"Todos estamos tratando de entendernos todo el tiempo", dice Santi (Leonardo Sbaraglia) cuando promedia el desarrollo de Errante corazón, la segunda película del director Leonardo Brzezicki, que con perfil bajísimo llegó la semana pasada a la plataforma HBO Max y desde este jueves puede verse también en el Cine Gaumont de la Ciudad de Buenos Aires. El problema para Santi es que no parece saber muy bien qué quiere ni mucho menos entiende por qué hace lo que hace. Sí puede suponerse que todo empezó cuando su exmujer se fue para adoptar una vida errante, dejándolo al cuidado de una hija hoy adolescente (Miranda de la Serna, hija de Rodrigo y Érica Rivas) con la que tiene una relación tensa: por momentos no se sabe quién debe hacerse cargo de quién, cuál de los dos necesita más cuidados. La rutina de Santi es una sucesión de escenas de autodestrucción física y emocional, de batallar con lo que tenga a mano contra los efectos de la soledad y una crisis que lo tiene, como dice varias veces, al borde del abismo.

Todos y todas, en realidad, hacen en algún momento una referencia al vacío en el que se encuentran, subrayando que en esta película el malestar existencial es una cuestión expandida como una mancha de petróleo en el océano. El origen de ese derrame es Santi, a quien durante los primeros minutos se lo ve en una partuza homosexual en una casa llena de hombres desnudos, librados a los placeres de la carne sin ningún tipo de tapujos. La cámara se introduce en ese caos de pieles y fluidos con pulso nervioso, pasional, dejándose sorprender y llevar con la misma intensidad que Santi. Una escena por momentos caótica, acorde a un mundo interno que se resquebraja. Y que durante el resto del metraje deberá encontrar un rumbo, un sentido a todo lo que hace. La búsqueda lo lleva a la casa de las afueras de la ciudad donde vive su ex (Alberto Ajaka). Un ex que no quiere saber nada con continuar la relación. Ese día culmina con una (otra) noche de reviente, con cocaína y piletazos sin ropa, todo ante la atenta mirada de la madre. Santi no se entiende, pero sabe que está tocando fondo. Y que tiene que hacer algo al respecto.

Hay en Sbaraglia un aura crepuscular, un manto doliente y frágil que recuerda al de su personaje en Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar. Como ocurría allí con Antonio Banderas, Santi se siente un mal tipo, aunque esté lejos de serlo. Porque Brzezicki le depara un trato cariñoso, escrutando su intimidad, por un lado, a través de pequeños gestos y actitudes, de sus ojos casi siempre al borde de un llanto contenido, que quiere salir y no puede. Por otro, mediante una banda sonora que con sus pianos y violines omnipresentes puntea los distintos estadios emocionales. Un viaje a Brasil para acompañar a su hija a encontrarse con su ex –tan rota, esquiva e impredecible como él– asoma como el principio de un nuevo comienzo. Coproducción entre ese país, la Argentina, Chile, Países Bajos y España, Errante corazón le reserva a Santi un desenlace piadoso y respetuoso de su voluntad de renacimiento. La película, entonces, como un recorrido en cuya meta está la posibilidad concreta de encontrar, por fin, la armonía consigo mismo.


6 - ERRANTE CORAZÓN
(Argentina-Brasil-España-Países Bajos-Chile/2021)
Guion y dirección: Leonardo Brzezicki
Duración: 112 minutos
Elenco: Leonardo Sbaraglia, Miranda de la Serna, Eva Llorach, Iván González y Alberto Ajaka
Estreno en HBO Max y, desde el jueves 14, en el cine Gaumont