La causa por el asesinato de Lucas González avanza y este domingo la Justicia allanó la Comisaría de la Policía porteña desde la que operaba la brigada de civil de Gabriel Isassi, José Nievas y Fabián López, los policías detenidos por el crimen. Secuestraron registros de las operaciones, ya que, según pudo saber Página/12, los fiscales a cargo de la investigación no descartan ampliar las imputaciones a otros policías que intervinieron luego de que la brigada disparara contra el auto de Lucas y sus tres amigos. Entre otros puntos, la Justicia investiga el intento de encubrir del crimen, las pruebas fraguadas, la detención ilegal de los chicos y la atención recibida en el hospital por Lucas. 

Este domingo, en tanto, el fiscal Leonel Gómez Barbella y su colega de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), Andrés Heim, confirmaron la ampliación de las imputaciones contra los tres detenidos. Además del homicidio agravado con alevosía de Lucas, los fiscales los acusan de intentar matar y de privar ilegalmente de la libertad a los otros tres chicos, que este lunes brindarán su testimonio en sede judicial. También para este lunes están pautadas las indagatorias de Isassi, Nievas y López.

La jornada del domingo comenzó temprano con el allanamiento de la Comisaría 4D, ubicada en California 1850, en la que prestaban servicios los tres agentes de la Brigada 6 de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna N°4. Mientras los familiares y amigos de Lucas iniciaban el entierro en el cementerio Parque Iraola de Hudson, en Barracas la Justicia secuestraba los registros de las operaciones del pasado miércoles, con especial atención en las actuaciones labradas en los momentos previos y posteriores a los hechos, cuando la Policía porteña difundió que a las 9 30 de la mañana un "delincuente" había sido baleado tras un "enfrentamiento" en el cruce de Alvarado y Perdriel.

Con los tres agentes ya detenidos, los fiscales se encaminan a recolectar más pruebas. Además de intentar determinar si los efectivos que interceptaron a los chicos sin identificación, sin baliza móvil y sin sirena, estaban cumpliendo funciones (y, en ese caso, cuáles funciones), buscan trazar el escenario general en el que se produjo el asesinato. En ese proceso, no descartan ampliar las imputaciones y que sean más los agentes comprometidos por sus actuaciones en las horas posteriores a la balacera de la brigada comandada por Isassi.

Por lo pronto, hay un hecho concreto y es que los amigos de Lucas estuvieron detenidos en un Centro de Admisión y Derivación (CAD) sin haber cometido delito alguno. Julián, el chico que manejaba el Suran, ya denunció públicamente que las dos agentes a las que les solicitaron auxilio los terminaron esposando. "Nos dijeron que tenían que pegarnos un tiro por villeros", contó Julián días atrás, en declaraciones a la señal IP. El chico agregó que, mientras manejaba con su amigo baleado a su lado, pidió ayuda a un patrullero que no se detuvo a auxiliarlo.

Fuentes judiciales confirmaron a este diario que los tres chicos están citados a dar su testimonio este lunes a partir de las 9 de la mañana. Luego de entrevistarse con profesionales de a la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas (Dovic) del Ministerio Público Fiscal, los tres sobrevivientes de la balacera policial relatarán ante los fiscales lo que vivieron el pasado miércoles por la mañana.

En tanto, Cintia López y Mario González, los padres de Lucas, están citados a declarar el martes. Por la tarde del lunes, a las 19 horas, se realizará la marcha al Palacio de Justicia que convocan los familiares y amigos del chico asesinado. También para este lunes están previstas las indagatorias de los tres detenidos, que declararán frente a los fiscales y el juez de la causa, Martín Del Viso, aunque aún no se fijó el horario de inicio.

Como adelantó Página/12, los fiscales confirmaron este domingo la ampliación de la acusación formal contra Isassi, Nievas y López y ya no solo están imputados por el "homicidio doblemente agravado por haber sido cometido por miembros de las fuerzas policiales abusando de sus funciones y con alevosía". Ahora, los integrantes de la brigada enfrentan también la acusación por la tentativa de ese mismo delito contra los otros tres chicos, además de su "privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional".

"El despliegue policial consistente en instrumentar un procedimiento ilegal con sustento en la ilegítima detención de los jóvenes con miras a presentar los sucesos ocurridos, esto es, un escenario en el que resultara, además, gravemente herido uno de los presuntos imputados, configura una maniobra delictiva", consideraron los fiscales en la resolución con la que ampliaron las imputaciones. "Los agentes mencionados abrieron fuego provocando la muerte de uno de los jóvenes e intentando dar muerte a los restantes tres con alevosía (aprovechando la indefensión de las víctimas y la intención de los autores del hecho de obrar sin riesgos)", agregaron.

En cuanto a la detención de los tres chicos, señalaron que "fueron tratados como imputados y sometidos a la justicia de menores a raíz de la falsa versión aportada por los agentes". En el documento al que accedió este diario, Gómez Barbella y Heim también sostuvieron que los policías crearon "versiones falaces" de los hechos para "enmascarar con visos de legalidad una actuación que, a todas luces, no lo fue". En este sentido, la nueva acusación también incluye el delito de "falsedad ideológica".

Uno de los ejes claves para esta imputación es la famosa réplica de arma de fuego que se secuestró posteriormente a los hechos en el Suran de los chicos. La réplica, indicaron los fiscales, tenía una inscripción que decía "The Punisher". "Dado todo lo producido hasta el momento en la investigación, habría sido plantado en el lugar por el personal policial", asguraron Gómez Barbella y Heim. Los fiscales añadieron que, además de que no existió tiroteo alguno, de las investigaciones se desprende que Lucas y sus amigos "no habrían esgrimido ningún tipo de arma".

En cuanto al tratamiento recibido por Lucas luego de ser baleado, los fiscales mencionan en el documento que, durante su estadía en el Hospital Penna, antes de ser trasladado al Hospital El Cruce de Florencio Varela, la fuerza porteña dispuso una consigna policial, como sucede cuando se hospitaliza a alguien acusado de un delito. Esto coincide con lo denunciado por los padres de la víctima, que aseguraron que Lucas fue tratado como un delincuente durante su estadía en el Penna. Resta determinar, además, si esa situación no demoró el traslado del chico baleado en la cabeza al centro de salud de Varela, que cuenta con instalaciones de Alta Complejidad.

Para los próximos días se esperan también los resultados de las diversas medidas de prueba que están en proceso. Será clave lo que determinen los peritajes balísticos y los dermotest para establecer el arma (o las armas) de la que partieron las balas que asesinaron a Lucas, y las otras tres que impactaron en el auto. La autopsia determinó que el chico recibió el impacto de dos balas, una en el cráneo y otra en el pómulo. En el Suran de los chicos, en tanto, no se halló más que ropa de fútbol, mochilas, botineros y galletitas.