“Eran dos. Consumieron una hora. Después se subieron a la viejísima camioneta, se empezaron a sentir mal y entonces fueron al hospital. Uno llegó muerto. El otro, está en terapia intensiva con respirador”. “Consumió anoche, se acostó a dormir y hoy amaneció muerto”. “A esta hora de la tarde de este miércoles, estamos recibiendo en la guardia a personas que llegan casi muertas”. “Hay algunos que se sintieron mal, se quedaron en su casa y están muriendo en los domicilios”. Los relatos difieren unos de otros, pero lo cierto es que al cierre de esta nota las dramáticas estadísticas registraban 20 fallecidos y 74 internados, en una intoxicación de cocaína con otra sustancia que no registra antecedentes en el país. Al anochecer, fuentes provinciales revelaron que “hay muertos en la vía pública y no sabemos cuántos son”, o sea que el saldo macabro tardará en conocerse.

Alerta epidemiológico por la cocaína adulterada

El drama subió otro escalón cuando al final de la tarde el Gobierno bonaerense lanzó un alerta epidemiológico urgente a los consumidores. Ya el ministro de Seguridad, Sergio Berni, había salido a los medios a advertir a todos los que habían comprado cocaína en sobres transparentes o rosados. Los alertaba de que por ninguna razón debían consumir el contenido de esos sobres porque su vida corria peligro

Pero desde La Plata se difundió un alerta todavía de mayor envergadura porque aparecieron casos en Tres de Febrero, San Martín, Hurlingham, Morón, Ituzaingó, Tigre, General Rodríguez y Moreno. Se les advirtió a los que consumieron y que tenían síntomas de problemas respiratorios, exitación o somnolencia que acudan de inmediato a un establecimiento de salud.

La prioridad ahora es salvar vidas y no podemos estigmatizar a ningún consumidor”, dijeron desde la capital provincial. Entre los familiares de las víctimas surgieron quienes alzaron su voz de protesta: “nosotros reclamamos asistencia para nuestros hijos. Nadie nos ayuda a sacarlos de la droga. No hay tratamiento a los que podamos llegar”, sintetizó la madre de un chico internado en Hurlingham.

¿Con qué la cortaron? 

Está claro que el polvo mortal se incorporó a la droga en lo que llaman “el cortado”, es decir la mezcla de la cocaína con una sustancia que sirve para “estirar” la droga, o sea sumar más cantidad y poder vender más “papelitos”, que es como se denominan los sobres del estupefaciente. Cada papelito se vende a unos 500 pesos, pero no está claro a cuánto se vendieron los sobres que produjeron la tragedia.        

Parece obvio que un dealer no tiene la intención de matar a su cliente que es su fuente de “ganancias”. Por lo tanto, se barajan tres hipótesis:

  • La primera, es que hubo impericia en el corte, o sea que sin intención de matar se estiró la droga con una sustancia equivalente a un veneno.
  • La segunda, es que una banda “les coló” la droga envenenada, vendiéndoselas tal vez a un precio inferior. Pero el objetivo fue producir un desastre para desplazar a los actuales dealers de la zona y reemplazarlos por los propios “soldaditos”.
  • La tercera hipótesis es la más peligrosa y apunta a una lucha de mayor envergadura, entre narcos que distribuyen cocaína recurriendo a muchos dealers. No parece ser el caso porque nadie cree que haya narcos que tengan semejante despliegue territorial que va desde los municipios del Camino del Buen Ayre hasta General Rodríguez. Sin embargo, es una alternativa que no se descarta por ahora.

Puerta 8, el lugar investigado

La alarma sonó a media mañana de este miércoles cuando empezaron a llegar las víctimas a los hospitales de tres municipios, Tres de Febrero, San Martín y Hurlingham. Los familiares de las víctimas señalaron a un asentamiento, Puerta 8, como el lugar en el que se compró la droga que produjo los decesos. Los allanamientos empezaron en ese barrio humilde y siguieron en otros similares, casi todos a los costados del Camino del Buen Ayre.

En las inmediaciones está el Ceamse y buena parte de los fallecidos se dedican a la compra y venta de metales y otros elementos que se rescatan de los residuos. Al anochecer, a ese lugar llegan los camiones de muchos lugares del oeste y el norte del Gran Buenos Aires y también se vuelcan contenedores. En esos momentos se mueve una gran cantidad de gente que después vuelve a sus distritos, es decir que si compraron “papelitos” ahí, en el llamado “Corredor del Ceamse”, no es descabellado que aparezcan víctimas en municipios que quedan a considerable distancia.

Allanamiento y secuestro de 400 papelitos

El fiscal Germán Martínez y el fiscal general Marcelo Lapargo, ambos de San Martin, pusieron en marcha de inmediato los allanamientos esencialmente para evitar que sigan vendiendo en ese bunker de Puerta 8. En total, se secuestraron 400 papelitos, una cantidad alta que está indicando que se vendieron muchas otras dosis. “Este lugar lo allanamos el 18 de diciembre, pero se ve que volvieron a vender igual que antes”, consignó Berni.

“Presumimos que hubo dos movidas distintas con un mismo origen -le dijo a Página/12 una fuente de la investigación-. El barrio estuvo tranquilo durante el partido de la selección, pero nos cuentan que cuando terminó, hubo bastantes compradores. Antes de eso, alguien es posible que haya vendido cerca del Ceamse. En general, el adicto miente, pero no vemos que mientan en este caso porque entienden el peligro. Y lo que nos dicen es que compraron ahí”.

Quienes están a cargo del expediente creen que la droga no se cortó en el bunker allanado, pero sí en otro lugar muy cercano, dentro del mismo barrio. Igualmente, nada de eso es seguro ni está probado.

En paralelo, muchas familias de los detenidos en los allanamientos reclamaban en la Ruta 8 señalando que la Bonaerense “se llevó a menores que no tenían nada que ver. Agarraron a cualquiera, como hacen siempre. Eso es lo que explica que allanaron hace un mes y ahora volvieron al mismo lugar”.

¿Qué sustancia provoca las muertes?

Al cierre de esta nota, seguía sin conocerse la sustancia que estaba provocando las muertes. “Tenemos, lamentablemente, muchas muestras. Aportadas por los familiares de las víctimas y también que encontramos en los propios fallecidos. Tenemos varias teorías de qué podría tratarse, pero preferimos esperar el análisis del cromatógrafo de La Plata. Ahí se enviaron las muestras”, explicaron en la fiscalía.

El cromatógrafo es un aparato que separa los elementos químicos y realiza un barrido de comparación con una biblioteca de componentes posibles. De esa manera se establecerá qué elemento es el que produjo las muertes. El profesor de la Universidad de Buenos Aires, Carlos Damin, mencionó que a veces se “estira” la droga con medicamentos robados, que suelen ser inocuos: Paracetamol, Ibuprofeno. Pero están también los dealers que buscan un mayor efecto en el adicto y mezclan con algún alucinógeno, según consignó el ministro Berni. La lógica es que se sepa el componente este jueves: se trata de un dato clave para ver los tratamientos y también para analizar el origen y quién pudo proveerlo. Como todo se desenvuelve en la franja más vulnerable, es difícil que se trate de alguna sustancia sofisticada. 

Muertos en domicilios y vía pública

La magnitud de la catástrofe es difícil de medir. Hay personas que, por ser adictas, son reticentes a acercarse a un servicio de salud. Por eso se quedaron en sus casas y, tal como señalaron fuentes oficiales desde La Plata, “perdieron la vida en sus domicilios o en la via pública. Y por ahora no sabemos cuántos son”. De manera que se trata de una tragedia en desarrollo y en la que es difícil prever el saldo final. Menos todavía si esta auténtica matanza quedará impune o se encontrará a los verdaderos responsables.