Sólo faltaron la palita y el balde este domingo por la noche en la Bombonera, un verdadero arenero en el que Boca y Colón de Santa Fe empataron 1 a 1 por el debut de ambos por la Zona 2 de la Copa de la Liga.

El pésimo estado del campo de juego se debió a las obras que realizó Boca en su estadio durante el receso, pero que no llegaron a "sanar" para el inicio de la actividad. De todos modos, no fue algo que perjudicó a los locales, casi que todo lo contrario. Es que en la jugada del 1 a 0, el central sabalero Garcés quedó clavado en una de esas zonas pintadas de verde, dejó marcada su rodilla en el piso -al borde de la lesión- y trastabilló mientras Villa se la tiró larga y escapó.


El colombiano aprovechó los segundos de más que le brindó el destino y sacó un notable centro para que Benedetto ponga el frentazo y salga a festejar su regreso soñado al club tras dos años y medio en Europa. La jugada se inició con un pique al vacío de Salvio, que se llevó al lateral izquierdo Delgado y, de ahí en más, todo fue caos visitante. Benedetto vio el espacio y se fue hacia el fondo para finalmente cabecear entre el segundo central Novillo y el volante tapón Lértora, quienes intentaron cubrir a Delgado pero fueron hipnotizados por la pelota en lugar de seguir al rival.

Aunque Colón exageró en resguardos, con Burián estirando al máximo cada posesión o saque de arco desde el minuto cero y 10 jugadores por detrás de la mitad de la cancha, el Sabalero había tenido las más claras hasta ese momento. El Pulga Rodríguez -otro que volvió a vestir viejos colores- pudo marcar de cabeza tras una mala salida de Rossi apenas comenzado el duelo, mientras que el sabio Aliendro -uno de los jugadores más subestimados del fútbol argentino- probó desde afuera tras una mala salida de Rojo.

Mientras tanto, Facundo Farías, uno de los protagonistas del mercado de pases por su affaire nunca concretado con Boca, se la pasaba corriendo las subidas de Advíncula, todo un sello del nuevo mando en el banco sabalero: Julio César Falcioni, quien llegó en reemplazo de Eduardo Domínguez. Con la joya de 19 años transpirando por la banda izquierda, el Pulga Rodríguez hizo las veces de único referente de ataque del 4-1-4-1 propuesto por el Emperador, dificultando la gran habilidad del tucumano para armar juego.

Con la posesión ampliamente en su poder, a Boca le costó jugar el fútbol que más le gusta: recuperar y salir rápido. Claro que como Colón estaba armado para defender, a la visita directamente le costaba todo.

La historia se terminaba sin sobresaltos, los cambios ya habían saltado a la arena y los hinchas festejaban el triunfo. Pero el Pulga, de esos jugadores que nunca pueden salir, tenía la última palabra. Farías se mandó una patriada, ganó un córner y, de ese centro malo y bajo, el crack de Simoca metió el taco para desviarlo y habilitar al ingresado Beltrán para el 1 a 1. Esta vez, el hipnotizado por la redonda fue Fabra, quien perdió la marca del exRiver y Boca, dos puntos.