Era una noche de domingo, a finales de 1974, cuando hablar de diversidad sexual en México aún se consideraba “apología de un vicio”. Nancy Cárdenas, de 39 años, estaba parada frente a los ojos de un estudio entero de televisión. Dirigiéndose a los oyentes del programa más popular del momento, decía con orgullo que era lesbiana, que en su país las personas como ella no tenían ninguna clase de derecho, y que otras mujeres podían llegar a ser tan exitosas como ella, que sí era posible. Se encontraba en el set del noticiero 24 Horas, conducido por el famoso periodista Jacobo Zabludovsky que la había convocado para hablar sobre el caso de un trabajador gay que fue despedido sin justificación de una tienda departamental. 

Hasta entonces, las identidades gays o lésbicas -tampoco se consideraban más posibilidades que ese binomio- sólo eran nombradas peyorativamente en diarios amarillistas que exhibían fotos de las detenciones de “hombres afeminados” bajo titulares como “asco, matrimonio entre mujercitos”. Los obligaban a posar con pelucas, les pintaban los labios como un castigo por portar esa feminidad sin vergüenza y, al día siguiente, perdían sus trabajos y sus casas.

Nancy, que tomó aquel caso de discriminación laboral como una iniciativa para romper el silencio mediático, se convirtió en la primera persona reconocida públicamente que salió del closet en la pantalla de la televisión mexicana. Fue una figura emblemática para la historia del activismo latinoamericano LGBT, pionera del frente de liberación gay en México, personaje clave para el feminismo lésbico de la década del 70 y, aún así, el nombre de Nancy Cárdenas es raramente recordado. Por más relevantes que hayan sido sus aportes a los movimientos culturales y a la militancia, permanece escondida como una gema oculta, olvidada en el fondo del clóset de la historia. Querida Nancy, el documental que Olivia Peregrino filmó a lo largo de seis años, es un intento por dar luz a esa oscuridad en la que está sumida su biografía y reconstruir su historia de vida como militante, locutora, actriz, escritora, poeta, directora de cine y de teatro, una lesbiana multifacética deseada por todas que elegía selectivamente a sus novias y declaraba su amor con anillos hechos de alambre.

Aunque no se privó de casi ningún formato artístico, el teatro fue su terreno de expresión por excelencia. En ese espacio, y cada vez con más libertad, se dedicó a contar historias con temáticas LGBT, a narrar la aparición del VIH, y llegó a versionar obras eróticas del Marqués de Sade. En 1974 presentó Los Chicos de la Banda, adaptación de la obra de Mart Crowley que más tarde se convertiría en una de las primeras obras de teatro gays mexicanas. Antes de que llegara a estrenarse, el ​​entonces delegado de Cuauhtémoc Delfín Sánchez Juárez prohibió la obra con el argumento de que “atentaba contra la moral y las buenas costumbres”. Después de haber convocado una marcha contra la censura y de publicar una serie de artículos de protesta con el apoyo de distintos intelectuales del momento, Nancy triunfó y logró inaugurar su obra en otra delegación, despertando la furia de los sectores conservadores. La policía cerraba los teatros y ella agradecía esa publicidad que le permitió comprarse su casa en Cuernavaca. Comenzó a recibir amenazas de muerte constantes, se encontraba con su auto destrozado, los vidrios rotos, las ruedas pinchadas.

Pero la violencia no la inmovilizaba. En todo caso, encendía la llama de su avidez luchadora, impulsada por las manifestaciones y el activismo posterior a Stonewall que nacía paralelamente en Estados Unidos. Durante el congreso feminista de 1974, ante una platea de mujeres azoradas, Nancy se atrevió a organizar un panel para hablar de lesbofeminismo. En un movimiento que quizás recuerde a ciertos conflictos actuales, la reacción fue una ruptura en el ámbito del feminismo local: una gran cantidad de feministas heterosexuales creían que las lesbianas no debían asumirse y menos en público, corrían el riesgo de dejar mal paradas al resto de las feministas, que el mundo creyera “que todas las feministas son lesbianas”. Incluso se hicieron protestas de amas de casa y trabajadoras de los mercados, que sostenían carteles con inscripciones como “Fuera de México Cárdenas, antisocial y desorientada” y pedían el exilio de las lesbianas feministas.

Con su talento natural para transformar conflictos en oportunidades, la exclusión sistemática del feminismo heterosexual también marcó un hito en la vida de Nancy: dio inicio a los míticos encuentros entre bisexuales, lesbianas y heterosexuales aliadas que organizaba en el jardín de su propia casa de Cuernavaca. En esa época fue vecina de Chavela Vargas, con quien cultivó una amistad intensa al mejor estilo lésbico: Chavela pasaba de tocar la guitarra en esas fiestas a tirar balazos frente a su puerta tras alguna discusión acalorada, recuerdan amigos y parientes de Nancy. Después, Chavela volvía a aparecer amorosa, como si nada hubiera sucedido. Incluso compuso una canción, titulada “Ahuatepec”, que le dedicó al recuerdo de esas noches inolvidables de reuniones que se convertían en fiestas.

Esa misma curiosidad por el aprendizaje que la caracterizó en la adolescencia -cuando se la pasaba estudiando iluminada por la luz de un farol- y que conservó a lo largo de toda su vida adulta, la acompañó también en la vejez. Hasta sus últimos días se dedicó a escribir poesía y siempre mantuvo el mismo sentido del humor: en una de sus entrevistas más recientes, una Nancy anciana, igual de irreverente, decidió que pondría su detrás suyo a su amante de toda la vida, silenciosa y decorativa, durante la filmación entera. Adelante, Nancy hablaba entre risas, con una cofia llena de volados sobre su cabeza.

El cronista Carlos Monsviais, uno de sus mejores amigos, la llamó “valiente y arriesgada, no sólo en el amor”. Y es la carta de Monsiváis, que empieza con un “Querida Nancy”, la narración que hila y acompaña el relato de todo el documental. Se trata de una despedida que escribió tras la muerte de Nancy, pero tambien es una descripcion minuciosa, un retrato de la lesbiana que supo fascinar a todo el mundo: “inteligente, talentosa, con humor, no siempre acertaste pero siempre estuviste al frente de tus circunstancias”.

Desde el Jueves 4 hasta el Domingo 7, Querida Nancy se podrá ver online y gratis en la plataforma Cont.Ar.