Desde Roma

En un momento de gran incertidumbre sobre lo que sucederá en Italia al concluir la pandemia, después de una semana de agresivas manifestaciones contra el pase verde de la doble vacunación obligatorio en todo lugar de trabajo y ante una economía que todavía no puede crecer como sería necesario, los italianos deberán decidir a quien votar en la segunda vuelta de las elecciones municipales de este domingo y lunes.

Son más de 60 municipios que irán a la segunda vuelta, entre las tres ciudades importantes de Roma, Turín y Trieste, donde la batalla será entre los candidatos de la centroizquierda y de la centroderecha, más votados en la primera vuelta. En la capital se enfrentarán Roberto Gualtieri (centroizquierda, 27 por ciento en la primera vuelta) y Enrico Michetti (centroderecha, 30,1). De Gualtieri se dice que habría ya conseguido el apoyo de al menos otras dos listas de centroizquierda que en Roma quedaron eliminadas, el Movimiento Cinco Estrellas y la lista de Carlo Calenda. En cambio las redes sociales dan como preferido a Michetti.

Lo que sigue siendo una incógnita es si los votantes de las listas eliminadas se presentarán a votar en la segunda vuelta, ya que en Italia el voto no es obligatorio. La afluencia de votantes fue de un muy bajo 49 por ciento de los que tienen derecho al voto, mientras en las elecciones de hace dos años había sido el 57.

Turín fue hasta ahora fue dirigida, como Roma, por una alcaldesa del M5S. La capital industrial de Italia y base de la Fiat deberá elegir entre el candidato de centroizquierda Stefano Lo Russo (44 puntos en la primera vuelta) y el de centroderecha Paolo Damiano (39 por ciento).

La alianza de centroizquierda cuyo eje principal es el Partido Democrático e incluye otros partidos menores, ya ganó en otras ciudades importantes como Nápoles, Milán y Bolonia, donde superó ampliamente el 50 por ciento. El resultado se repitió en ciudades menores como Ravenna, Salerno, Rimini.

“La primera vuelta de las elecciones anduvo muy bien. Hemos vuelto a estar en sintonía con el país. Tenemos tres alcaldes de grandes ciudades. Ahora debemos concentrarnos en que Gualtieri en Roma y Lo Russo en Turín completen el cuadro”, declaró a la prensa italiana el secretario del Partido Democrático Enrico Letta. El secretario fue elegido en la primera vuelta como diputado en la ciudad de Siena, una de las dos ciudades del país que debió elegir un nuevo representante ante la Cámara porque el que tenían había renunciado por otros empeños.

En Trieste, uno de los puertos comerciales más importanets del país, tendría más posibilidades de ganar el candidato de centroderecha Roberto Dipiazza que obtuvo el 47 por ciento en la primera vuelta. El candidato de la centroizquierda Francesco Russo consiguió el 32. En el puerto adriático de Trieste tuvo lugar la más numerosa manifestación anti Pase verde, de unas 6.000 personas de todas las del viernes, cuando se hizo oficialmente obligatorio en todos los lugares de trabajo. Los portuarios de Trieste hicieron una huelga y recibieron el apoyo de numerosos ciudadanos de otras áreas. Esto habla, según los analistas, de la mentalidad que prevalece en esta ciudad portuaria. A diferencia de lo que sucedió el sábado 9 de octubre en Roma, en otra manifestación anti Green Pass, en Trieste todo anduvo bastante tranquilo.

Bella Ciao y anti fascismo

Liderada por grupos de ultra derecha como Forza Nuova, la marcha del 9 de octubre en Roma, anti Green Pass y Anti Vacuna, desencadenó agresivos ataques con piedras, botellas y mini molotov contra las fuerzas policiales y edificios. También incluyó el asalto y destrucción de la sede de la central sindical de izquierda CGIL, un hecho bastante inusual en Italia al menos en los últimos años. Por este ataque, que algunos compararon con lo que pasó en el Capitolio de Washington en época de Donald Trump, fueron detenidos varios dirigentes de grupos de ultra derecha neofascistas.

A una semana de aquellas agresiones, este sábado se hizo en Roma una masiva manifestación de las tres centrales sindicales “contra todo fascismo”. Del acto en la plaza San Giovanni participaron más de 60.000 personas, según fuentes oficiales, venidas de toda Italia en 800 micros y varios trenes especiales. Entre ellas el ex primer ministro Massimo D’Alema, el presidente de la región Lacio Nicola Zingaretti, el lider del M5S Giuseppe Conte, el famoso sacerdote antimafia Don Luigi Ciotti, y varios de los actuales ministros del gobierno de Mario Draghi, como Luigi Di Maio de Exteriores y Roberto Speranza de Salud. También estuvo presente el candidato de la centroizquierda Roberto Gualtieri.

Cartelones con leyendas como “Con los fascistas terminamos de hablar el 25 de abril de 1945” (la fecha de la liberación de Italia del nazifascimo), “Nunca más fascismos”, “Viva la Resistencia”, giraban por toda la plaza. En su discurso, Maurizio Landini, secretario de la CGIL subrayó que “somos todos antifascistas” y que esta manifestación “defiende la democracia”. Pero también pidió al gobierno que con el apoyo del Parlamento, disuelva todas las organizaciones fascistas, ya prohibidas por la Constitución, y que usan la violencia. La manifestación concluyó con toda la gente cantando “Bella Ciao”, una famosa canción que alude a la Resistencia antifascista durante la Segunda Guerra Mundial.