La propuesta del PSOE, que reavivó en el Congreso español el debate por la memoria histórica y los cuarenta años de franquismo, solicita al gobierno conservador de Mariano Rajoy que retire el cuerpo de Francisco Franco del mausoleo del Valle de los Caídos.

Los socialistas fueron acompañados por Podemos y los liberales de Ciudadanos, totalizando 198 votos frente a las 140 abstenciones del gobernante Partido Popular y de la Izquierda Republicana de Cataluña, mientras que una diputada del PP votó en contra por error y lo aclaró de inmediato, cambiando su voto por la abstención.

El partido catalán decidió no acompañar la iniciativa por no ser de cumplimiento efectivo y la tildó de “monumento al cinismo político”. Con todo, los conservadores, herederos de la vieja derecha franquista, no se animaron votar en bloque en contra.

La medida sugiere al gobierno mover los restos del dictador y de José Antonio Primo de Rivera, el fundador de Falange Española. En el caso de Franco, se insta a que el cuerpo sea enterrado en forma privada, mientras que en el caso de Primo de Rivera apenas propone que esté en un lugar “no preeminente del edificio”.

El monumento del Valle de los Caídos fue erigido apenas terminó la guerra, por orden de Francisco Franco, para celebrar su victoria sobre la República, que provocó más de un millón de muertos en tres años. Los prisioneros de guerra fueron utilizados como mano de obra para construirlo en las afueras de Madrid, en el municipio de El Escorial.

La Ley de Memoria Histórica, impulsada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, fue pensada no solo para resarcir a las víctimas del franquismo, identificar a quienes habían sido enterrados en fosas comunes y retirar los símbolos de la dictadura diseminados en todo el territorio sino también para completar la historia con la apertura de los archivos de la guerra civil. Ahora le llegó el turno al Valle de los Caídos, un monumento al fascismo, cuyo futuro ya está puesto en discusión.