Todavía estamos transitando el mes de la concientización del cáncer de mama, una iniciativa que busca que recordemos hacernos los estudios de imagen necesarios para el diagnóstico precoz de esta enfermedad. Para quienes tenemos prótesis mamarias, además, estos exámenes resultan esenciales, ya que cada tanto es necesario corroborar que todo esté bien y no haya rupturas. De hecho, como ya les había contado, gracias a una mamografía realizada hace unas semanas, los médicos encontraron fisuras en mis prótesis y me comunicaron que debía someterme a una nueva intervención quirúrgica. La noticia me quitó el sueño durante mucho tiempo. Ese día llegó finalmente y la operación sucedió exitosamente.

El pasado jueves 21 de octubre, me desperté de la anestesia medio boleada y un poco dolorida. Estaba en mi habitación sola y tenía mi compu junto a mi cama. No fue casual: la había dejado cerca porque quería tenerla a mano para dejar registro de lo que me pasara y luego compartir la experiencia con todxs ustedes. Lo primero que me vino a la mente cuando estuve más tranquila fue cómo había llegado hasta ahí con mis inseguridades, las contradicciones y, sobre todo, me acordaba del miedo que sentí al enterarme de que debía volver a pasar por el quirófano. La noche anterior no había podido pegar un ojo, pensaba en muchas cosas. Una operación, por más que sea algo estético, no deja de ser una intervención quirúrgica y por lo tanto, puede ser riesgosa.

Lo único que me tranquilizaba un poco era que mi cirujano es mi querido amigo Gustavo Sampietro, un profesional en quien confío y mucho. Antes de entrar al quirófano, necesitaba volver hablar con él. Esta no era una operación más para mí. No sentía la adrenalina de mi primera cirugía, cuando toda la previa era pura emoción y felicidad. La actual emoción de desencanto seguramente se deba a las malas experiencias que tuve después, de las que ya les hablé en otra oportunidad.

Una de mis principales inseguridades no era menor, tenía que tomar una decisión muy importante: ¿me volvía a colocar prótesis mamarias nuevamente en mi cuerpo? Hace tiempo comencé un tratamiento hormonal diferente que provocó muchos cambios en mi aspecto físico y en mi organismo. Mis pechos están más naturales, con mejor caída y siento que crecieron mis glándulas mamarias como si florecieran día a día. Esta sensación me hizo dudar sobre las prótesis. Además, el tema de la fisura me preocupó mucho; saber que tenía un líquido migrando por mi cuerpo no era nada agradable y por momentos sentía escalofríos. Después de ver las prótesis les juro que mis miedos tenían fundamento, nunca había visto nada igual.

Ante mi consulta, Sampietro respondió que hasta no quitar las que tenía y ver cómo estaba la piel, no podía confirmar nada. Por las dudas, él tenía opción B, unos implantes más chicos que se ajustaban a los cambios que yo estaba buscando y que además eran más resistentes y seguros que los que tenía puestos.

En este momento estoy muy dolorida, pero no puedo dejar de escribir. Al final me puso las prótesis nomás, mis glándulas mamarias no eran suficientemente firmes para lograr lo que yo quería. Lloro como una niña: ¿será por la anestesia o estaré muy sensible? No lo sé, lo único que puedo afirmar es que no quiero volver a pasar por esto. Las cirugías no son un juego, así que piensen bien si quieren asumir el riesgo de atravesar una situación similar a la mía. Y si lo hacen, realícense los controles pertinentes para no encontrarse con sorpresas. Ojalá sea el final de un largo camino y el inicio de una búsqueda que va por dentro, no por fuera.