Con un programa dedicado a compositores argentinos, el Coro Polifónico Nacional regresa a los conciertos presenciales. El miércoles a las 20, en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner, el organismo estable conducido por Antonio Domenighini ofrecerá su interpretación de la Misa Criolla, de Ariel Ramírez, con la participación de los solistas Claudio Santoro (piano), Gonzalo Llanes Mena (tenor), Julián Goldman (charango), Matías Tozzola (guitarra), Gabriel Said (percusión) y Pablo Motta (contrabajo). El programa se completará con Indianas, de Carlos Guastavino, con el mismo Santoro en el piano. Entre las dos obras centrales Santoro interpretará Tierra linda, una página de Guastavino para piano solo. La entrada, gratuita, se puede reservar a través de la página web del CCK.

“Los dos compositores que presentamos en esta ocasión son argentinos, contemporáneos y los dos compusieron estas dos obras, Las Indianas y la Misa Criolla, con un lenguaje folklórico pero con un tratamiento más académico en el coro. La idea de interpretar la Misa Criolla nace del festejo planeado por el centenario del nacimiento de Ariel Ramírez, y la misa es sin lugar a dudas su obra coral más representativa”, asegura a Página/12 Domenighini, director titular del Coro Polifónico Nacional.

A las cuestiones ceremoniales en este caso se suma lo práctico: para la ejecución de este programa se necesita un coro reducido y eso permitió el regreso a los ensayos, sin perder de vista los recaudos sanitarios. “La obra original de Ramírez pide un coro de unos cuarenta integrantes y coincide con nuestra situación actual. Ese es el número autorizado por el protocolo sanitario. En la actualidad, nuestro organismo cuenta con 94 cantantes, pero en este momento es impensable que podamos ensayar todos juntos en una misma sala”, explica el director.

Con este programa el coro vuelve a los escenarios tras la larga pausa impuesta por la pandemia. Se abre de este modo un panorama distinto y en muchos sentidos alentador para dar continuidad a esta temporada y también para planear la próxima. Un desafío que si bien entusiasma, Domenighini maneja con cautela. “Tenemos una planificación doble para el 2022. Coloquialmente se podría llamar plan A y B. Es incierto el futuro en este sentido, y no sabemos qué es lo que se podrá hacer y qué no, de modo que jugamos a dos puntas. Lo que sí queremos asegurar es nuestra presencia pública, como lo hemos venido haciendo desde marzo 2020 con trabajos virtuales que se han difundido en las redes”, dice Domenighini.

Creado en 1968, el Coro Polifónico Nacional está preparado para abordar naturalmente distintos repertorios, desde el sinfónico-coral, hasta composiciones vocales con acompañamiento instrumental, grandes obras a cappella, piezas corales de cámara y coros de ópera. “Creo que entre las principales virtudes del coro están las que tienen que ver con la relación que existe entre sus integrantes. A pesar de ser un coro profesional, el trato humano es muy bueno, cosa difícil de lograr en los grupos muy competitivos. Otra fortaleza fundamental es el alto nivel técnico de sus integrantes. Las pruebas de admisión para formar parte del coro son de gran exigencia, lo cual asegura notables aptitudes vocales y musicales en lo individual, que enseguida se traducen en el trabajo de grupo”, comenta Domenighini.

“Como contrapartida, en este momento la mayor debilidad del organismo es que todo lo que está sucediendo en materia sanitaria no nos favorece para establecer un ritmo óptimo de trabajo. En este preciso momento el coro no estaría en condiciones numéricas de abordar el repertorio que normalmente afronta, por las restricciones de protocolo. Esto produce un desánimo que estamos tratando todos de sobrellevar con conciencia y, sobre todo, paciencia”, agrega el director.

Nacido en Colonia, Uruguay, Domenighini ha desarrollado un intensa actividad al frente de coros en América y Europa, entre el Coro del Sodre, el Estable del Teatro Colón, el de la Asociación Wagneriana de Buenos Aires, el Coro Bach de Padua y el mismo Coro Polifónico Nacional en etapas anteriores. “Dirigir en Argentina es siempre un desafío importante. La actividad coral en este país ha sido muy prolífera. En estos dos últimos años se ha visto diezmada por la característica funcional del canto, que lo hace muy peligroso a la hora de los contagios. Pero es una etapa que pronto vamos a superar. Yo confío y es más, estoy seguro que esa pasión por el canto coral esté sólo pausada por esta emergencia, y apenas sea posible, reflorecerá como pasa en la naturaleza con la llegada de la primavera”, concluye Domenighini.