La presencia de la actriz Valeria Lois en Rosario encontró una continuidad feliz: con pocos días de diferencias, pudieron verse La vida extraordinaria, junto a Lorena Vega y con dirección y dramaturgia de Mariano Tenconi Blanco, y La mujer puerca, con dirección de Lisandro Rodríguez, sobre obra de Santiago Loza. Ahora es el turno de Precoz, basada en la novela de Ariana Harwicz, y con Lorena Vega en la dirección. Así como en las puestas anteriores, las críticas y los comentarios acompañan con elogios a la actriz: Lois destella en estas caracterizaciones, intensas e imperdibles. Precoz indaga en la relación entre una madre y un hijo (Tomás Wicz), situados en un escenario hostil; y se presenta hoy a las 21 en Teatro La Comedia (Mitre 958).
“Quizás el personaje de Precoz tiene algunos datos que lo hacen más difícil, porque es madre, y porque lo que le pasa lo transita con el hijo. Entonces, hay algo de eso que es más duro en el cuerpo de una mujer. Los personajes de las tres obras, por supuesto que me dan trabajo en el sentido literal, pero también mucho placer. Siempre digo lo mismo, yo la paso mal cuando discuto con mi vieja o cuando tengo que ir a pagar algo al banco, pero no la paso mal cuando actúo cosas muy profundas o tremendamente dolorosas. Hay algo de ese trámite o de esa actuación que incluso brinda alegría, brinda calma, es alimento para el espíritu y para el cuerpo, genera cosas buenas”, comenta Lois a Rosario/12.
-A esas angustias, parece que en escena las estás atravesando también.
-Así como en las otras obras, aquí se trata de un grupo de gente con el que uno comparte un criterio, como si te dijera un criterio de vida, y eso es a fondo, pero también con un poco de lectura sobre eso; quiero decir, hay algo heroico, pero también un guiño, no es que me clavo un puñal en el corazón (risas), no me inmolo. Justo antes de inmolarme, guiño un ojo, no sé cómo decirte; y después, quizás sí, fenezco. Pero me parece que siempre tiene que estar esa puerta algo abierta, tiene que correr un chiflete de aire que le quite el peso total a la situación. También me gustan otros teatros, pero lo que me conmueve es cuando yo puedo ver un poco a través del actor y de la actriz.
-De por sí, entiendo que la poética de Ariana Harwicz te atrajo.
-¡Sí! A la novela te la devorás. Por el deseo, por la necesidad de saber qué pasa y qué pasó. La adaptación que hicieron Juan Ignacio (Fernández) y Lorena (Vega) está buenísima, porque humaniza los personajes, y arma un dúo de madre hijo medio inseparable. Son dos personas que no tienen a nadie más en el mundo, nadie que los quiera, los comprenda y los deteste tanto como entre ellos. Son irremediablemente inseparables. Y a mí me encanta contar esta historia, porque es heavy, es difícil de ver y es difícil de actuar. Y por eso nos pide a todos que prestemos mucha atención a lo que estamos viendo. Me parece que nos aprecia como espectadores y como actores, porque nos pide tener una gran comprensión de algo difícil de bancar. Hay humor, hay terror, hay drama. La vida extraordinaria y La mujer puerca son obras muy intensas, que me piden mucho, pero en Precoz siento que una locomotora me viene corriendo atrás (risas). Entre que huyo y no puedo parar, no tengo dónde meterme, tengo que seguir para adelante. Y eso está buenísimo, es una sensación muy linda, muy grata, no le tengo miedo a eso. Cada vez que vamos a arrancar la función, con Tomás nos miramos como diciendo "¿qué hicimos para estar acá?". De una manera graciosa te lo digo, porque es un poco esa sensación, la de entrar a un round, la de entrar a ver un monstruo y que te cierren la puerta y tenés que enfrentarlo. Hay algo que empieza y no para en Precoz, tiene eso.
-¿Cómo te llevaste con Lorena Vega como directora?
-Yo me había ido de la obra al momento de comenzar a ensayar el papel, y volví cuando Julieta Díaz ya no pudo hacer más el personaje. Lore me dijo: "Te lo tengo que ofrecer primero a vos, podés decirme que no". Las dos pensábamos, con todo el miedo del mundo, a que algo saliera mal. Hicimos chistes con eso y nos arriesgamos, pero sabiendo también que era muy difícil que las cosas salieran mal. Con ella como directora, te podría decir que salió tan redondo como lo es actuar juntas. Cuando me dice algo, yo lo comprendo perfectamente, estoy de acuerdo y me sirve. Tengo todo a mi favor, porque estar de acuerdo, comprender, y que la observación sea útil, es sacarte la grande. Y lo sumo también a Tomás, porque es mucho más joven y porque tiene que sumarse a un dúo que ya se conoce. Entre los tres salió todo bien, la comprensión entre nosotros es total, y eso me parece que se ve.
Valeria Lois dice estar encantada con venir a Rosario y con visitar otros lugares, porque “ir a otra ciudad con la obra es importante en este momento; hay mucho teatro, hay muchas cosas haciéndose, y es necesario estar en otro lugar y ver otro público. No es que conozcamos al público porteño, pero hay un ritmo, una forma, un conocimiento de ese espacio y de ese teatro. Llegar a otro lugar y estar en contacto con otra gente, en un momento donde todo es medio triste, complicado y angustiante, es muy relevante”.