Argentina ha sido pionera en América Latina a la hora de legislar la ley de cuotas, en el año 1991 se dictó la Ley 24.012, a partir de dicha ley se les exigió a los partidos políticos una cuota mínima de 30% de mujeres en las listas, pero en estos 26 años, como veremos, se ha cumplido de manera relativa con dicha ley. Si bien se pasó de un cupo femeninodel 4,3% en las bancas en la Cámara de Diputados de la Nación al inicio de la recuperación democrática, al 38,5% en nuestros días, este avance, sin duda significativo, se ha transformado hoy en un techo (de hierro no de cristal).

En el año 1991, había sólo 12 diputadas, cifra que fue creciendo hasta alcanzar un récord de 40% en 2008-2009, teniendo hoy 99 mujeres sobre 257, es decir, un 38,5% de la Cámara. En el Senado, la situación es diferente, porque las mujeres llegan al 41,7%, debido a que, para cumplir con el cupo del 30%, en las listas de sólo dos candidatos es obligatoria la inclusión de una mujer. Sin embargo, a pesar de esta presencia, las mujeres presiden menos del 30% de las comisiones en las dos cámaras. Y en el caso que las presidan, las comisiones tienen siempre como eje temas “femeninos”, tales como educación, salud, familia, desarrollo social, etc., y solo presiden en un 18%, las comisiones de economía, presupuesto público e infraestructura.

Esta situación se repite en el ámbito legislativo del Mercosur. En el Parlasur, de los 43 parlamentarios solo 9 son mujeres, es decir un 20%. Lo mismo ocurre en los demás países integrantes del organismo parlamentario. Siendo este espacio un lugar ideal para abordar los temas de género, junto a los otros países latinoamericanos que integran el Organismo Parlamentario.

Este panorama también se presenta en los diferentes ámbitos del Estado Nacional. Las mujeres representen el 50% de la fuerza de trabajo de la Administración Pública Nacional, pero solo ocupan el 22% de los altos cargos políticos (Ministerios, Secretarías y Subsecretarías), en el Poder Judicial, la mujeres ocupan el 55%, pero solo un 34% tienen cargos de  juezas en la Justicia Nacional y Federal y solo el 24% accede a cargos de camaristas.

Otro dato de inequidad, de 2.222 intendencias, las mujeres ocupan el 10% y de 24 gobernaciones, solo 5 están a cargo de mujeres. En la Provincia de Buenos Aires contamos con  solo 4 Intendentas de 135 intendencias.

En las fuerzas de seguridad y policiales del país, se presenta la misma situación, como ejemplo, de 45.883 oficiales de la Policía Federal, solo 12.671 son mujeres, situación que se repite en Gendarmería Nacional y en Prefectura. La única fuerza distinta es la Policía Aeroportuaria, la más nueva, creada en 2006, que no tuvo restricciones desde sus orígenes, de 4531 oficiales, 1638 son mujeres. Desde ya, la participación de mujeres en los altos cargos es escasa.

Ahora bien, esta baja representatividad femenina en los altos mandos, no va de la mano, del nivel de instrucción alcanzado por las mujeres que intentan acceder a los cargos, anticipamos esto, porque esta ha sido una de las excusas para frenar ley de cuotas y de paridad. Hoy  las mujeres poseen estadísticamente mayor nivel de instrucción que sus pares hombres, en Argentina según estadística del Ministerio de Educación el 57% de los estudiantes universitarios son mujeres y el 60% de quienes se gradúan.

Claramente la ley de cuotas (que solo rige para el parlamento no para los demás poderes) no ha sido la solución, pero ha sido un gran paso. Pero hoy estamos detenidas en el camino, por ello es saludable que 5 provincias argentinas tenganya ley de paridad y existan en las dos cámaras 19 proyectos apuntados a asegurar mayor presencia de mujeres en los distintos poderes del Estado, Congreso, Corte Suprema, Juzgados Federales, Gabinete Nacional, fórmula presidencial y hasta en los sindicatos. Tres de estas iniciativas promueven la paridad en las listas a nivel nacional.

Los partidos políticos en la Provincia de Buenos tienen este año un gran desafío, por primera vez deben presentar sus listas de candidatos cumpliendo con la ley de paridad 14.848, dictada el año pasado. Y sin lugar a dudas, el Congreso de la Nación, deberá sancionar este año la ley de paridad nacional, ya que el año pasado, pese a contar con aprobación del Senado, no se convirtió en ley.

Esto evidencia, que el sexismo no sólo sigue perdurando, sino que a veces parece tomar nuevas formas. Lograr la paridad en todos los ámbitos de decisión del Gobierno Nacional, no es una lucha contra el hombre, es simplemente, una lucha por la igualdad, garantizada como derecho fundamental en nuestra Constitución Nacional. Lucha que se la debemos, a mujeres extraordinarias del pasado universal, que por ellas estamos hoy discutiendo este tema, para entregárselo superado a nuestras hijas y nietas, quienes seguro tendrán que batir otras luchas.

* Abogada especialista en Derecho Penal.