El gobierno de la provincia de Buenos Aires logró renegociar y mejorar las condiciones de un préstamo del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para finalizar la obra que amplía el cauce y evita las recurrentes inundaciones que se generan por las subas del Río Salado. Son 110 millones de dólares de un préstamo que había quedado sin firmar durante la gestión de María Eugenia Vidal

La importancia de la obra para los campos e incluso muchas ciudades por las que pasa el río Salado se grafica en que comenzó hace veinte años y sobrevivió gestiones de distinto signo y color. Actualmente se está desarrollando el tramo IV, que es la que abarca más extensión territorial alcanzando los 212 de los 538 kilómetros totales de obra, que planea finalizarse en 2022 y, gracias al préstamo del BEI, comenzó a licitarse el último tramo que la provincia planea finalizar hacia 2024. 

Cuando asumieron la cartera de Infraestructura, los equipos técnicos se encontraron con que el tramo IV en ejecución se había ralentizado durante la anterior gestión. En dos años desde 2017 la obra había avanzado menos del 10 por ciento en sus distintos tramos, e incluso algunos créditos (como el del BEI) se habían caído: "Perdimos los fondos de financiamiento del Banco Europeo porque no se llevó adelante ese tramo de la obra", aseguró en ese momento a PáginaI12 el subsecretario de Recursos Hídricos Guillermo Jelinski. Por ese motivo, comenzaron a gestionar el financiamiento con el gobierno nacional y retomar negociaciones para recuperar las discontinuadas por la gestión anterior. 

Gracias a estas gestiones el gobierno recuperó el crédito y los porcentajes de avances a dos años del cambio de gobierno ya se encuentran en 50 por ciento promedio en los tramos de la obra. Originalmente, el BEI iba a financiar una de las etapas del tramo IV que actualmente se lleva adelante gracias a la inversión del gobierno nacional. Por dicha razón, el préstamo recuperado por el estado bonaerense se reorientará para los trabajos del tramo V.

El contrato preveía cláusulas de cross default que significa que si la provincia por cualquier motivo dejaba de pagar un compromiso internacional se tenía que devolver anticipadamente el crédito, aún sin haberlo utilizado. Con las gestiones de Hacienda se limitó ostensiblemente el alcance de esa cláusula, excluyendo por ejemplo toda la deuda que en el momento de las negociaciones y la firma estaba en reestructuración.

Política de Estado

El río Salado atraviesa casi dos tercios de la provincia de Buenos Aires y su importancia radica en que abarca 59 municipios que concentran el 30 por ciento de la producción de carnes y granos del país. La cuenca es noticia porque se inunda recurrentemente generando desastres productivos y sociales. El desborde del río ha llegado a obligar a evacuar parte de ciudades aledañas, como Chascomus o San Miguel del Monte, en que las inundaciones impactaron en las lagunas a orillas del pueblo y llegaron hasta el cementerio. En la inundación de 2014, el 50 por ciento del territorio bonaerense quedó bajo el agua. 

El Plan Maestro Integral fue craneado por la consultora inglesa Halcrow en 1997 para ampliar el cauce del río y reducir los efectos negativos del fenómeno. Empezó a ejecutarse tras el desborde del río en noviembre del 2000, cuando el gobierno bonaerense estimó pérdidas económicas de 700 millones de dólares en el sector agropecuario; continuó con los tramos 1 y 2 entre 2005 y 2008 y el tramo 3 entre 2011 y 2017. La etapa 4 comenzó en 2017. La actual gestión planea finalizarlo hacia fines de 2022  y el tramo 5 hacia 2024.

Una vez finalizadas las obras, se obtendrá un cauce totalmente saneado, desde el inicio hasta la desembocadura del río, para mitigar el riesgo de inundaciones y sequías y así recuperar 8,5 millones de hectáreas del total de 17,5 millones que rodean la cuenca, e incorporar el desarrollo de la actividad turística con acciones relacionadas al reacondicionamiento de pesqueros y balnearios en zonas donde pasó la obra como General Belgrano, Junín, Villanueva, La Postrera y Roque Pérez. 

Hoy en día funcionan en turnos rotativos durante día y noche con 19 dragas y 35 retroescavadoras que le dan trabajo directo a 780 personas. Las máquinas remueven el suelo del río y lo depositan en recintos dentro de los campos aledaños, que son piletas de decantación que reciben el material por lo que terminan elevando y haciendo más fértil el territorio rellenado que lo bordea.