Un tribunal federal de apelaciones en Estados Unidos restituyó este viernes por la noche la restrictiva ley antiaborto puesta en marcha en Texas, tan solo dos días después de que un juez la bloquease temporalmente.

Una Corte Federal de Apelaciones permitió que este gran estado conservador restableciera una ley ultrarestrictiva que prohíbe el aborto una vez que se detecta el latido del corazón del embrión, alrededor de las seis semanas de embarazo, cuando la mayoría de las mujeres aún no saben que están embarazadas. La ley no prevé una excepción en los casos de violación o incesto.

La organización de planificación familiar Planned Parenthood anunció inmediatamente que volvería a suspender los abortos de más de seis semanas y denunció a un fallo judicial que "una vez más ignora medio siglo de precedentes que protegen el derecho constitucional al aborto".

Las idas y vueltas de la justicia

La ley denominada "Texas Heartbeat Act", que entró en vigor el 1 de septiembre, había sido bloqueada temporalmente el miércoles por un juez federal en Texas tras una denuncia del gobierno de Joe Biden.

Tras el bloqueo, se reanudaron los abortos de los embarazos de más de seis semanas en algunas clínicas del estado, el segundo más poblado del país con 29 millones de habitantes.

Pero el fiscal general de Texas, el republicano Ken Paxton, apeló ante un tribunal federal, conocido por ser uno de los más conservadores del país, que falló a su favor y volvió a prohibir las interrupciones voluntarias de embarazo.

Sea cual sea la decisión final de la Corte de apelaciones, lo más probable es que el caso termine de nuevo ante el Tribunal Supremo, que semanas atrás rechazó estudiar la ley aunque admitió que los litigantes habían planteado dudas serias sobre su constitucionalidad.

El magistrado que bloqueó el miércoles la ley, Robert Pitman, opinó que Texas "ha creado un mecanismo agresivo y sin precedentes para privar a sus ciudadanos de un derecho constitucional significativo y bien consagrado".

Para Pitman, la ley "ha impedido ilegalmente a las mujeres ejercer control sobre sus vidas" y que agregó que su tribunal "no permitirá que esta ofensiva privación siga ni un día más".

Qué dice la ley

La ley de Texas permite a particulares presentar demandas civiles contra cualquier persona que ayude a una embarazada a abortar si creen que infringe la prohibición y ofrece recompensas de hasta 10.000 dólares a cada demandante si gana el juicio.

Ese sistema ha permitido hasta ahora que las autoridades de Texas eludan la responsabilidad por la aplicación de la ley, porque el peso de la implementación está en esos ciudadanos particulares y no en los líderes conservadores que impulsaron el veto.

Fue ese vacío legal el que permitió que la ley entrara en vigor hace un mes con el beneplácito del Tribunal Supremo, a pesar de que contradice expresamente la decisión judicial de 1973 que legalizó el aborto en todo Estados Unidos, conocida como "Roe versus Wade".

El veto de Texas -que prohíbe el aborto desde las seis semanas de gestación, cuando muchas mujeres aún no saben que están embarazadas-, es el más restrictivo de los 90 que han entrado en vigor este año en territorios de todo el país, impulsados por líderes conservadores en congresos estatales. 

Con toda probabilidad, el gobierno federal recurrirá contra la decisión del Tribunal de Apelaciones. Tiene plazo hasta la tarde del martes para hacerlo. Es probable que esta ley sea rápidamente elevada para que la analice la Corte Suprema.

La legislación de Estados Unidos

En su emblemática sentencia de 1973 Roe vs. Wade, el máximo tribunal garantizó el derecho de la mujer al aborto. Luego precisó que se aplica mientras el feto no sea viable, es decir alrededor de las 22 semanas de gestación.

En los últimos años, una docena de otros estados conservadores aprobaron leyes comparables a las de Texas, pero fueron anuladas en los tribunales por violar esta jurisprudencia.

"La Corte Suprema debe intervenir y detener esta locura", reaccionó en un comunicado Nancy Northup, presidenta del Centro por los Derechos Reproductivos, que defiende el derecho al aborto.

Pero en septiembre, por primera vez en casi medio siglo, la Corte Suprema se negó a bloquear la entrada en vigor de la ley de Texas, que de manera similar contraviene el fallo Roe vs. Wade.

El alto tribunal justificó su inacción con "nuevas cuestiones de procedimiento", en razón de que la ley de Texas consta de un solo dispositivo: confía "exclusivamente" a los ciudadanos de hacer cumplir la medida incitándolos a presentar una denuncia contra las organizaciones o personas que ayudan a las mujeres a abortar ilegalmente.

La posición de la Corte Suprema en este caso fue vista como un "giro a la derecha" de esta alta jurisdicción, seis de cuyos nueve magistrados son conservadores, incluidos tres nombrados por Donald Trump.

La Corte Suprema también debe examinar este otoño una ley de Misisipi que prohíbe el aborto después de las 15 semanas de embarazo, y podría aprovechar la oportunidad para dejar sentada su nueva postura.

Si la Corte anulara el fallo de Roe vs. Wade, todos los estados serían libres de prohibir o permitir el aborto.