“Porque todo el disco gira alrededor de la guitarra acústica”, contesta Miguel Cantilo ante la remanida, y consabida pregunta cada vez que un músico está de estreno: ¿Por qué se llama así tu disco? El disco, más que acorde con la respuesta del cantautor, se llama Corazón acústico. Es el decimonoveno que publica en carácter solista y el trigésimo primero, si se incluyen sus pasadas experiencias con Punch, y Pedro y Pablo. Lo va a presentar el martes 21 de diciembre a las 20.30 en el nuevo Bebop Club (Uriarte 1658), y consta de quince introspectivas, íntimas y minimales canciones, en su mayoría compuestas –o retocadas- durante la pandemia. 

“La idea es que en un principio la presentación sea acústica, casi como sería un 'desenchufado', pero levemente amplificado. Luego, la otra intención es que se vayan sumando poco a poco los músicos de mi banda. Hace años que toco con ellos y han estado presentes alternativamente en el disco, así que irán añadiéndose hasta tocar todos juntos los temas más emblemáticos”, planea Cantilo, bien copado por tocar en el que él define como un templo dedicado a la música, de los que hoy escasean. 

“Me encanta tocar en lugares chicos donde la gente escucha”, asegura el creador de “Catalina Bahía” y “Adonde quiera que voy” (coescrita por Isa Portugheis), que ya está escribiendo letras para un nuevo disco, en este caso compartido con el pianista Mariano Díaz. “También estoy terminando un proyecto argumental de corte operístico”, anuncia y enmarca, para luego volver sobre la pregunta inicial: “Le puse así al disco porque éste fue enteramente compuesto con guitarra acústica, e instrumentado básicamente con ella. He tratado intencionalmente de eludir la electrificación, excepto en la participación de bajos y teclados muy moderados, y en función minimalista. Otro motivo es que la guitarra acústica está íntimamente emparentada con la intimidad del corazón. Es un corazón acústico que late como el que dibujó Kubero en la tapa”.

El dibujo de Juan Fernando “Kubero” Díaz, glorioso guitarrista argentino que compartió varios días de su rock con los de Miguel, retrata concretamente un instrumento de cuatro cuerdas cuyo cuerpo y boca tienen forma de corazón. Kuberito -como lo llamaba Miguel Abuelo- acompaña además con guitarra acústica y de doce cuerdas, como invitado a la banda integrada por Leandro Ragusa, en bandoneón; Facundo Guevara, en percusión y Anael Cantilo, en bajo, entre otros. 

Paradojalmente, empero, Cantilo hace foco en que, pese a los músicos que lo custodian, Corazón acústico es prácticamente un trabajo sin el contexto de banda, aunque los integrantes de su grupo figuren “alternativamente”. “Me debía un álbum acústico, nunca había grabado uno de estas características. Tiene su encanto, y pone más énfasis en la palabra cantada”, contesta, cuando justamente aparece la otra pregunta de rigor: “¿Por qué grabaste un disco 'casi' sin contexto de banda?”.

Y siguen las preguntas, claro. Otra de ellas, ya metida de lleno dentro del disco, lo ubica en perspectiva histórica. Es sobre una muy linda canción llamada “Ave Fénix”, en la que el músico tributa en cierta forma al viejo y querido rock argentino. “Es un homenaje al rock como movimiento musical, que se abrió paso entre otras muchas músicas más exitosas y masivas, subiéndose a los mismos escenarios, y peleando espacios con la cumbia, o con Palito Ortega, Sandro y Leonardo Favio, que vendían muchos más discos”, sostiene. “Pese a ello, el movimiento creó un sedimento sobre el cual se edificó una música y una poética que no tiene nada que envidiarle al tango y al folclore en el nivel creativo”.

Acorde con tal nivel creativo emergen otras canciones de Corazón acústico que merecen ser destacadas. Una de ellas se llama “Disenso” y alude, arropada por un aura fina, melancólica, tanguera -en la órbita de aquellos viejos temas de protesta de Pedro y Pablo-, a la grieta en su estado actual. “Es una canción de protesta contra la grieta y la costumbre inducida de fomentar el divisionismo entre los pueblos. Esto es algo que por supuesto no existe sólo aquí, dado que es un entretenimiento de las élites que se complacen en enfrentar hermanos con excusas ideológicas, y su sentido se resume un poco en la frase 'Disenso puede ser bronca y no rencor. Pero desgraciadamente hoy es rencor'”, explica Cantilo, acerca del mensaje de una de sus nuevas criaturas. Otra de ellas, en sintonía con la predicha, se llama “Incompetencia”. Porta una frase contundente que alguien tenía que decir hoy, y quién sino Cantilo: “Métanse el ranking, el oro y la estatuilla en el más profundo hueco”

-¡¡Bien ahí!!

-(risas) Bueno, este es un texto que traía en mi mochila hace varios años, y estaba esperando el momento adecuado para publicarlo. Recuerdo que una de las personas que tomaban como favorita esta canción cuando la cantaba en público era Elsa Bornemann. En ella pienso muchas veces cuando la canto, dado que era una gran creadora y me estimulaba que fuera su canción preferida. Por otra parte, estuve ajustando un poco algunas partes del texto a la actualidad, y la música se mantuvo fiel a su composición… aunque en otras ocasiones la interpreté con banda y aquí aparece acústica, lo cual creo no la desmerece.

-¿Cómo conviviste con la pandemia? ¿Qué hiciste durante todo este tiempo raro que tocó vivir a la humanidad?

-Tocar la guitarra, escribir, leer y no ver la televisión, ni escuchar la radio, ni leer los diarios (perdón), pero sí estar en contacto con las redes y determinados referentes de ellas. No creer a rajatabla en lo que dicen los medios, sino confrontarlo con las distintas opiniones, porque una de las anomalías más notorias de esta pandemia es la demonización y suspensión forzosa del debate... y sin debate no puede haber certidumbre ni verdad.

-Gran parte de las canciones del disco nacieron o se pulieron durante este período.¿Cómo se ha impregnado el momento en tu pluma? ¿Qué te sugirió esta situación anómala?

-Me ha surgido durante este tiempo una necesidad enorme de autoexplorarme, de enfrentar los impedimentos y restricciones pandémicos con la libertad interior, que te permite la búsqueda de la verdad navegando incesantemente por la consciencia. Meditar, reflexionar, fue uno de los más frecuentes recursos para evitar el pánico y la paranoia que generó esta situación estimulada además por el alarmismo mediático. Hay que cuidarse, sí, pero ojo que temer de un modo irracional no es cuidarse.

-Tomás mates todas las mañanas, Miguel… flor de declaración para comenzar el disco. A propósito, ¿cómo son tus mañanas? ¿Qué relación tienen ellas con tus músicas? ¿Componés a esa hora del día?

-No, la verdad es que hay épocas en que me dedico a la composición y otras en que estoy más en modo promocional, como ahora. Cuando estoy componiendo, prefiero los mediodías y para ensayar, las tardes. El motivo es puramente energético, dado que las energías más productivas en el plano creativo creo que corresponden a las primeras partes del día.

-¿Cómo componés, hoy?

-Sentado en una silla, frente a un lindo paisaje, con la guitarra y la voz como instrumentos líderes, tomando mate y en soledad. Primero la trama armónica, el acompañamiento; luego la melodía vocal en maridaje con la guitarra y finalmente la letra, que puedo llegar a cambiar varias veces.

-Otra parte de “Emigrados”, el tema que porta la frase citada, hace base en ciertas costumbres argentinas un tanto contradictorias, ¿cómo es eso de ser vegano y fanático de los asados?

-¿Nunca comieron un asado vegano? Se pone en la parrilla verduras, tofu, seitán y un choclo (risas). No, estoy bromeando. En verdad, esta canción alude a una contradicción que existe en algunos vegetarianos / veganos argentinos, que cuando aparece una entrañita pierden totalmente la convicción de su veganismo… yo entre ellos. Pero no es una canción autorreferencial, más bien habla de muchos “Emigrados” que conozco.

-A menudo se pone especial foco en tus letras. ¿Qué lugar le das a la música en sí, más allá de los textos?

-El lugar que se gana, pese a las limitaciones que tengo como instrumentista y compositor. Nunca tuve un profesor de música, todo lo que aprendí fue intuitivamente, escuchando a The Beatles y a las fuentes inspirativas de mi infancia y adolescencia. No sé ni siquiera solfear, pero conozco las leyes de la escritura y me he pasado más tiempo leyendo que tocando mi instrumento, por eso tengo más facilidad para adaptar un texto a una música que viceversa. Sin embargo, suelo empezar a componer una canción por la música. Especialmente amo la melodía… es el dulce de leche de la canción.

-¿Qué otra canción que no se haya nombrado durante la charla representa con más fuerza lo que ves del mundo de hoy?

-“Nuevo desorden mundial”, sin dudas. Mi amigo y biógrafo Alejandro Petruccelli me dijo que, por el título que tiene, debería ser un rock. Sin embargo, a mí me gusta ese ritmo latino, juguetón, que sobrevuela toda la interpretación, y le quita dramatismo. En cuanto a la letra, el que quiera oír, que oiga.


Canciones que son homenaje

Dos de las canciones de Corazón acústico implican un homenaje a los padres de Miguel. Los nombres van de suyo: “A mi viejo”, dedicada a un padre que cantaba “arias de bajo profundo” por las mañanas mientras se vestía para ir a trabajar; y “Ma má”, destinada a su madre, y esa música proveniente de ella para empezar a vivir, a babear, a reír, a llorar y a cantar. 

“Escribí ambas por puro agradecimiento”, asegura Cantilo, sobre la matriz emocional de ambas. “Creo que llega un momento en nuestra vida en que hacemos un inventario afectivo y apreciamos realmente los sacrificios que tuvieron que hacer nuestros padres para criarnos, en mi caso diez hermanos... ¿las postergaciones que habrán tenido que aceptar para sacarnos lo mejor posible, no?... sobre todo la permisividad para que pudiéramos desarrollar nuestras respectivas vocaciones.

-¿Podrías dar un ejemplo de cada uno aplicado a tu vida?

-No puedo olvidar, por ejemplo, que las últimas palabras que escuché de boca de mi padre en su lecho de muerte fueron “¡Ah, la 'Marcha de la Bronca'!”, recuerdo que me lo dijo ni bien me vio entrar en la habitación. En cuanto a mi madre, ella siguió mi actividad profesional con fidelidad hasta sus últimos años. Tengo el mejor de los recuerdos de ambos, y lo menos que podía hacer era plasmarlo en canciones.

-En el caso del que le hiciste a tu madre intervino tu hermana María José. ¿Cómo fue la interacción con ella?

-Con María José siempre se nos dio muy fácil el hecho de cantar juntos, y me pareció que completaría el tributo a nuestra madre que ella pusiera su fina y delicada voz en armonía con la mía, dado que compartimos naturalmente la tonalidad.