Desde Madrid

La VIII edición de los Premios Platino, el gran encuentro para celebrar el audiovisual y la cultura iberoamericanas, celebrará este domingo por la noche la gala de premiación, tras dos años, dado que en 2020 la entrega de premios fue virtual por la pandemia. La gala, que tiene como favoritas a la colombiana El olvido que seremos, de Fernando Trueba, y la guatemalteca La llorona, de Jayro Bustamante, ambas con once nominaciones, se llevará a cabo en IFEMA Palacio Municipal de Madrid. Volverá de esta manera la celebración presencial de estos galardones promovidos por la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (Egeda) y la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (Fipca)

Argentina tiene sus nominados. Como siempre. En la categoría "Interpretación Femenina", Valeria Lois fue seleccionada por su papel en Las siamesas, de Paula Hernández. En el apartado "Interpretación Masculina" fueron seleccionados Diego Peretti por El robo del siglo, de Ariel Winograd –el sábado ganó el Premio Platino del Público al Mejor Actor- y Miguel Ángel Solá, por Crímenes de familia. La revelación de la película de Sebastián Schindel, Yanina Avila, fue nominada en la categoría "Interpretación Femenina de Reparto", mientras que el propio Schindel y Pablo del Teso quedaron finalistas en Guión. Y Rodrigo de la Serna compite por La casa de papel. Si bien Matar a un muerto es una coproducción paraguayo-argentina, Jorge Román es uno de los candidatos en el rubro "Actor de Reparto".

Lo ominoso

Crímenes de familia (Netflix) aborda la historia de Alicia (Cecilia Roth), una mujer de la clase acomodada, que vive con su esposo Ignacio (Miguel Angel Solá) en una casa lo suficientemente lujosa para que las tareas del hogar las haga la empleada doméstica que convive con ellos. Pero el lujo es vulgaridad, cantan los Redondos. Y se puede agregar que no garantiza la felicidad. Es que Alicia es una madre desesperada que buscará hacer lo imposible para evitar que su hijo Daniel (Benjamín Amadeo), con bastantes conflictos históricos con su padre, sea condenado a prisión tras ser acusado de intento de homicidio por su exesposa (Sofía Gala Castiglione). En el proceso Alicia irá descubriendo una oscura historia oculta que cambiará su vida y la convertirá en una pesadilla.

“Fue una convocatoria muy bonita la de esta película que trata una temática importante y dura y que cuestiona la ética de los seres humanos”, reconoce Solá. Sigmund Freud definía a “lo familiar” con el término en alemán “heimlich”. Pero cuando lo familiar se vuelve siniestro, el padre del psicoanálisis hablaba de “unheimlich”. Y ese pasaje es un poco lo que sucede en la ficción de Schindel. “Creo que es lo que pasa en esta historia, pero sobre todo porque mienten. Cuando está la mentira en juego, la familia se vuelve un infierno. Se vuelve siniestra. Pero no siempre hay mentira en juego. Yo recuerdo a mi familia no como algo siniestro sino como algo hermoso. Pero es verdad que en esta ficción la familia presenta una serie de graves problemas. Y cada uno va dejando de lado la verdad, no quiere ver. Y terminan siendo víctimas de sí mismos”, dice el actor que se pone en la piel de un manipulador director de un diario en Doble o nada, obra de teatro actualmente en cartel en el Teatro Luchana de Madrid.

Un argentino en Paraguay

El argentino Jorge Román, actor de películas como El bonaerense y La león, viajó a Paraguay para formar parte del elenco de Matar a un muerto, dirigida por Hugo Giménez. La ficción transcurre en Paraguay, 1978: en plena dictadura dos hombres se dedican a enterrar cadáveres clandestinamente en un bosque. Paralelamente se desarrolla el Mundial de fútbol. Una mañana encuentran a una persona que aún respira. Los dos enterradores saben que tienen que matarlo pero nunca asesinaron antes. Una tormenta que presagia el invierno se aproxima, mientras el destino de los tres hombres se define durante la final del Mundial.

“Paraguay tuvo 33 años de dictadura, una de las más largas de Latinoamérica, de las más cruentas. Y abordada por Hugo Giménez de una manera muy inteligente porque el fuera de campo que él maneja todo el tiempo me parece que es lo más potente”, reflexiona Román, porque la temática “podría haber dado para bajar línea, para subrayados y el clima que genera Hugo con sus película es muy bueno”. “Y está lo denso y lo macabro que se vive ahí en esa historia. Dos meses antes de que se declarara la pandemia, Matar a un muerto se estrenó en Paraguay y estaba siendo la película más vista, con récord de espectadores. La pandemia hizo un tackle”, comenta . “La película es un disparador interesante para muchos jóvenes de 15, 20 años que no vivieron esa realidad. Y, de repente, también a ellos les parece algo lejano y se encuentran con la realidad de lo que era Paraguay en 1978”, afirma el actor.

La Colombia violenta

El olvido que seremos es una película colombiana dirigida por el español Fernando Trueba, parte con once nominaciones y es la gran favorita. Estrenada en Netflix el jueves, narra de manera íntima la historia de un hombre noble: el médico colombiano Héctor Abad Gómez, carismático líder social y hombre de familia, y destacado profesional de la salud y activista por los derechos humanos en el Medellín polarizado y violento de los años ‘70 y ‘80. Gómez comenzó a señalar y a denunciar públicamente las injusticias en una época en que Colombia era una triángulo violento: guerrilla, paramilitares y narcos.

El español Fernando Trueba había leído el libro homónimo que escribió el hijo de este médico: Héctor Abad Faciolince. Y le impactó tanto que se lo regala a todas las personas que quiere. “Fue un libro que me conmovió mucho, que me arrancó las lágrimas. Tiene poesía. Es un libro literariamente muy bello, aparte de que está contando una historia que es muy real”, dice Trueba en diálogo con Página/12 y otros medios. “Y me enamoró el personaje del padre, ese padre visto por el hijo, visto desde el dolor de la pérdida, mirando atrás y recordando a ese padre”, agrega el gran realizador español.

Trueba cuenta otros aspectos: “Lo que me impactó del libro es la educación. En realidad, está haciendo una anti-educación. O sea, está haciendo la educación de verdad, no la convencional de ‘esto es blanco, esto es negro’. Está educándole con una ética increíble, con una libertad increíble. Y lo que es más bonito: con un sentido del humor increíble. El padre le va transmitiendo al hijo lo que él es: un tipo enamorado de la vida”. Trueba dice que una de las cosas más lindas cuando estaba documentándose para la película fue que no había una foto de Héctor Abad Gómez en la que no estuviera riéndose. “Es un tipo que tiene una alegría de vivir acojonante. Y eso es lo que me enamora a mí. En vez de estar emborrachándose en un bar con los amigos, está haciendo la primera vacunación de polio en el mundo, está luchando porque haya agua potable, luchando porque la leche les llegue en condiciones a las comunidades más desfavorecidas. Odio la palabra ‘héroe’ porque lo que necesitamos es seres humanos, gente de verdad”, concluye Trueba.