La Asociación de Mujeres Penalistas de Argentina (AMPA) comenzó a intervenir en la causa que condenó en 2017 a Sofía Beltramello (32) por el homicidio del pediatra Ignacio Burchakchi. Mariana Barbita, presidenta de la asociación, aseguró que la causa tuvo irregularidades, entre ellas; mala defensa y falta de perspectiva de género. En este contexto, presentó ayer un pedido de prisión domiciliaria para la joven.

En diálogo con Catamarca/12 la abogada contó que tras el juicio, Sofía apeló el fallo. Ante la denegatoria de la Corte de Justicia de Catamarca, el abogado Roberto Mazzuco hizo un recurso federal, pero los jueces le desestimaron la queja el 21 de agosto por errores de forma. Al respecto, Barbita contó: “La madre de Sofía, que es quien me llama para que atendamos el caso, me dijo que el abogado nunca la notificó y ella se enteró hace unos días porque fue a preguntar a la Corte. Esto es gravísimo”.

En tanto, explicó que el primer paso que dieron desde la Asociación que trabaja Ad Honorem, fue pedir la prisión domiciliaria y que ella tenga un monitoreo electrónico. Entre los argumentos, el primero que mencionan es el deseo de Sofía de estudiar y trabajar (ella había comenzado a estudiar Derecho dentro del correccional).

Por otra parte, señalan: “Sofía atraviesa una situación de vulnerabilidad estructural por ser una mujer privada de su libertad hace casi 7 años (desde abril del año 2015), condenada por un hecho que no cometió. Además, tiene tres personas a su cargo: su abuela de 78 años, su hijo de 17 años y a su madre, quien tiene un 70% de discapacidad”.

Sin perspectiva

En cuanto a la falta de perspectiva durante el proceso judicial de Sofía, la abogada resaltó: “Nadie la escuchó. Fue condenada a perpetua por un crimen que no cometió", y agregó que incluso ella casi pierde la esperanza en la Justicia por esa razón y que "se puso feliz cuando nosotras decidimos tomar el caso”.

Para Barbita la falta de capacitación en género de los abogados que la defendieron fue evidente. Esto no ayudó a mirar la realidad de Sofía, a quien la hicieron declarar que estaba enamorada, naturalizando que una niña de 13 años tenga relaciones sexuales con su médico pediatra, sin hablar de abuso sexual, vulnerabilidad, sometimiento.

“Ella se entregó a un mundo que no correspondía. Como le pasa a miles de mujeres, se da cuenta mucho después que fue lesionada con distintos tipos de violencia. Ella cuenta que en el juicio no la dejaron hablar a la madre, ni tampoco a un ex novio que podía contar que el médico lo fue a agredir”, dijo.

“Si analizamos más allá, la única condenada por la prensa también fue Sofía, cuando fue el primo quien admitió haberlo matado. Ella rompía con los estereotipos y por eso fue condenada socialmente y hasta demonizada. Hay video de un medio local que la demoniza, la revictimiza, la acusa de manipuladora y otras cosas que incumplen con las normas que obligan también a la prensa a tratar los casos con perspectiva de género”, dijo.

Para todos el médico era impoluto. Pero la abusó desde que era niña, la celaba, la hizo perder trabajos. Sofía vivía en un mundo envuelta en la manipulación. La mujer imputada tiene que ser tratada en un marco de desigualdad histórica, pero nadie lo hizo y nadie lo vio. Nosotras como abogadas no hacemos magia, pero vamos a hacer lo imposible para que ella tenga justicia”, aseguró.

En tanto, contó que la joven ahora se muestra animada, "hace poco hicieron una representación teatral en el correccional y las familias pudieron ir a presenciarla. Sofía pudo después de dos años volver a abrazar a su abuela ese día".

Sofía

El 5 de abril de 2017, el tribunal de la Cámara Penal N1 compuesto por los jueces Carlos Roselló, Fernando Esteban y el subrogante Fabricio Gershani Quesada, condenó a los primos Sofía y Marcos Beltramello a la pena de prisión perpetua por "homicidio criminis y causae" y "robo calificado por el uso de arma" por la muerte del pediatra Burchakchi, ocurrida en 2015. Los jueces entendieron que ambos acusados tuvieron la misma culpabilidad en el crimen, pese a que en su declaración, Marcos había confesado que fue él el responsable.

Durante el juicio se conocieron detalles del caso que no fueron analizados. Las tías de la acusada fueron las primeras en revelar que el pediatra “mantenía una relación” con ella desde que era una niña de 13 años.

Pero fue Sofía, en su declaración y en medio del llanto quien relató: "Lo conozco desde que tengo uso de razón. Cuando tenía 12 o 13 él iba a casa de mi abuela y me decía que yo era su chiquita, su princesa y me dejaba plata para la escuela. Cuando mi mamá no veía me daba besos en la boca", detalló para luego contar que su primera vez fue con  él a sus 13 años.

Contó que aquel día "Me dijo que fuera a su casa que tenía un regalo. Cuando llegué estaba solo. Me llevó a su dormitorio y me hizo cerrar los ojos y cuando los abrí vi un par de patines. Le dije gracias. Él empezó a tocarme los pechos. Yo no sentí que abusara de mí. Me dijo que me ponga más cómoda y que no sienta vergüenza de él. Después de esa primera vez lo vi dos veces más".

A partir de sus 16 años, Burchakchi, quien estaba casado, volvió a manipularla y a mantener una relación con ella que se basaba en celos, manipulación, cachetadas y dinero. Sofía aseguró que el pediatra le daba regalos siempre y que incluso le compró su primer auto a sus 19. Dijo que no le permitía tener amigos, y que lógicamente el trato con ella, en cuanto a dinero y regalos, era diferente al que el médico mantenía con sus hermanas, quienes se ponían celosas.

El día del homicidio, el médico la había invitado manipulándola una vez más con cosas materiales que, en este caso, eran electrodomésticos que le había comprado para el nuevo departamento que él le alquilaría. "Empezó a insistir que deje a mi novio. Me pegó una cachetada y me tomó del cuello”, contó entonces.

Su primo Marcos, a quien, según declaró, el pediatra le recetaba y daba las pastillas para que se drogue, había ido con ella para ayudar a cargar los electrodomésticos. Sofía relató que al ver que el médico la agredía porque ella se negaba a sus deseos, “se descontroló cuando vio que yo empecé a llorar. Pelearon y se fueron adentro. Cuando Marcos me llamó solo seguimos cargando las cosas. Él estaba sacado y tenía sangre en la mano". La joven siempre aseguró que nunca vio al médico muerto.