El vicepresidente del Senado de Pakistán sobrevivió ayer a un atentado reivindicado por el Estado Islámico (EI) y cometido por un atacante suicida que detonó una bomba al paso de su convoy en la convulsa provincia sureña de Baluchistán, matando a 25 personas e hiriendo a 37, informaron autoridades.

El ataque se produjo cuando la caravana del senador Abdul Ghafoor Haideri salía de una madrasa, o escuela religiosa islámica, de Mastung, ciudad cercana a la conflictiva localidad de Quetta, capital de la provincia, dijeron fuentes policiales y funcionarios locales. Haideri dijo más tarde a medios locales que había sufrido algunos cortes y contusiones pero que se encontraba bien. “Estoy vivo. Alá me ha salvado la vida. Algunas piezas rotas del parabrisas me golpearon. Estoy herido pero seguro. El conductor y otras personas sentadas junto a mí quedaron gravemente heridas”, señaló el parlamentario a la televisión. La mayoría de heridos y víctimas mortales pertenecen a su partido, según señaló la prensa local.

“Fue herido por la explosión, pero alguien que estaba sentado a su lado y su conductor, murieron”, dijo el doctor Sher Ahmed, el jefe de Salud Pública del distrito, en Mastung, al confirmar el número de muertos. “Hemos recibido hasta ahora 25 cadáveres y más de 35 heridos”, dijo el médico del hospital, Shafi Zehri, citado por el diario local The Express Tribune. Además, los que resultaron con heridas serias fueron transferidos a Quetta, agregó Ahmed. En su mayoría sufrieron heridas de esquirlas. 

Grupos islamistas radicales operaron activamente en esta región en el pasado, aunque la mayoría de los ataques más recientes cerca de Mastung tuvieron como blanco a la minoría musulmana chiíta de Pakistán y fueron cometidos por el grupo extremista sunnita Lashkar-e-Jhangvi. El EI, que reivindicó el ataque de ayer a través de su agencia de noticias Amaq y dijo que un kamikaze llevaba un cinturón explosivo, perpetró también un brutal atentado contra legisladores en Quetta el año pasado que dejó más de 70 muertos, así como un ataque a un santuario de la remota región de Kuzdar en el que fallecieron más de 60 personas. El santuario es frecuentado tanto por musulmanes sunnitas como chiítas, aunque sobre todo por éstos últimos.

El partido político de Haideri, Jamiat-e-Ulema Islam, una fuerza que apoya las reivindicaciones del movimiento integrista talibán de Pakistán, tiene numerosos seminarios islámicos sunnitas en toda Baluchistán. El partido está dirigido por Fazlur Rehman, famoso por su postura anti Estados Unidos.

El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó el atentado contra Haideri, informó la cadena CNN. Las imágenes de televisión de la escena mostraron varios vehículos y motocicletas gravemente dañados, con parabrisas destrozados y severos daños por explosión visibles, mientras la policía establecía un cordón alrededor del sitio.

Pakistán es escenario habitual de ataques de grupos extremistas contra minorías religiosas o representantes del Estado, desde políticos a miembros del Poder Judicial. El último de ellos se produjo a fines de abril cuando diez miembros de la comunidad chiíta murieron y 13 resultaron heridos en un atentado con bomba contra en el noroeste del país. 

El gobierno paquistaní lanzó un nuevo operativo militar en todo el país contra la insurgencia, bautizada como operación “Eliminación de la discordia”, tras una cadena de atentados que en febrero pasado causaron alrededor de 130 muertos. La ofensiva es una continuación de la operación Zarb-e-Azb, que se puso en marcha en las zonas tribales en junio del 2014 y con la que el Ejército asegura haber abatido a 3500 insurgentes, una cifra no comprobada independientemente.