La tarde/noche del lunes 2 de diciembre de 2013, representantes de la escena local de electrónica experimental y arte sonoro se dieron cita en Casa Abasto para intercambiar observaciones sobre la movida global de hackeo de hardware, circuitos hechos a mano, bajas tecnologías, resignificación de materiales, retroalimentación, ética Hacelo Vos Mismo, flujos de información y dinámicas educativas. En un momento de esa reunión –promovida por el NO y publicada el bajo el título de “Armate uno” en el suple del 16 de enero de 2014– se habló acerca del libro Handmade Electronic Music, del compositor norteamericano Nicolas Collins, referente indiscutible en la utilización de la electrónica como recurso expresivo. Y Sebastián Rey, del dúo/laboratorio Sonido Cínico, soltó el comentario: “Estamos hablando para traerlo”. Hubo emoción y ansiedad, aunque hubo que esperar. Pero hay punto para Rey y su abnegada insistencia porque, cuatro años después, Nicolas Collins llegará a Buenos Aires para brindar conciertos y talleres.

Para ilustrar su atractiva personalidad, la imagen de portada de su sitio nicolascollins.com es una foto de 1997 del cartel de entrada de The Spitz, un antro londinense por donde pasó gran parte de la escena independiente alternativa de los ‘90 y 2000, en el que se lee: “Thurston Moore cancelado, reemplazado por Nicolas Collins”. Como estudiante de Artes en la Universidad Wesleyan durante los ‘70, Collins fue alumno del gran compositor Alvin Lucier y ha estado haciendo circuitos desde 1972 y programando computadoras desde 1978: “Hoy en día lo hago en paralelo, y por lo general lo mezclo en la misma pieza”, cuenta en un detallado mail.

Collins eligió la Universidad Wesleyan antes de oír hablar de Alvin Lucier, por su fuerte programa en música india. Sin embargo, en su cursada (1972-79) fue notable la influencia de este compositor e intérprete de obras e instalaciones que exploran las propiedades físicas del sonido a partir de fenómenos acústicos y perceptivos. “Estudiamos piezas emblemáticas del Experimentalismo Americano como I Am Sitting in a Room (Lucier), In C (Terry Riley) o Come Out (Steve Reich) cuando esas obras tenían menos de diez años. Y todos estos geniales compositores visitaban las clases de Lucier, porque no había libros de texto ni registros, y todos eran amigos suyos. Incluso John Cage vino y habló con nosotros. Al hacer música basada en la acústica, en murciélagos, en ondas cerebrales, Lucier me mostró que un ‘compositor’ podía hacer música sobre cualquier cosa, no sólo a partir de obras de Bach y Beethoven, por los cuales nunca tuve sentimientos muy profundos. Más tarde aprendí cuán esencial era la ‘musicalidad’ más o menos tradicional, pero el mensaje de Alvin me dio el estímulo para considerar la música a pesar de mi inseguridad.” Aunque personalmente no estaba interesado en circuitos y computadoras, Lucier alentó a sus alumnos a estudiarlos porque pensó que sostenían el futuro. Llevó a David Tudor y David Behrman, y los empujó a aprender programación.

“Distorsión es verdad” es una declaración que tomás prestada de Robert Poss, guitarrista de los noiseros Band of Susans, y que debería ser enseñada en todas partes. Recientemente, Poss subió una foto de su proyecto Tot Rocket and The Twins, donde figurabas como productor. ¿Qué onda esa experiencia?

–Lo conocí cuando estudiábamos en Wesleyan. Me invitó a producir un EP de cuatro canciones de Tot Rocket y lo hice en un estilo bastante directo, post-Clash. Pero para su siguiente banda, Western Eyes, me mandé a fondo con técnicas extrañas de producción extraídas directamente de mi trabajo. Se convirtió en un clásico de culto pero pude haber matado a la banda, ya que no era reproducible en el escenario. Por otro lado, continúo haciendo el “pedal extraño” para él, que es mi único cliente, y colaboramos de vez en cuando. Es un músico brillante.

Involucrado en los avances que brindan tangibilidad a la computadora, como el uso de Arduino, Collins entiende que los estudiantes en la escuela de arte y los participantes en talleres alrededor del mundo “todavía aman el sonido electrónico de mandar mano a los circuitos y su indeterminación incorporada”. Además, los estudiantes de arte “aman las ‘cosas’, y un circuito casero en una caja de cigarrillos tiene más ‘cosificación’ que un patch de Max”.

Las computadoras solían ser descartadas de las performances en vivo, pero software como Ableton Live y hardware como Arduino o Raspberry Pi cambiaron eso. ¿Son los eslabones que faltaban en la unificación de los mundos analógicos y digitales?

–En realidad la gente viene haciendo música con computadoras desde que se inventaron, a finales de 1940. Cuando aparecieron las primeras accesibles, como la Kim-1 (1976), jóvenes compositores que habían estado haciendo circuitos, muchos discípulos de David Tudor, como yo, saltamos a la programación. La Liga de Compositores de Música Automática hacía música en red enlazando varias de estas primeras máquinas a finales de los ‘70, una década antes de la world wide web. Así que la programación es parte de la música experimental hace más de cuarenta años. En los ‘80, los secuenciadores y editores de sintes entraron al mercado MIDI, que aumentó la visibilidad de la computadora en la música pop. En los ‘90, las estaciones de trabajo de audio digital fueron cada vez más accesibles. Y después de 2000, todos en la música se habían pasado a dispositivos digitales para la grabación, la reproducción y la mayoría de la creación también. Pero la programación real, con Max, Pd, SuperCollider y tales, tomó más tiempo. Ableton sirvió como un puente popular entre la secuenciación/grabación y la programación creativa real.

Arduino fue un gran paso para convertir la laptop en un instrumento. Y como director de STEIM (Amsterdam), Collins trabajó en un precursor de Arduino, el SensorLab: “Era demasiado costoso y la programación era más difícil en aquellos días previos a compartir códigos open-source vía web, lo que ha sido tan esencial para el éxito de Arduino como para su bajo costo. La Raspberry Pi y sus amigos están llevando la informática al siguiente nivel de aplicación artística: instrumentos digitales integrados, portátiles pero potentes”.

En los últimos años, Collins se concentró en tres tipos de piezas. “Primero, trabajos para músicos generalmente improvisadores, y a menudo de instrumentos convencionales, a partir de escritura en pentagrama generada por computadora en tiempo real (por ejemplo, para el análisis acústico). Además, circuitos complejos que necesitan de varios ejecutores; y en utilizar circuitos para generar material de sonido impredecible como entrada para un programa de computadora más racional.”

¿A dónde creés que se dirige la escena musical de hackers DIY?

–A la nanotecnología: incrustando núcleos digitales cada vez más sofisticados en dispositivos cada vez más pequeños. Tengo curiosidad por ver en qué punto se desarrollarán los altavoces, ya que ahora deberíamos tener altavoces focalizados económicos y subwoofers en miniatura.


Haciendo la Collins

De todos sus hackeos, Nicolas reconoce como favorito el ejercicio de revivir circuitos muertos como una motherboard o un celular con simples circuitos externos para crear osciladores tremendamente complejos. Esos trabajos quedaron registrados en Salvaged y The Royal Touch, que tocará en concierto en Buenos Aires, además de brindar talleres y conferencias. El 23/5 irá a la JAMTec de la Universidad Nacional de Quilmes, para dar una conferencia de una hora (a las 12) y un workshop de cuatro (a las 14). El 24/5 cruzará a Montevideo para el Festival Monteaudio, donde el 25/5 dará su workshop. El viernes 26/5 y el sábado 27/5, en tanto, estará en el Centro de Arte Sonoro CASo, de la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985), para dar workshop y concierto.El lunes 29/5 protagonizará un Taller de Osciladores en la Sede Caseros II de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Valentín Gómez 4752, de 14 a 17) y una entrevista pública en el auditorio de esa sede (a las 18).


Reglas de hackeo

Handmade Electronic Music - The Art of Hardware Hacking fue publicado en 2006 por Routledge, tuvo edición actualizada en 2009, traducciones al coreano y al japonés y una inminente al español. Gestado durante sus primeros años como docente en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago, el libro surgió como un compilado ante las inquietudes de sus alumnos por la falta de inmediatez y textura en los medios digitales. “Como un reformatorio o Candyland, este libre esta desprovisto de teoría, pero es estricto en reglas”, dice Collins, que las especifica antes de sumergirse en circuitos y bobinas, aprender la esencial habilidad de soldar, hacer un micrófono piezoeléctrico, experimentar con fotorresistencia LDR o construir un oscilador en base al integrado CMOS Hex Schmitt Trigger.

1. ¡No temás! La ignorancia es una bendición, cualquier cosa que valga la pena hacer, vale la pena hacerla mal. Dos “mal” pueden hacer un “correcto”.

2. No desarmés nada que vaya conectado directo a la pared. Trabajaremos casi exclusivamente con circuitos alimentados a batería. Cosas alimentadas a AC pueden matarte.

3. Es más fácil desarmar algo que volver a armar. Considerá el costo de reemplazo antes de abrir.

4. Tomá notas de lo que estás haciendo a medida que avanzás, no después. La mayoría de los cables se ven muy parecidos. Y especialmente importantes son los que van a la batería.

5. Evitá conectar la batería al revés; puede dañar el circuito.

6. Muchos hackeos son como mariposas: hermosos pero de corta vida. Muchos de los que hagás, especialmente al comienzo, pueden eventualmente destruir el circuito. Aceptá eso. Si suena bien, grabalo tan pronto como puedas y tomá nota de lo que le hiciste al circuito para recrearlo luego.

7. Tratá de evitar hacer corto. Y también hacer conexiones aleatorias entre puntos de una placa, porque puede dañarla, inevitablemente en el momento menos conveniente.

Si hicieras una segunda parte de Handmade Electronic Music, ¿en qué aspecto indagarías?

–Durante un tiempo quise hacer un “libro de cocina DIY” con circuitos y software de docenas de artistas. Pero los libros toman mucho tiempo de armado y ando ocupado con otros proyectos. Y estoy vacilante en cuanto a reforzar mi imagen como “el chabón del hacking”, pues en estos días paso diez veces más tiempo programando código que soldando. Solía decir que tan pronto como sintiera que tenía “un estilo”, intentaría cambiarlo conscientemente. Tal vez ésa es una esencia del Experimentalismo, probablemente lo más parecido a una religión, pero también a una forma de suicidio de carrera.