Longa noite                8 puntos

España, 2019

Dirección y guion: Eloy Enciso.

Duración: 93 minutos.

Intérpretes: Misha Bies Golas, Manuel Pumares, Celsa Araujo, Marcos Javier Fernández Eimil, Nuria Lestegás.

Estreno en Mubi y en la plataforma Solax.tv.

La influencia del cine de Jean-Marie Straub y Danièle Huillet es evidente desde el primer minuto de proyección de Longa noite, el largometraje más reciente del gallego Eloy Enciso, que por aquí pudo verse en salas de cine en el lejano (y pre pandémico) Festival de Cine de Mar del Plata 2019. Una mujer y un hombre que viven en la calle y sobreviven pidiendo limosnas comparten una hogaza de pan, y su conversación versa sobre penurias propias y males ajenos, en un tono que oscila entre el recitado y la declamación. Enciso rechaza de plano la posibilidad del naturalismo y pone de relieve la cualidad de representación de todo lo que vendrá. “Por lo menos ahora estamos en paz”, afirma la mujer, enfocando el orden temporal del relato (de los relatos, en realidad), poco después del final de la Guerra Civil Española, en abierto contraste con algunas de las imágenes, que parecen describir un mundo más cercano al contemporáneo. Si Longa noite es una película “de época”, lo es en gran medida por la lógica interna de lo que se dice.

Y lo que se dice, se dice en estricto galego, excepto cuando deben nombrarse los mil y un apodos del Generalísimo (“Timonel de la Dulce Sonrisa” es uno de los más perfumados) o cuando el idioma oficial español es utilizado por los soldados o en cartas oficiales, transformadas en diálogos gracias al guion del propio Enciso. Longa noite está dividida en tres bloques bien diferenciados por placas sobreimpresas en pantalla y los dos primeros, a su vez, están constituidos por varias escenas o cuadros. El “regresado”, personaje que atraviesa todo el film como testigo privilegiado o narrador indirecto, conversa con un comerciante en un micro de larga distancia. Ya en la estación terminal de Lugo, una mujer con lágrimas en los ojos recuerda a su marido y a su hijo, repitiendo una y otra vez que ya no quiere más guerra, que poco importa que manden unos u otros. Más tarde, un candidato a alcalde observa la ciudad desde su despacho y un albañil continúa con su trabajo de construcción de un cuartel porque “si no lo hago yo, que tengo mujer e hijos, lo hará otro”.

Muchos de los textos adaptados al medio cinematográfico provienen del escritor gallego Ramón de Valenzuela, exiliado en Argentina durante tres lustros, pero también de autores como Alfonso Sastre y Max Aub, además de una serie de cartas escritas por prisioneros durante los primeros años de dictadura franquista y un breve fragmento de Los pichiciegos, de Rodolfo Fogwill, centrado en las torturas y en el constante “miedo al miedo”. Si en un primer momento el tono elegido por el realizador genera un distanciamiento que parece obturar las posibilidades de la emoción, es precisamente esa elección deliberada la que permite que, por ejemplo, el largo texto “actuado” por la actriz amateur Celsa Araujo (una de las protagonistas de Arraianos, el largo anterior de Enciso) llegue con una poderosa carga emotiva. El relato de una noche en prisión y la certeza de que el patíbulo es el destino inminente atraviesa la pantalla a partir de un único y extraordinario plano-secuencia en el cual el rostro de Araujo se transforma en mural de los dolores de toda una generación.

En la radio suena una versión de “Los piconeros” cantada en alemán por Imperio Argentina y el “regresado” se pierde en un bosque. Mientras cae la noche, se transforma (quizás) en un fantasma. La lectura de la carta de un preso político saludando a sus hijos y recordándole a su esposa las deudas que todavía debe cobrar cierra los noventa minutos de una película que construye su propio mundo, alejándose tanto como le es posible (en este caso, muchísimo) del didactismo, el registro documental o la reconstrucción histórica al uso. La larga noche del franquismo es transformada en Longa noite en una experiencia dolorosa e hipnótica, tan bella como desoladora.