Sólo la vinculación de los tres policías con maniobras delictivas, en combinación con los incentivos a la mano dura, pueden explicar la criminal actuación del inspector Gabriel Isassi (a cargo del grupo), el oficial José Nievas y el oficial mayor Fabián López. Su intervención en el homicidio de Lucas González plantea una serie de preguntas, algunas de las cuales no tienen respuestas, salvo que se mire por debajo de la superficie.

🔴 En vivo. Cómo sigue el caso del asesinato de Lucas González


1.- ¿Qué instrucciones tiene un policía a la hora de una persecución?

No debe dispararle ni siquiera al vehículo al que persigue -explicaron especialistas policiales a Página/12-. Si impacta en el baúl, por ejemplo, corre el riesgo de que dentro haya un secuestrado y que de esa manera lo hiera o mate. Lo mismo respecto del resto del vehículo. Sólo se debe disparar a los neumáticos. Esto vuelve inexplicable que Lucas, según la versión de la familia del chico, tenga dos disparos en la cabeza. La autopsia no había empezado al cierre de esta nota, esencialmente por trámites relacionados con la donación de los órganos.

2.- ¿Qué sucede cuando la persecución la hace personal de civil en un móvil no identificado?

“Policías de civil hay en todo el mundo -señala el criminalista Raúl Torre-. En el momento de actuar su obligación es identificarse. Es evidente que debieron poner sobre el vehículo la baliza móvil que tienen, poner a funcionar la sirena, colocarse las gorras y las identificaciones colgando del cuello”. Torre le relató a este diario las veces que tuvo que intervenir, estando en actividad, en tiroteos entre policías de civil porque no se identificaban. A veces los tiroteos fueron entre miembros de distintas fuerzas, otras veces entre integrantes de brigadas de investigación y brigadas de comisarías, las dos brigadas de la misma fuerza.

3.- ¿Por qué no se identificaron?

En la foto que exhibió Canal 9 el viernes, está clarísimo que el vehículo de los policías hostiga por detrás y desde la izquierda al auto de los chicos. No hay identificación alguna. La foto muestra un instante previo a los disparos mortales, porque Lucas iba sentado del lado del acompañante y de ese lado venían “apretando” los policías. Que no hayan hecho algo tan elemental como identificarse con baliza y sirena tiene dos explicaciones posibles. Por un lado, patoterismo, el espíritu de la mano dura, “yo soy policía y hago lo que quiero”. Por el otro lado, sugiere que los policías estaban haciendo lo que cuentan los vecinos: esperar a chicos y grandes, pedirles coimas, sacarles cosas. Peor aún, agarrar a alguno que fue a buscar algún estupefaciente y sacarle dinero a cambio de no detenerlo. En el caso no está en cuestión sólo el discurso de la mano dura, sino también la relación de brigadas y patotas policiales con el delito. Es público y notorio que eso ocurre en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires.

4.- ¿En qué estado estaban los policías?

Si cualquier ciudadano perpetra un homicidio, en el 90 por ciento de los casos se ordena su detención casi de inmediato, sobre todo para preservar la investigación. En este caso, esa medida era todavía más que razonable, porque los policías dedicaron las primeras horas a encubrir sus acciones y a difundir que Lucas era un delincuente, un razonamiento vergonzoso, porque ni a un delincuente se le dispara en la cabeza. Además, en este caso y en cualquier otro de homicidio, se exige sacarle sangre de inmediato a los imputados para saber en qué estado se encontraban: ¿alcohol? ¿drogas? Según parece, con las maniobras iniciales en las que dijeron que los jóvenes les dispararon o exhibieron un arma, y que eran tres delincuentes, la extracción de muestras se demoró. Habrá que ver si eso les dio una ventaja decisiva a la hora de detectar en qué estado se encontraban.

5.- ¿Quién será responsable del homicidio de Lucas?

Las pericias balísticas y los dermotest no se entregaron todavía en el juzgado de Martín Del Viso ni en la fiscalía de Leonel Gómez Barberá. Las armas fueron secuestradas por el juez de Menores, Alejando Cilleruelo, y habrá que hacer el cotejo con el proyectil o los proyectiles extraídos del cuerpo de Lucas. El dermotest es la búsqueda de plomo, bario y antimonio en la palma de las manos de los efectivos. Eso constata si dispararon o no. En principio, en el auto había cuatro proyectiles, lo que indica que debe haber no menos de cinco o seis disparos de los policías, una monstruosidad. Más todavía si se tiene en cuenta que nadie les disparó a ellos, que no se defendieron de nada. La lentitud en el expediente llama la atención. Inicialmente, la imputación por homicidio, agravado por ser policías, será para los tres, pero habrá que ver si los tres dispararon. El juez podría hacer una distinción, pero no es seguro que la haga. Isassi, en principio, tiene además responsabilidad operativa porque estaba a cargo del grupo.