La Corte Suprema de Estados Unidos autorizó el viernes a los tribunales federales impugnar una ley sobre el aborto de Texas muy restrictiva, pero sin llegar a suspender su aplicación. La decisión elimina los obstáculos procesales que hasta ahora impedían a los tribunales federales bloquear esta legislación estatal, a pesar de que viola la jurisprudencia de la máxima instancia judicial.

El fallo fue aclamado por los opositores al aborto, quienes estaban complacidos de que la ley siga en vigor.

Los defensoras del derecho de la mujer a interrumpir el embarazo mostraron por su lado confianza en finalmente obtener su bloqueo.

"El presidente está muy preocupado por la decisión del Tribunal Supremo que permite a SB8 (el nombre de la ley de Texas) seguir en efecto dadas las consecuencias que la ley tiene para las mujeres en Texas y en todo el país y para el Estado de Derecho", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.

La portavoz aseguró que Biden está comprometido con el derecho al aborto, que fue reconocido en Estados Unidos en 1973 gracias al fallo en el caso "Roe contra Wade", en el que se estableció que una mujer puede acabar con su embarazo en los primeros seis meses de gestación.

En vez de depender de ese histórico fallo para proteger el aborto, Psaki reiteró el deseo de Biden de que ese derecho se recoja en una ley que sea aprobada por el Congreso.

En septiembre, la Cámara Baja aprobó un proyecto de ley que blindaría el derecho al aborto en todo el país y dejaría sin validez los vetos en Texas y otros estados, pero que no tiene prácticamente ninguna posibilidad de salir adelante en el Senado porque necesitaría varios votos de la oposición republicana.

Sin embargo, Psaki dijo que la Casa Blanca se puso en contacto con los líderes demócratas en el Congreso para aprobar esa norma y expresó "esperanza" de que vaya a salir adelante.

Una ley muy particular

Vigente desde el 1° de septiembre, la legislación de Texas, un estado conservador, prohíbe a las mujeres abortar después de las seis semanas de gestación, cuando se empiezan a sentir los latidos del feto, incluso en caso de incesto o violación.

La Corte Suprema reconoció en 1973, y confirmó en 1992, el derecho de las mujeres al aborto mientras el feto no sea viable, es decir entre las 22 y 24 semanas de embarazo.

Además, la legislación texana presenta un dispositivo excepcional, que hasta ahora ha complicado la intervención de la justicia federal.

En efecto, encomienda a los ciudadanos "exclusivamente" la tarea de hacer cumplir la prohibición de abortar después de las seis semanas, alentándolos a emprender acciones civiles contra las personas y organizaciones que ayudan a las mujeres a interrumpir el embarazo, prometiéndoles a cambio una indemnización de 10.000 dólares.

Llamada a pronunciarse sobre el tema al entrar en vigor la ley, la Corte Suprema, de mayoría conservadora, se amparó detrás de estas "nuevas cuestiones de procedimiento" para negarse a intervenir.

Su inacción, vista como una señal de la influencia de los tres magistrados designados por el expresidente republicano Donald Trump, había sido fuertemente criticada por los sectores demócratas más progresistas.

El presidente de EEUU, el demócrata Joe Biden, criticó una decisión que "insulta el estado de derecho".

"Efectos siniestros"

Pero desde entonces se intensificó la batalla legal, obligando al máximo tribunal a tomar el caso.

Durante una audiencia el 1 de noviembre, los jueces de la Corte Suprema mostraron en su mayoría escepticismo sobre el mecanismo de la ley de Texas.

Finalmente, este viernes "ocho miembros de la Corte coinciden en que" el principio que ampara la soberanía de los 50 estados "no impide los procesamientos en tribunales federales", según su decisión, que solamente no apoyó el juez conservador Clarence Thomas.

El presidente de la Corte, John Roberts, y los tres magistrados progresistas, agregaron, en un texto aparte, desear que los tribunales bloqueen rápidamente esta ley "dados sus efectos siniestros y persistentes".

Durante más de tres meses, "a las mujeres embarazadas en Texas se les ha negado el acceso al aborto en su propio estado después de seis semanas de embarazo. Algunas han ejercido sus derechos viajando a estados vecinos, pero muchas otras no", destacó la jueza progresista Sonia Sotomayor.

"La Corte debería haber puesto fin a esta locura hace varios meses", continuó la magistrada, quien consideró que "estaba mal entonces y sigue estando mal hoy".

"Encantados"

"Una vez más, la Corte Suprema ha renunciado a su deber de proteger la Constitución al permitir que la ley de Texas, la más radical y sin precedentes en el país, a permanezca en vigor", denunció la organización feminista Women's March.

Sin embargo, "no vamos a dejar de luchar", respondió en su cuenta de la Twitter la organización Whole Woman's Health, que opera cuatro clínicas en Texas y ha tomado acciones legales contra la ley. "Ya hemos ganado casos que parecían imposibles y sabemos que vamos a volver a hacerlo", sentenció.

Mientras tanto, los adversarios del derecho al aborto celebran haber ganado tiempo. "Estamos encantados de que la legislación de Texas sobre los latidos de corazón siga vigente y salve la vida de bebés por nacer", destacó Marjorie Dannenfelser, presidente del grupo Susan B. Anthony List.

"Y estamos esperando con ansiedad la decisión judicial" sobre una ley que prohíbe abortos en el estado sureño de Misisipi a partir de las 15 semanas de embarazo, agregó.