La vuelta a las salas de cine impulsó el regreso de los diferentes festivales, “semanas” y encuentros dedicados a cinematografías poco representadas en la cartelera comercial. Sin embargo, la fuerza de la virtualidad provocada por la pandemia de covid-19 marcó un camino del cual difícilmente se vuelva atrás, y la mayoría de los eventos realizados el año pasado encarnaron en modos híbridos, que ofrecieron la mejor manera de disfrutar de las películas –en la oscuridad de la sala, con una gran pantalla por delante– pero también la posibilidad de apreciarlas en la intimidad de los hogares. El desembarco del Festival Internacional de Cine Israelí en Argentina, Seret 2022, no es una excepción a ese formato, y a las proyecciones que tendrán lugar en las sedes Recoleta, Rosario y Mendoza de la cadena Cinépolis, se le sumarán funciones online a las cuales podrá accederse desde cualquier lugar del país. A partir del jueves 24, y hasta el próximo 3 de marzo, la primera edición de Seret en nuestro país ofrecerá diecisiete títulos entre cortos y largometrajes, todos ellos producidos en el país de Medio Oriente durante los últimos años.

“Hay tanta cultura, diálogo y conocimiento dando vuelta, que necesitamos compartir ese contenido con el mundo”, afirma Patty Hochmann, directora artística del festival –que viene desarrollándose en distintos países europeos desde hace una década– en la carta de intención distribuida a la prensa local. “Este foco intenta revelar la multiculturalidad, además de la inclusión de la sociedad israelí. Queremos representar una diversidad del cine y, por otro lado, una mirada especial, en relación con que siete películas están dirigidas por mujeres”. Si bien el conflicto palestino-israelí está presente en varios títulos, al menos de forma indirecta, resulta claro que la curaduría intenta dar un vistazo amplio y general a los distintos modos de hacer cine en Israel, incluyendo comedias populares, documentales históricos y dramas de corte intimista. El caso del film de apertura, Voces doradas –que tendrá estreno comercial en Buenos Aires el primer jueves de marzo y se proyecta en calidad de preestreno– es sintomático: la película dirigida por Evgeny Ruman es un paseo agridulce y algo melancólico por el pasado reciente del cine y el mundo.

Voces doradas

Hablado en gran medida en ruso, más un poco de hebreo, el relato propuesto por Ruman describe la vida de Victor y Raya Frenkel, un matrimonio de judíos rusos que abandonan su país luego de la caída del régimen comunista, a comienzos de la década de 1990, para instalarse en un pequeño departamento en su nuevo hogar, Israel. Ellos son las “voces doradas” del título: durante varias décadas, el trabajo como dobladores al ruso de películas extranjeras los hicieron famosos, llegando a conocer en persona nada menos que a Federico Fellini. El drama de la inmigración está muy presente, pero son las diferencias entre ambos las que comienzan a horadar la relación. Mientras Raya acepta en secreto un trabajo en un call center erótico, Victor comienza a doblar películas pirateadas para el creciente mercado de inmigrantes. El tono amable de Voces doradas garantiza la aceptación de un público amplio, una de las seguras razones de su elección como título de apertura del encuentro.

El perdón

Algo similar ocurre con El perdón, otro de los film inéditos de Seret 2022, protagonizado, escrito y dirigido por Guy Amir y Hanan Savyon, dúo que ya había colaborado en la exitosa Maktub (2017), el film más taquillero en Israel en décadas. El tono humorístico no está exento de detalles duros en la vida de los protagonistas, que son presentados en el prólogo cuando intentan llevar a cabo un robo que sale todo lo mal que podía salir. Tres años más tarde, Shaul sale de prisión para encontrarse con una verdadera sorpresa: su ex compinche, Nissan, se ha convertido a la religión en su modo ortodoxo, barba larga y sombrero incluidos. A partir de ese momento, las chances de iniciar una nueva vida comienzan a complicarse para Shaul, casado y con una hija adolescente, en una historia que mezcla algunas de las bondades del buddy film (las películas de parejas desparejas unidas en la aventura), el cine de gangsters y la sátira social, con el marco de los constantes bombardeos que asolan la zona cercana a Gaza.

No fue amor

Dirigido por Maya Sarfaty, el documental No fue amor reconstruye la trágica historia de amor entre Helena Citron, una joven eslovaca prisionera en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, y un oficial de las SS austríacas llamado Franz Wunsch. El film utiliza una gran cantidad de material de archivo y entrevistas contemporáneas para retratar esa particular relación, que tuvo una coda treinta años después del final de la guerra, cuando Citron y Wunsch volvieron a encontrarse en el juicio por crímenes de guerra a este último. 

El cuarto largometraje exhibido en carácter de estreno local, Subarriendo, del experimentado realizador Eytan Fox, narra la visita de un periodista neoyorquino especializado en viajes y turismo a Tel Aviv. Luego de algunas dudas, el protagonista, un hombre de mediana edad con más de una crisis a cuestas, decide aceptar la cohabitación con un joven estudiante de cine luego de un error de fechas en el alquiler del lugar, punto de partida para una mirada introspectiva a las zonas luminosas y oscuras del pasado, el presente y también el futuro de la extraña pareja.

Subarriendo

Además de un puñado de cortos englobados bajo el título “100 metros de distancia”, cuya chispa de ignición no es otra que las normas de aislamiento social impuestas por la pandemia en 2020, el encuentro ofrecerá una nueva oportunidad para apreciar varios largometrajes que pasaron por salas comerciales argentinas durante los últimos tiempos. 

Entre otros títulos, podrán verse Asia, la película de Ruthy Pribar con Shira Hass, la actriz de la popular serie de Netflix Poco ortodoxa, la comedia de Rama Burshtein, Un novio para mi boda, el documental Menájem Beguín​: paz y guerra, centrado en la figura del primer ministro israelí, responsable de los acuerdos de paz de Camp David, y las ficciones El repostero de Berlín, de Ofir Raul Graizer, El acoso, dirigida por Michal Aviad y La esposa prometida, también de Rama Burshtein.