“Me gusta pensar el tango como un universo, más que como un género musical”, arriesga Hernán Lucero, ante la pregunta de rutina: definir las improntas que mandan en Las noches que han pasado, su nuevo trabajo discográfico. “Desde ese punto de vista, es un disco de canciones que cuentan historias que suceden en Buenos Aires”, prosigue. “Historias, digo, que se replican, y que también suceden en todas las grandes ciudades del mundo, por eso, más allá del tango puro, el mío es un tango mestizo”.

La sentencia estética del cantor está en las antípodas del chamuyo. Pasa lo que dice, más allá de la fortísima impronta tanguera del título; de una elocuente frase suya (“El tango es el lenguaje natural de mi canción”); y de algunas versiones que le hacen honor al título y a la frase. Entre ellas “Escolaso”, de Aieta y García Jiménez, o “Milonguita”, del tándem Delfino-Linnig. En tanto, la primera prueba “mestiza” -por orden de aparición- se llama “Tic Tac”, y consiste en una marinera peruana de pluma propia que interviene la voz de Charo Bogarín. Otra llega rapidito -“Nostalgias tucumanas”, de Yupanqui-, y una tercera, llamada “Cosas que enseña el amor”, incorpora los bellos fraseos de Luciana Jury, y la letra de otro “cruzado” como Fernando Barrientos. “Componer una tonada cuyana era un anhelo que tenía hace tiempo”, dice Lucero, encargado de la pluma musical del tercer ejemplo. “Cuando tuve la música me pareció que debía tener letra de Fernando, a quién admiro por su dúo con Tilín Orozco. Luciana es otra gran intérprete, y conoce muy bien la canción de aquella región, al igual que Sergio Zabala, quien se ocupó de un arreglo bellísimo”.

Respecto de “Tic Tac”, primó en el cantor la necesidad de contar la historia de una mujer peruana que viene a trabajar a Buenos Aires y deja a su hijo en Lima. “Es una historia de inmigrantes, como las que se cuentan en algunos tangos viejos”, especifica Lucero, que escribió la letra junto a Tute y Max Aguirre. “A Charo la canción le quedó perfecta desde el principio. Ella es una gran intérprete y era la indicada para este tema”.

Otro eje que encarrila la propuesta del cantor es el aura poética de “Sur”, clásico de Troilo y Manzi, aunque Lucero hace una salvedad: “Es así, sí, pero siempre y cuando entendamos no un ejercicio de la nostalgia porque sí, o una manía melancólica, sino una legítima y sana tristeza del que añora un bien que ya no es, una tristeza que en realidad es deseo. Cuando Manzi lamenta 'ya nunca alumbraré con las estrellas', lo que quiere es que esas estrellas no se apaguen nunca. En el álbum, entonces, lo que prima es el deseo de un mundo mejor, sin catástrofes sanitarias provocadas por el sistema de producción, sin pobreza, sin injusticia… Un mundo en el que las estrellas que nos iluminan no se apaguen jamás”.

El disco ya está en la calle y Lucero tiene pensado presentarlo el viernes 25 de marzo en el Tasso (Defensa 1575), con varias paradas intermedias a manera de gira veraniega: el 28 de enero en Los Hornillos, Córdoba; el 29 en Potrero de los Funes, San Luis; y los días 11, 12 y 13 de febrero en Mar Azul, Mar del Plata y Villa Gesell, respectivamente. “Además, este es un disco con canciones nacidas de la soledad del encierro, pensadas desde la incertidumbre, y consecuencia de la imposibilidad de salir a cantar, de juntarse con los compañeros y subir al escenario a compartir nuestra música con el público, de ahí la necesidad de hacer estos conciertos”, finaliza.