Sfumato abre con una cita de la escritora Djuna Barnes: “Una imagen no es más que un alto que hace la mente entre dos incertidumbres”. “Barnes escribió eso en los años ’20, impresionante; es lo mismo que dijeron Godard o Deleuze 50 años después”, cuenta Rubén Plataneo sobre su película, dedicada a ahondar en la vida interna, paredes adentro, del Museo Castagnino + Macro. Sfumato tuvo su estreno en El Cairo Cine Público, con nuevas funciones previstas para los días viernes 19 (a las 18), domingo 21 y viernes 26 (a las 20.30).

El nuevo trabajo del realizador de Muertes Indebidas (2005), El Gran Río (2012) y Triple Crimen (2017), abre con la cita de Barnes a un juego de espejos, metalingüísticos y temporales. Por un lado, la relación entre la imagen cinematográfica y la pintura; por el otro, la que establece la obra ante quien mira y su autor. Como dice Plataneo, “la pintura te trae olas de tiempo”. Aquí hubo algo que despertó en el realizador las ganas de hacer cine: “Con las pinturas tengo una relación muy íntima, y hace tiempo que quería grabar dentro del museo, para gozar de esta cuestión. Para mí siempre fue una experiencia extraña, estar admirando la pintura y sentir que algo extraño pasaba. Siento que entre la pintura y yo se da una aparición, la de un fenómeno, un personaje. A diferencia de la imagen en movimiento, te permite otra relación; a pesar de amar el cine, la pintura es otro tipo de amor”.

En este vínculo personal, la mirada surge como tema introspectivo, como indagación a expandir: “Son muchas sugerencias las que te hace la obra, y comencé a desarrollar esta cuestión de que las pinturas te miran, al igual que las películas y la realidad nos miran de alguna forma y nos interpelan. A partir de ahí, para mí se abre otro campo, que es el de la imaginación. Cada uno tiene una experiencia con la pintura, y lo que quise fue hacer una experiencia documental, una experiencia que fuera vivible. Por eso hay muchas situaciones que sugieren sensaciones sutiles, pequeñas conmociones, porque con la realidad no basta. Eso es un poco lo que sentía”.

El ámbito por el cual la cámara de Plataneo se pierde y se reencuentra, mientras persigue pasillos, se detiene en obras, escucha a las restauradoras y mira las paredes vacías que se llenan de cuadros, es el Catagnino + Macro. Entre los dos edificios hilvana también una línea invisible en bicicleta, que una toma cenital persigue desde el cielo. Todo es visto de manera iluminadora en Sfumato. De este modo, el Castagnino semeja ser un cubo de sorpresas (algo que literalmente/ediliciamente es). “En un museo está todo encerrado, y no es casual que no tenga ventanas, que sea casi un territorio-isla. Me atrae mucho abrir esos lugares y encontrarme con lo que ocultan. Hacía mucho tiempo que venía con esta idea y fue Virgina (Giacosa) quien me avisó que al museo lo cerraban por cuatro meses; a partir de ahí me metí adentro con Federico Rathge, mi gran compañero de ruta; yo le decía que él era el jefe práctico de un barquito, con el que fuimos a pescar situaciones, a meternos entre las paredes del museo y lo que ocultan. Estuvimos varios meses así, mientras ellos destripaban el museo y sacaban las obras de los depósitos, recatalogaban, llevaban adelante el proceso de restauración, y los curadores preparaban la muestra. Hice la experiencia concreta de desarmar la solemnidad del museo y verlo por dentro, también como una forma de abrirlo para que cualquier persona pueda visibilizarlo y experimentarlo”, prosigue.

Plataneo apuntó a abrir el museo. Foto: Andrés Mainardi

“Quise filmar una relación de mirada entre la pintura y el observador”, explica Plataneo, y en Sfumato logra, justamente, un complejo travelling con eje en la mirada del mismo cuadro, como si la relación entre obra y espectador se invirtiera o reflejara: “El director de fotografía me decía que era imposible hacerlo, es un travelling muy especial pero se pudo lograr, así como el plano cenital sobre el Castagnino (desde el exterior), siempre lo imaginé de ese modo y ahora es real; por eso, con la realidad no basta. Por otro lado, está el recorrido entre el Castagnino y el Macro, con la jefa de conservación que va en bicicleta de un museo a otro. Hicimos ese recorrido como un pasaje, donde intervine la imagen, la destrocé y la empecé a pintar con los recursos del cine; hice un intento de trabajo pictórico digital”.

-En Sfumato, la experiencia de estar ante una pintura se revela, cine mediante, única: es todo un reconocimiento, de un tipo de imagen a otro.

-Lo que concretó un artista, que lo transmite a un visitante y lo conmueve, es una magia propia de lo humano. ¡Hasta dónde llega la imaginación y la posibilidad expresiva de esta especie extraña que somos! Podemos conmovernos con trazos, texturas, la huellas de un pincel. Hay algo muy profundo, y está ahí. También está conservado ahí, por eso la importancia de la conservación. Más allá de lo que hacen las élites económicas, que especulan con la obras de arte como inversión, para nosotros su conservación tiene que ver con trasladar las experiencias temporales y expresivas de distintas épocas para conectarnos. Tal vez eso permite ver también que el tiempo no es lineal, que en realidad vienen misiles expresivos de distintas épocas y lugares, por eso la película rompe la linealidad temporal, es muy modesto pero es lo que traté de hacer: los personajes van y vienen y los recorridos también, y al final nos preguntamos sobre el tiempo. Es ese sendero bifurcado en el que vamos dejando huellas, expresiones, y rescatar eso o hacer una experiencia cinematográfica sobre eso es también combatir la apropiación que sufrimos por parte de las élites, que hacen que desaparezca el contacto de la población con las expresiones culturales. Hasta eso nos roban.

El reparto técnico de Sfumato: La sombra es más poderosa que la luz se completa, entre otros, con Federico Rathge (Asistencia de Dirección), Virginia Giacosa (Jefa de Producción), Jimena Chaves (Sonido Directo), Rubén Plataneo y Mailén Aloras (Edición), Mónica Amarilla (Producción Ejecutiva), y la Música de Yannick Barman & KIKU con Blixa Bargeld, Black Cracker, David Doyon, y Cyril Regamey. Entre sus protagonistas figuran Lucía Colo Guerrero, Blu Navarro, Flor Cardú, Marian de Matteis, Ivana Ottonello, Adriana Armando, Sebastian Morselli, Raúl D'Amelio, Ariel Erbetta, Angela Sanchez, Micaela y Dilan Rodríguez, Evelyn Quiroz.