Dos de los tres policías de la Ciudad detenidos por el crimen del adolescente Lucas González admitieron este lunes ante la Justicia haber disparado sus armas contra el auto en el que la víctima iba con tres amigos por el barrio porteño de Barracas, durante las declaraciones indagatorias en las que se quebraron y lloraron en varias oportunidades.

Fuentes judiciales informaron a Télam que los acusados dieron una versión distinta sobre cómo ocurrió el asesinato del joven futbolista de Barracas. Sin bien admitieron haber disparado contra los jóvenes, argumentaron haber realizado el procedimiento de un modo distinto al contado por los jóvenes baleados por la Policía de la Ciudad.

Según dijeron, se bajaron del auto Nissan Tiida de la Brigada de Investigaciones de la Comuna 4 al grito de "policía" y con los chalecos identificatorios puestos, y que también hicieron sonar la sirena, aunque no encendieron las luces azules del rodado porque no funcionaban.

También se defendieron al decir que se sintieron amenazados porque suponían que podían tener armas o drogas, y dijeron que jamás imaginaron que se trataba de cuatro futbolistas.

El oficial José Nievas, el oficial mayor Fabián López y el inspector Gabriel Alejandro Isassi declararon ante el juez de instrucción Martín Del Viso, no aceptaron preguntas y dos de ellos reconocieron haber disparado contra los jóvenes, aunque aún no está claro quién causó las heridas mortales.

Isassi, quien estaba a cargo de la brigada, lloró en dos oportunidades cuando declaró ante el juez, acompañado por su abogado, Alfredo Oliván. En su declaración, explicó que estaban trabajando por orden de una fiscalía penal, contravencional y de faltas de la Ciudad de Buenos Aires e identificó el número de expediente, para su corroboración por parte del juzgado.

Isassi describió las maniobras del VW Suran en el que desplazaban los cuatro jóvenes como "sospechosas" y afirmó que pensó que podía tratarse de algo vinculado con drogas, aunque no explicó por qué.

Según su relato, en dos oportunidades hicieron sonar las sirenas y dieron la voz de alto, pero que los chicos emprendieron una maniobra de huida en la cual rozaron al rodado de la brigada.

El relato discrepa con la versión de las víctimas, quienes aseguran que no hubo sirena ni voz de alto, como tampoco chalecos identificatorios, que los policías aseguran que tenían colocados.

Isassi, al igual que los otros dos imputados –quienes declararon posteriormente- no hizo mención a la supuesta arma que fue hallada en la parte posterior del vehículo y que apareció mencionada en una modulación en la que los policías dieron cuenta a sus superiores sobre los hechos.

Según el fiscal Leonel Gómez Barbella, todo indica que esa arma de juguete fue "plantada".

La declaración de Nievas, que era quien manejaba el vehículo de la brigada, se inscribió en la misma descripción de Isassi pero, en su caso, reconoció haber disparado.
López, por su parte, también lloró durante la indagatoria y admitió haber disparado, aunque dijo haberlo hecho desde la parte posterior de la Suran porque escuchó detonaciones y supuso que sus compañeros estaban en peligro.

Además, contó que la orden de interceptar al rodado en el que viajaba Lucas González la dio Isassi.

Los tres pidieron ser alojados en una celda alejada del contacto con presos comunes porque desde que se presentaron detenidos sufren amenazas sobre golpizas, violaciones o incluso de muerte.