Un reciente estudio realizado en Madrid confirmó lo que muchas familias ya sabían de primera mano: la dificultad a la hora de establecer buenas prácticas de crianza en relación al uso de pantallas y nuevas tecnologías. Los ejemplos abundan: niños y niñas que tienen el celular al alcance de la mano desde muy temprana edad, aquellos que pasan muchas horas en el clásico “enchufados” a la tablet o los más adolescentes que hasta comen con el celular en la mesa. Pero qué pasa cuándo los adultos ponen límites y esos límites no se reflejan en el uso que ellos mismos hacen con la tecnología.

Según una encuesta realizada por Kaspersky, una empresa dedicada a la seguridad informática, el 61 por ciento de las madres y padres imponen a sus hijos determinadas normas en relación con el uso de dispositivos móviles e internet que ellos luego no cumplen. El famoso “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”.

Al 53 por ciento de los padres, sigue el estudio, le gustaría que sus hijos pasaran menos de dos horas con el celular, aunque el 82 por ciento reconoció que ellos mismos lo utilizan durante más horas. Casi la mitad de los encuestados admitió que pasa conectados con el celular entre 3 y 5 horas diarias. Tiempo que el 62 por ciento calificó de normal.

La buena noticia es que el 58 por ciento de los padres intenta establecer hábitos digitales saludables que incluyen además de los niños a todos los miembros de la familia. Esto tiene que ver con una tendencia que creció en el último tiempo sobre repensar el hecho de estar todo el día conectado y buscar momentos de desconexión.

Cuando el ejemplo es todo

Para los especialistas en crianza digital -como se llama al submundo de prácticas de crianza relacionadas con el mundo de la tecnología- el ejemplo está entre las dos herramientas fundamentales. “Dar el ejemplo y empezar temprano”, repite Sebastián Bortnik, experto en tecnología y seguridad informática y autor del libro "Guía para la crianza en un mundo digital", cada vez que los padres le piden una respuesta mágica.

Qué hacer con los chicos que están todo el tiempo con el celular es una de las preguntas recurrentes que recibe Bortnik cuando da charlas ya sea con padres o en escuelas. Para no caer en la demonización de la tecnología, advierte que es uno de los tantos desafíos que impone la crianza. “Pasa lo mismo que con la alimentación saludable. Mi hijo comía súper sano y ahora quiere comer lo mismo que yo. Si yo quiero que siga comiendo sano voy a tener que comer así también”, pone de ejemplo algo que sucede en su casa con su hijo de 16 meses.

“Cuando se trata de preadolescentes el problema más común que plantean los padres es que están todo el tiempo con el celu, que no les dan bola, que viven como en un mundo paralelo. Los padres de nenes chiquitos, en cambio, me dicen que es imposible seguir la recomendación de no usar celular los primeros dos años y lo menos posible hasta los 5. Pero entonces cuando se quejan de cómo los adolescentes usan el celular todo el tiempo, la pregunta es quién les enseñó”, ironiza el especialista.

Bortnik insiste en la importancia de educar con el ejemplo y, en este sentido, mejorar la relación de los adultos con la tecnología. “Si nosotros no mejoramos nuestra relación con la tecnología, no vamos a poder mejorar la crianza de nuestros hijos. Lo bueno es que cada vez se está hablando más del tema de no volvernos adictos y de desconectarnos. Pero mientras resolvemos nuestra relación como adultos qué hábitos le estamos dando a los chicos”, plantea.

Adultos analógicos criando niños digitales

Para el especialista en crianza digital, el problema de toda una generación de padres y madres es que deben acompañar a sus hijos al mismo tiempo que aprenden a relacionarse con la tecnología. De ahí la frustración. “No teníamos un celular cuando éramos chicos y hoy los chicos tienen uno desde muy temprano. Cuando nuestros viejos nos criaron nuestra infancia fue más parecida a la de ellos. Ahora con relación a la tecnología, nada que ver. Tenemos que aprender y al mismo tiempo enseñar”, insiste Bortnik.

En este sentido, para Bortnik es fundamental el papel que pueden jugar las escuelas a la hora de implementar consensos colectivos entre la comunidad. “Cuando una familia le da un celular al chico dispara el típico: por qué pirulo tiene y yo no. La escuela ahí tiene una oportunidad enorme para generar comunidad y acompañar colectivamente a las familias”, dice por último.

Recomendaciones para la crianza digital

Lo primero que aclara Bortnik cuando da consejos sobre el uso de la tecnología es que cada familia lo adapta a su propia realidad. Las recomendaciones siguen la línea de lo aceptado internacionalmente por las sociedades de pediatría.

  • Sin pantalla hasta los 18 o 24 meses. Cuánto más cerca de los 2 años mejor.
  • Las videollamadas con familiares sí están permitidas antes de los dos años, incluso desde antes de la pandemia, ya que es un nuevo formato de comunicación. Acá lo importante, remarca, es que el niño no manipule el teléfono.
  • Entre los 2 años y los 5 la recomendación es de hasta una hora de pantalla por día, siempre acompañado por un adulto. “Es un acuerdo para ver una película o un video puntual, y se hace en compañía”, explica.
  • A partir de los 6 años debería haber un aumento progresivo de la independencia, con mucho foco en la calidad y diversidad. “El objetivo de la crianza digital es que a los 12 años tienen que ser autónomos en el uso de celulares y pantallas”, agrega.
  • Lo ideal, dice Bortnik, es que los chicos reciban su primer celular propio a los 12 años. “A esta edad van a hacer un uso del celular como un adulto. Por eso es fundamental que les hayamos dado todas las herramientas para saber cuidarse y saber pedir ayuda”. Antes puede haber un celular compartido para el uso de los chicos de la casa, dice a modo de ejemplo.

Errores y tabúes

“El mayor error que podemos cometer los padres es el de pensar que como los chicos manejan la tecnología mejor que nosotros no nos necesitan. Hay que acercarse, no invadir, y pedir que nos muestren qué ven o nos enseñen a jugar tal juego. Preguntarles si el juego tiene chat (podrían hablar con extraños), ayudarlos a usar TikTok de manera segura”, remarca.

Por último, Bortnik plantea que el uso del celular e internet posiblemente exponga a los niños a contenido indebido por lo que el desafío es superar los tabúes y permitir el diálogo. “Hoy tenemos que abordar temas con los chicos a edades más tempranas de las que nos habíamos imaginado. Y eso nos genera complicaciones por tabúes o porque hay que readaptarnos a la niñez de hoy. Cuanto más abierto sea el diálogo mejor nos va a ir”, concluye.