Estuvo un año sin actividad, por decisión personal, pero volvió con la misma chispa que lo distinguió en su carrera. Marco Ruben es la pieza de jerarquía del equipo de Cristian González. Sus goles florecieron en la temporada y el nueve va camino a convertirse en el máximo goleador de la historia de Central. Está a siete goles del primer puesto, a manos de Waldino "Torito" Aguirre. Una ilusión personal que beneficia a todos en el canaya y que lo llevará, probablemente, a la renovación de su vínculo con el club a fin de año.

De gritar goles en Arroyito, nadie lo hizo mejor que el “Torito” Aguirre, el goleador que en los años 40 llegó a Central proveniente de Central Córdoba y marcó 98 tantos para los canayas, entre 1941 y 1946 y en su segunda etapa, entre 1949 y 1951. En los años de la década del ‘70, Mario Alberto Kempes iluminó a los canayas con su potencia goleadora, pero  llegó a la marca de los 94 tantos.

Al día de hoy, estos son registros inalcanzables. Porque no solo son desafíos para grandes jugadores, sino que esta categoría de futbolistas no acostumbran jugar muchos años en nuestro fútbol. En 2015, Ruben volvió a Central para jugar lo mejor de su carrera con el canaya. En aquel tiempo, el nueve nunca pensó que en cinco años iba a poner en duda las marcas históricas del club.

Entre los aciertos del Kily, la versión que muestra Ruben es una de ellas. Ningún entrenador que pasó por Arroyito después de Eduardo Coudet le encontró el mejor nivel al goleador. Hoy Ruben está tercero en la tabla histórica de goleadores de la institución con 91 tantos. Suma cinco en Liga Profesional. En esta temporada es probable que supere la marca de Kempes. La de Aguirre quizá le demande más partidos. 

Y este es el mejor estímulo que tiene Ruben para extender su actividad profesional por una temporada más. Tiene contrato hasta fin de año. Su relación con el club es diferente. No necesita oferta ni negociación alguna para definir su futuro deportivo. Ruben ya hizo saber que el aspecto económico no lo moviliza ni será variable de conversación. Meses atrás, a días de confirmar que no volvía, rectificó, anunció que se sumaba al plantel y para ello firmó un contrato simbólico, para cumplir con la obligación de rubricar papeles. Su excelente presente abre la ilusión en Arroyito de que hay gritos de gol para un rato más.