El Argentina Open ya es una tradición en el mapa deportivo del país. El cuarto certamen más antiguo del mundo del tenis -data de 1893- se juega de manera ininterrumpida desde 2001 y se convirtió en un clásico.

Este lunes, en un reconocido hotel de Retiro, se presentó de manera oficial la edición de 2022, que será del 5 al 13 de febrero, como siempre, en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, recinto en el que habrá lugar para una revolución: si llega en óptimas condiciones, por una lesión en la rodilla derecha que lo marginó del circuito desde hace dos años y medio, jugará nada menos que Juan Martín Del Potro.

"Juan Martín dijo en el US Open que, si volvía a jugar, tenía ganas de hacerlo en Sudamérica. Así que charlamos con sus colaboradores. Ahora, la verdad, para jugar en Buenos Aires necesita recuperarse. Tuvo muchas lesiones en su carrera pero tiene 33 años y, si está bien, todavía le puede dar mucho al tenis", expresó Martín Jaite, director del torneo, en diálogo con Página/12.

En septiembre pasado, durante una exhibición con John McEnroe en el US Open, Del Potro había dejado entrever que le gustaría volver a jugar en su país. “En Argentina jugué muy poco; hay alternativas que tocan el lado emocional y voy a ir por ahí”, expresó. Ahora parece haber dejado atrás las rencillas que lo enemistaron con Jaite, con quien estuvo distanciado mientras duró su capitanía en la Copa Davis. Días después, desde las oficinas de Tennium, propietaria del Argentina Open, se contactaron con IMG, la compañía que hoy representa al campeón del US Open 2009.

"Nosotros no sabíamos que iba a decir eso en el US Open. Son cosas que suceden de manera natural. No escuchamos nada. Uno tiene que darles tiempo al jugador y a su equipo; no puede llamar al otro día por teléfono. Estas cosas se dan solas. Ojalá que pueda estar", amplió Jaite. El propio Del Potro anunció días atrás que su intención es volver en Buenos Aires y después jugar en Río, el ATP 500 de la región que pertenece a IMG.

La declaración del tandilense representó toda una sorpresa porque, durante 15 años, decidió apuntar a otra región del calendario en la misma fecha de Buenos Aires. Las razones fueron tanto deportivas como monetarias: escogió actuar en superficies rápidas y las garantías -dinero extra de los torneos reservado para traer figuras- que le ofertaba el ATP porteño siempre fueron tres veces menores que las que ofrecía el ATP 500 de Rotterdam, el certamen que Delpo solía jugar -fue campeón en 2013 y perdió la final en 2012-. Apenas jugó una vez, años antes de convertirse en una estrella del circuito.

"Juan Martín jugó el torneo nuestro en 2006. Perdió con Ferrero en un partidazo. Después eligió jugar durante esa época en canchas rápidas para después preparar Indian Wells y Miami. Cuando un jugador es muy bueno siempre te preguntan: 'Che, ¿por qué no traés a Federer?'. Y la verdad es que no viene porque quiere jugar en otro lado. Tiene que haber una primera intención del jugador. Dominic Thiem viene a jugar a la Argentina porque decide hacerlo. Por suerte Juan Martín, en caso de volver, decidió que su regreso fuera en Sudamérica", manifestó Jaite, en relación al austríaco que se consagró dos veces en Buenos Aires y volverá en 2022.

Otra de las figuras que estarán en el Argentina Open, además del bicampeón, es Diego Schwartzman, el 13° del mundo y número uno del país que se consagrara en la edición de este año. "Soy parte de este torneo desde muy chiquito. Nunca se interrumpió. Nadie decidió frenarlo mientras otros torneos se mudan de ciudad o se cancelan. Ahora va a cumplir 22 años. Tengo sueños cumplidos y sueños por cumplir en Buenos Aires. A medida que mejoré en el ATP de Buenos Aires lo hizo también mi carrera en general. Arrancar el año con triunfos acá me llena de confianza para el resto de la temporada", describió el Peque. Y Jaite devolvió el mimo: "El Peque es como de la casa, es de la familia. En 2011 jugó por primera vez el torneo y sigue viniendo y apoyando. Es un ejemplo para todos los chicos que vienen atrás, es admirable como lo respetan".

El sueño del ATP 500, cada vez más cerca

En noviembre pasado este medio adelantó que el Argentina Open tiene serias posibilidades de convertirse, en el corto plazo, en un torneo de ATP 500. Dejar la categoría 250 y establecer un upgrade implicaría dos nuevos atributos para el torneo de Buenos Aires: incrementar los puntos y los premios oficiales, dos ítems que le permitirían mejorar la calidad de los jugadores a futuro. La chance real surge a partir de la intención que tiene ATP de mejorar tres torneos a nivel global y pasarlos a ATP 500 a partir de 2023. Buenos Aires, por historia y consideración externa, corre con ventaja.

"Si llegamos a subir a categoría 500, que es un sueño que siempre tuvimos pero que ahora puede ser real, habría que replantear temas como el del espacio. Generalmente en un ATP 500 se requiere un segundo estadio; nuestra cancha 2 es para 700 personas y necesitaríamos un número más alto. Pero después hay que ver las comodidades para las personas. Por eso, en ese caso, también tendríamos que ver si el Buenos Aires es el lugar o deberíamos plantear otro espacio", analizó Jaite.

Martín Hughes, ejecutivo de Tennium, la compañía con sede en Barcelona, rubricó al respecto lo que ya le había adelantado a este medio"La posibilidad de subir el torneo a categoría 500 surge por parte de la ATP, que quiere mejorar tres torneos en el mundo y la región lo necesita. Nuestro torneo está muy bien posicionado en ese sentido porque ya es un 500 por la calidad de los jugadores, pero no lo es por puntos y prize money. La ATP abre esa puerta y hay una cantidad de torneos que se postula. Argentina está muy bien posicionado. Nosotros ya decidimos que lo hacemos y el país nos acompaña. Ahora nos falta ver con qué torneos competimos, pero mantendríamos la fecha y las condiciones".

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