“Caminante no hay camino/se hace camino al andar”, dicen los versos del español Antonio Machado. Esas palabras parecen calzarle a la perfección a María Neder, una hacedora múltiple, meticulosa e insistente, una porteña radicada en Campo Quijano que respira la cultura, casi como una necesidad; y que va de lo personal a lo colectivo.

Hablar con ella es desplegar un mapa extenso de tiempos y geografías. Entonces, emprender el viaje desde el presente es la mejor opción, porque en 2022, además de celebrar los 25 años de su proyecto más importante como gestora (Puerto Almendro), avanza en la reedición de su única novela "Reading Edge, lectora a domicilio” (que asomó por primera vez en 2006, por Alción y que volverá al ruedo este año por Leviatán).

En esa línea, sobre la novedad, la autora indica: “Mi gran alegría es que agregaremos un postfacio con las críticas y presentaciones de Tununa Mercado, Gloria Pampillo, Juan José Manauta, Vicente Muleiro, Rocío González ( de México), y una relectura analítica muy interesante del año 2016 escrita por Maximiliano Ponce para Caminos de Tinta, la agencia cultural sanluiseña, pues es una obra que estuvo detenida casi 10 años y pude corregir gracias a la beca del gobierno de esa provincia, con Horacio Salas como jurado”, comenta.

Acerca de esta publicación ampliada, expone: “En noviembre pasado charlé con Tununa y recomendó un breve prefacio donde contaré antecedentes, cómo surgió, mi trabajo con Ricardo Monti y una nota que me hicieron en 1992, donde se lee el camino que concluyó en este libro. Es decir que daré una cronología a la historia que constituyó finalmente mi obra, considerada ‘fragmentaria’”, dice y agrega: “Hay una vasta literatura universal en la que ‘la lectura’ es tema central. Esta es una más, con una perspectiva y características acordes al tiempo de hoy”.

Así, en un extenso camino con diferentes vertientes, Neder comienza su actividad en plena dictadura cuando, en 1976, fundó el Teatro Estudio de Villa Gesell en su casa, donde también daba talleres gratuitos como profesora de literatura. Para trazar una cronología con sus aportes a la cultura, abrimos el diálogo con una artista única en su tipo.

-Tu recorrido es diverso: has escrito poesía, novela, periodismo, entre muchos otros géneros ¿hay alguno en el que te sientas más a gusto?

-Exploré varios géneros. Inicié, a principios de los 90, con dos libros de cuentos, uno premiado ("Contra corazón") y el segundo conformado por cuentos premiados ("Entre los huecos"). Luego comenzó la poesía, por insistencia de Roberto Salvatierra (en la época del "1140"), cuando nos invitaba a leer entre temas musicales, solíamos encontrarnos con Jacobo Regen, Lucía Carmona y tantísimos poetas y artistas. Respecto del gusto, del placer, me sucede que lo vivo en estados que me transforman, se expresan de diferente manera. El ensayo es también un género que me fascina y que me dio muchas satisfacciones (el premio sobre Felisberto Hernández, por nombrar uno) pero, yendo puntualmente a tu pregunta, puedo decir que son tonalidades musicales de la palabra, cuando sintonizan con mi pensamiento producen una estructura u otra. Salvo la poesía, esa música siempre estuvo, editada o no, antes o después, siempre está, aún en el discurso narrativo.

Sintetizo: no me siento más a gusto con tal o cual género, son voces diferentes, hablan o se cruzan en diálogo desde distintas perspectivas.

-En tu biografía afirmás que cambiar de residencia fue la mejor manera de desarrollar o iniciar nuevos caminos, ¿cómo repercutió el nomadismo en tu arte y en tu forma de concebir el mundo?

-El nomadismo coopera con una despersonalización muy refrescante. Ir siendo en vez de estamparse. Conocer la pluriculturalidad argentina y mis facetas internas me ayudó a conocerme más y mejor. Profundizar en el alma humana sin pretensiones psi... ¿qué mejor para escribir sobre las pasiones humanas? Y mi estilo de vida más cercano -o contundente- a toda ruptura con el patriarcado, sin alharacas, con tres hijos varones desde los 20 años. Andar a contramano algún camino poco transitado, aunque parezca traído de los pelos. Por eso la elección de ciertos pueblos, esos extremos argentinos.

-Esa itinerancia de geografías te lleva hoy a radicarte en Salta ¿qué motivó la elección, que "te da" ese contexto que habitás?

-Salta fue mi sueño de juventud -no hay otra definición- anduve la provincia íntegra desde adolescente, traté con gente que hoy ya no está. Me quedaba en casa de Aurora Kantor, la madre del guitarrista Gustavo Kantor, hoy Director del Conservatorio. Recorría todos los rincones en mi auto (un Renault 18 break motor 2000). Nombré la Recta del TinTin en mi primer libro de poesía ("Cuando octubre", de 1997) y escribí el poema titulado "Ai mi yica" donde "lloran en la city del sur las tinturas del norte". Fui coherente. Creo que por eso elegí un lugar bien pensado: Campo Quijano. Para priorizar mi escritura, para hacer mi programa radial desde mi casa y enviarlo fuera del país. Por primera vez, mi vida privada.

Creo, además, que hay una naturaleza docente, si no ¿cómo pensar entonces aquella locura de leer en la plaza de Puerto Iguazú, en1990, cuando Mempo Giardinelli no había creado aún "abuelas lectoras" pero fue al pueblo y fundamos la primera Biblioteca Puro Cuento?... aquella quijotada.

-Tu costado artístico y académico convive con el rol de impulsora cultural, ¿cuáles son las postales más felices o que más te marcaron, en ese aspecto?

-Sintetizo, pues siempre quedarán más datos, nombres, instantes no fotografiados, voces, alegrías. El más valioso es sin ninguna duda Puerto Almendro®. Es como mi segundo nombre. El próximo 17 de marzo cumple 25 años. Y quisiera celebrarlo. Nació como programa radial diario en Villa de Merlo, San Luis. Aún sigue al aire, hoy como programación en español en CFRU Radio Universidad de Guelph (Canadá). Venía colaborando desde el 97, pero este ciclo -mi propio programa en Guelph- lo inicié en Quijano, grabo y edito en mi casa. Inicié un festín de poetas y música salteñas en enero de 2020 y continué hasta fin de 2021. Lo retomaré en febrero, envío sólo música y poesía argentina. Es más escuchado por la comunidad latinoamericana que es argenta.

Le sigue Guitarras del Mundo, voy a usar una frase antigua: "me honra ser parte", ¿cómo contar hoy lo que sentí al recibir el llamado de Juan Falú para crear la Sede Merlo porque yo me había mudado? Con Ana Villa me ayudaron a hacer de mi Sede una de las "emblemáticas". Cerré a los 20 años, en 2014, por mi mudanza al Norte.

-En Merlo, San Luis,  gestaste el centro cultural Casa Puerto Almendro, tuvo muchos visitantes…

-Así es. En la Casa Puerto Almendro, que cerré cuando me mudé a Salta, recibí a Isidoro Blaisten, Santiago Sylvester, Jorge Bocanera, Carlos Pereiro, María Negroni, Ana Emilia Lahite, Horacio Salas, Marta Mercader, Tata Cedrón, Acho Manzi, Teuco Castilla (también estuvo en mi programa), Jorge Laforgue, Hugo Muleiro, Vicente Muleiro, Juan José Manauta, Diana Bellesi, Laura Cerrato, Leticia Manauta, María Esther de Miguel, Edgardo Lois, Pablo Anadón, Susana Romano Sued... y prefiero no continuar pues no podría sumar aquí guitarristas y músicas que desfilaron durante tantísimo tiempo, sería ingrata.

-Te has vinculado con grandes personajes del universo artístico ¿cuáles han sido tus mayores aprendizajes al compartir con esos colegas?

-Me es importante nombrar mis maestros de Taller: Ricardo Monti, Abelardo Castillo, Liliana Heker. Luego el querido Juan José Manauta. Sumar a Santiago Sylvester, conocedor de toda mi obra, como Tununa y Falú. Y Juan José Hernández, Gloria Pampillo, Raúl Carnota, Lilián Saba.

Y volveré a ser ingrata, quedarán sin nombrar grandes amigas y amigos. Con todxs, el mayor aprendizaje fue/es la simplicidad del compartir, sabernos cerca y muy queridxs, porque distancia geográfica no es lejanía.

-En 2019 editaste La partitura plural, una "sinfonía polisonora" ¿cómo describirías este trabajo que contó con la participación de recordada Teresa Leonardi, entre otros?

-“La partitura plural" se gestó en 2012 pensado como la voz de lo íntimo en la composición e interpretación musical. Luego, en 2014, Claudio Sánchez (hijo del narrador Néstor Sánchez) me ofrece integrar otro libro: "Primera antología de músicos argentinos" (con mis amistades de la música). Él publicaba fragmentos de diferentes libros de Néstor Sánchez cerrando la obra. Los presentamos en la Biblioteca Nacional en noviembre de 2014. Pero yo necesitaba corregirlo, agregar músicos, completar anécdotas. Así, en plena y bella soledad quijanense pero acompañada por mi querida Kuky Leonardi, fue creciendo la genuina partitura, la que vos conocés. Kuky no pudo presentarla, aunque ella gestionó la presentación en Abril Cultural. Falleció antes, el mismo día que se presentó en Córdoba (en el Congreso Internacional de la Lengua Española).

Este trabajo fue una de mis expresiones más completas, más corporal, unitaria. Hay un mundo íntimo, sonoro y sonante, permanente, vivo, plural.

-Finalmente, y para vover a los versos, tu poemario más actual, "Famatanca", toma su título de una voz aymara que significa batalla grande y es en sí una obra de gran profundidad existencial ¿cuáles han sido tus grandes batallas ganadas y las pendientes; y cuáles las de la humanidad?

-Mis grandes batallas ganadas son las del "ser" sobre mi "hacer". Verme a mí misma antes que ser vista (digo en un verso). Batalla pendiente ya no distingo (¿o falla la visión?) pero todavía tengo -en cambio- varios compromisos internos.

En cuanto a la humanidad, tal vez reconocer la merma de humanidad e intentar hermanar, por millonésima vez.