ejemplares en el departamento Humahuaca. Los restos fueron encontrados por el propietario de la Finca Cerro Negro, Enrique Cruz. Sus tierras se encuentran a unos veinte kilómetros al norte de la ciudad de Humahuaca. La propiedad es atravesada primero por la ruta nacional 9 y luego por la provincial 13. Esta última es un camino de tierra consolidada que pasa por Iturbe, en Jujuy, y termina en Iruya, Salta.

Mapa que zonifica la presencia de burros en Argentina (Fuente: Sistema de Información sobre Biodiversidad).

La crónica de los burros muertos adquiere importancia por el valor de sus pieles. Si bien Enrique Cruz los encontró el domingo 5 de setiembre, la denuncia la radicó dos días después (martes 7) en la Seccional 15 de la Policía de Jujuy en la ciudad de Humahuaca. Los equinos hallados fueron tres y no cuatro como aseguró una publicación periodística jujeña que divulgó el hecho. El dato fue aclarado a Salta/12 por la Seccional 15 de Humahuaca.

De Carlos Menem a Juan Domingo Perón

En la actualidad la faena de burros y otros equinos no está prohibida en Argentina, tampoco su consumo. En agosto de 1998, Carlos Menem autorizó por decreto (974/98) la faena y comercialización de sus carnes para consumo humano. Derogó así otra norma que lo prohibía expresamente, aprobada por el Congreso Nacional en mayo de 1974, meses antes de morir Juan Domingo Perón.

Desde entonces, la faena de asnos y mulas en el conjunto equino se mantiene en un orden que no varía considerablemente. Oscila dentro del 1,5% respecto al total del rodeo equino que va a matadero por vías legales. Lo explicó la Coordinadora de Equinos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Mariana Sánchez. Detalló que actualmente los frigoríficos especializados y autorizados en Argentina para faenar equinos son cuatro: dos en Buenos Aires, uno en Córdoba y otro en Río Negro. Abastecen una demanda muy exclusiva de esas carnes que proviene de un mercado compuesto principalmente por países europeos (Bélgica, Italia, Suiza). 

Los burros pueden llegar a frigoríficos con enfermedades que los afectaron en vida, pero que no son transmisibles a seres humanos, es el caso de la anemia infecciosa equina. También van porque su alta tasa de reproducción los transforma en problemáticos, particularmente para el equilibrio ecológico en ambientes frágiles o áreas protegidas. Es cuando se forman pequeñas manadas salvajes o asilvestradas que compiten por el alimento (pastizales, brotes) con la fauna nativa, como los camélidos andinos del Norte Argentino.

En 2006, la Intendencia de Parque Nacional Los Cardones (Salta), acordó con el SENASA, la Policía de Salta, el Ministerio de Ambiente, y la Sociedad Rural salteña el envío regular de burros a un frigorífico ubicado en Entre Ríos (hoy inactivo). La idea fue propuesta por un hermano el ex vicegobernador Walter Wayar. Juan Manuel Urtubey, en ese momento diputado nacional por Salta, gestionó por canales formales la autorización del envío a faena de los equinos que habitaban tanto el Parque Nacional Los Cardones como áreas vecinas. Las asociaciones proteccionistas visibilizaron a los burros marcados para su traslado a matadero. Felipe Wayar fue acusado socialmente de negociado, aunque el intendente del área protegida en ese momento, Juan Sergio Bikauskas, lo elogiaba “por su altruismo al hacerse cargo de los burros que destruyen la fauna silvestre”.

Nativos o exóticos, discusión recurrente

Si el burro no es fauna nativa porque fue introducido por los españoles hace varios siglos ¿los cazadores se encuentran fuera del marco legal al matarlos? Claudia Herrera, asesora técnica del área de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable salteño, recordó que el burro no figura en la lista de especies permitidas para la caza deportiva. Se trata de la resolución 210 de junio de 2020. 

Lo mismo ocurre en la provincia de Jujuy. Así lo indicó una fuente de la Dirección de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente jujeño. Desde ese organismo también especularon con que el esporádico interés por las pieles de burro no se relacionaría con una demanda china, sino con otra muy puntual que proviene de la vecina Bolivia. En ese país, la piel de burro se utilizaría para la confección final de bombos. La fuente del organismo jujeño recordó que tuvieron noticias de otras matanzas de burros. “Fue hace unos años y en la zona de Yavi”, aseguró. La versión guarda relación con los datos proporcionados por la policía jujeña. Un oficial contó que la cacería furtiva de asnos es una práctica en crecimiento. Los puntos calientes son Abrapampa, La Quiaca y, justamente, Yavi, todas localidades fronterizas con Bolivia. “Ocurre por temporadas porque hay muchos animales salvajes. Como son lugares muy alejados, tienen menos control”, explicó.

En Salta actualmente no se registran casos de matanza o mutilaciones como las de Jujuy, según información proporcionada desde el área de prensa de la Policía de Salta. Lucas Bustos, actual intendente del Parque Nacional Los Cardones, se limitó a aclarar que en su jurisdicción no hay noticias, registros o comentarios sobre matanzas de burros. Tampoco en áreas vecinas o próximas al área protegida.

En Cafayate. 

Curiosamente, una de las razones fundamentales de la buena imagen actual del burro en poblaciones vallistas, es el turismo. “El turista no sabe si el burro es exótico o no, solo les parece amigable”, dijo la asesora técnica de Ambiente de la provincia, Claudia Herrera. Precisó además que aún no hay censos específicos ni evaluaciones ambientales serias sobre el rol de los equinos en la degradación del ambiente natural que comparte con otras especies consideradas nativas. La funcionaria adelantó que Salta formará parte de mesas de trabajo que buscan regular a especies invasoras en Argentina. La tarea integra el Programa de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, lanzado en abril último por resolución 109.