Aumento del salario mínimo, bono para la Asignación Universal por Hijo, congelamiento de combustibles por 90 días, eliminación del IVA para alimentos básicos, suba del mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias, bono de 5000 pesos para estatales, refuerzo salarial para trabajadores privados mediante la quita de aportes jubilatorios, suspensión del ajuste por inflación en los créditos UVA, aumento de las becas Progresar y moratoria a 10 años para pymes. Ese fue el paquete de medidas que anunció Mauricio Macri el 14 de agosto de 2019, tres días después de perder las elecciones primarias con Alberto Fernández por 15 puntos.

“Son medidas que van a traer alivio a 17 millones de trabajadores y sus familias”, lo definió Macri. 

La interpretación del diario La Nación en ese momento fue que “la derrota electoral obligó al gobierno de Cambiemos a tomar numerosas medidas imprevistas para aliviar el bolsillo de la clase media y las finanzas de las pymes, en tren de mejorar su performance en las urnas el 27 de octubre e intentar llegar al ballotage”.

Para BBC News, “fue un golpe de timón del presidente Macri para enderezar la economía y contener la agudización de la crisis tras el resultado de las PASO”.

“Mauricio Macri reaccionó por fin. E hizo lo que siempre había criticado del peronismo: improvisó un paquete de medidas populistas consistentes, básicamente, en repartir dinero a los argentinos, aplazar deudas fiscales y congelar el precio de la gasolina”, analizó el diario El País de España, bajó el título “Macri presenta medidas económicas de emergencia tras su fracaso electoral”.

Medidas imprevistas, populismo y dando un golpe de timón al violento ajuste fiscal que venía aplicando hacía dos años, más dos años anteriores de ajuste “gradualista”, fue la reacción del gobierno de Cambiemos para intentar revertir la derrota de las PASO. La gira del “Sí se puede” puso en pausa el recorte del gasto público y el programa de emisión cero del Banco Central.

El plan alivio a las políticas neoliberales logró achicar la diferencia en los comicios generales, pero aun así fue derrota para Cambiemos por 8 puntos.

El fracaso de cuatro años de gobierno de economistas ortodoxos y grandes empresarios fue imposible de levantar.

Carnaval de Gualeguaychú

“Ahora cargan sobre el chico este, el ministro (de Economía Martín Guzmán), sobre la base de ‘armá un carnaval’. Están armando una expectativa, que es peor que lo que va a venir. Es malo que las expectativas jueguen en ese sentido, de que van a desparramar de todo, no solo económico, sino que volvemos a la cancha, sacamos el barbijo y toda esa historia. Entonces ¿qué ocurre? Va a venir en materia de gasto público lo que ya estaba proyectado. Lo que erraron, en términos de timing y de economía con política, es que subestimaron las PASO. Ellos iban a tirar plata entre las primarias y noviembre, suponiendo que zafaban la PASO y el problema fue que a la política económica no la dieron vuelta antes de las PASO y ahora ni aunque armen el carnaval de Gualeguaychú lo dan vuelta esto”, interpretó en la semana Carlos Melconian, ex presidente del Banco Nación en el gobierno de Cambiemos, los movimientos del oficialismo de cara a las elecciones de noviembre.

"De encerradores a libertinos", se defendió Alberto Fernández en el plano sanitario, al hacer referencia a las acusaciones contradictorias de la oposición. El endurecimiento o la flexibilización de las restricciones en la pandemia obedeció a indicadores objetivos y a la necesidad de recomponer el sistema de salud, remarcó.

Pero en el plano económico, ¿al Gobierno le puede ocurrir lo mismo que a Cambiemos en 2019? ¿Puede dar vuelta la elección después de tanta crisis?

La primera diferencia es la respuesta a la derrota. En lugar de anunciar rápidamente un paquete de medidas como hizo Macri, asociado a la idea de generar un alivio circunstancial, Fernández intenta transmitir que existe continuidad en las políticas de recuperación económica y de protección del poder adquisitivo de salarios, jubilaciones y pensiones. Se irá más rápido en el mismo rumbo, en eso sí como dijo Macri, pero la diferencia es el rumbo.

En el salario mínimo, por ejemplo, durante la gestión de Cambiemos los aumentos fueron impuestos de manera unilateral por el Poder Ejecutivo, sin posibilidad de acuerdo entre las partes. El resultado de esa política fue que el poder de compra del salario mínimo cayó 25 puntos entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019, según reveló Cifra, el observatorio de economía de la CTA, en un informe esta semana. Allí asegura, en cambio, que este año el salario mínimo dejará de perder contra la inflación y registrará un alza en términos reales de 1,9 puntos. Será una suba menor, que se logrará en caso de que la inflación se mantenga en un promedio de 2,5 por ciento mensual de aquí a fin de año, pero refleja un cambio en la orientación de las políticas. El actual gobierno fue otorgando sucesivos aumentos para alcanzar ese objetivo.

Otra diferencia clave entre lo que sucedió luego de las PASO de 2019 y la actualidad es de expectativas económicas. En aquel caso la Argentina se encontraba en el peor momento de una crisis que había empezado un año y medio antes, con fuertes devaluaciones, aumento explosivo de la inflación y de los índices de pobreza. El país se había quedado sin crédito externo, había incumplido hasta los acuerdos con el FMI y terminaría por no poder pagar ni la deuda en pesos.

Ahora la economía lleva meses en recuperación y la reapertura de actividades por el avance de la campaña de vacunación y la retracción de la pandemia refuerza esa trayectoria. De todos modos, el punto de partida por los estragos que causó el coronarivus es más bajo y eso es una carga que el Gobierno no pudo remontar para las PASO. La negociación pendiente con el FMI, las presiones financieras y la necesidad de administrar el flujo de divisas son desafíos no menores, pero ofrecen un panorama más manejable que el que existía tras las primarias de 2019.

Una tercera diferencia que marca el discurso oficial es que la crisis de hace dos años fue provocada por los errores de Cambiemos, mientras que la actual fue producto de un shock externo, un cisne negro para el mundo entero. La caída del PIB y la disparada de la inflación fue inevitable para casi todas las naciones, incluidas las mayores potencias. 

Aumento del salario mínimo, suba del piso para el pago del impuesto a las Ganancias, proyecto para el otorgamiento de una jubilación anticipada, moratoria y perdón fiscal para asociaciones civiles, ley de hidrocarburos y quita de retenciones a exportaciones de servicios son hasta ahora algunas de las medidas que puso en escena el oficialismo después de las primarias. Por ahora, lejos del carnaval de Gualeguaychú. En los próximos días se anticipan más anuncios que colaboren a cambiar el humor social y afianzar la recuperación económica. En 50 días se verá si para el Gobierno fue efectivo en las urnas.