Los Derechos Humanos serán resistencia o no serán. Así termina el libro de Rodolfo Yanzón pero, a su vez, así empieza la historia. La historia de una lucha que siguió a otra lucha, o que fue, tal vez, continuación de la primera: los juicios por crímenes de lesa humanidad contra la impunidad de la dictadura. Eso es lo que narra Yanzón en su libro “Rouge. Una mirada sobre los juicios por los crímenes de la dictadura”, que presentó en el auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. “Es una inmensa satisfacción haber escrito el libro y reconocer en él, el trabajo de tantos años y de tanta gente”, expresó a Página/12 el autor, también abogado querellante en los juicios de la ESMA.

El auditorio está lleno de rostros familiares: amigas, amigos, conocidos, compañeras y compañeros de tantos años de lucha, de tantas idas y venidas por despachos, salas y tribunales. En la primera fila, Taty Almeida y Gladys Cuervo. En el escenario, el panel compuesto por Yanzón, abogado de varios organismos de Derechos Humanos; Graciela Daleo, sobreviviente de la ESMA y protagonista de anécdotas contadas en el libro --aunque también correctora del mismo--; y Félix Crous, fiscal especializado en crímenes de lesa humanidad y actual titular de la Oficina Anticorrupción.

“Nuestros pueblos existen porque resisten”, señaló Guillermo David, director nacional de Coordinación Cultural de la Biblioteca --la “memoria de la Nación”, tal y como la llamó-- y presentador del evento. “Este libro se inscribe en esa historia, no sólo en nuestra contemporaneidad sino que recoge una larga memoria”, continuó, antes de adentrarse en su apreciación del estilo que Yanzón volcó en la escritura: “Captura el hueso del evento que está narrando y despacha con mucha precisión la naturaleza de ese episodio, la trama judicial, los vaivenes, la tensión, las pujas políticas, judiciales e históricas se anudan en cada uno de esos eventos”, consideró, antes de presentar a los panelistas. Aunque todos los presentes ya los conocían de muchos años.

La primera en hablar fue Graciela Daleo, que preparó en texto para “no irse por las ramas”, en el cual condensó sus percepciones a medida que ella misma iba leyendo “Rouge”, un poco también su propia historia. “La impunidad es, a la vez, el minotauro que devora y el laberinto que se construye para que no haya posibilidad de escapar de ella”, empezó, haciéndose de la metáfora que utiliza Yanzón en su obra. Para salir del laberinto hay que transitar muchos senderos a la vez: la Justicia, dice; y el hilo que lleva a la salida es la resistencia.

“El texto es lo que fue surgiendo de la lectura del libro, esa sensación de vértigo, de quedarte sin aliento y de plantearme esto que comenté: ¿todo esto hicimos?”, explicó luego a Página/12. El libro, “memoria colectiva para seguir agregando”, como lo caracterizó, “nos pone frente a eso, a todo lo que fuimos capaces de construir o que, cuando lo que edificamos era destruido, volver a recomponernos y continuar”, comentó.

“Rouge” narra los juicios por los crímenes de la dictadura, una historia de largos años y muchos vaivenes contada desde múltiples aristas, dando cuenta de la complejidad de los sucesos. Pero sobre todo, es la historia de la lucha permanente de sobrevivientes, familiares y organismos de Derechos Humanos. Es una lectura de hechos pasados y presentes, “una obra imprescindible”, en palabras de Félix Crous. “Estos asuntos tan delicados que han convocado a actores muy diversos y se han imbricado con la vida social de un modo muy singular, necesitan actores confiables que lo cuenten y lo interpreten, y en esto Rodolfo es un hombre que ha dejado su vida luchando contra la impunidad”, expresó el titular de la Oficina Anticorrupción, asiduo en su momento de los mismos lugares de lucha que Yanzón.

El mismo abogado y autor consideró el libro como “un hijo de la pandemia”. Los meses de lecturas y reencuentros con historias vividas fueron un cúmulo de sensaciones, y la escritura, “una necesidad imperiosa”. “Para mí fue doloroso, por un lado, por los hechos que tuve que ver y leer; pero satisfactorio, porque me estaba dando cuenta de que estaba produciendo algo que para mí valía la pena”, contó Yanzón. “Y enriquecedor y conmovedor, porque había cosas que se me habían ido de la cabeza, y ver lo que, a pesar de todo, logramos, es muy fuerte”, consideró, y concluyó: “La verdad que es una inmensa satisfacción haber escrito el libro y reconocer en ese libro el trabajo de tantos años y de tanta gente”.

“Rouge” es una historia del pasado, de “este camino que fuimos capaces de construir colectivamente, aún valiéndonos de esas instituciones de la burguesía, para acercar un poco de justicia a nuestro pueblo”, tal y como señaló Daleo. Pero también abre interrogantes y desafíos del presente, como señaló Yanzón durante la presentación, y del futuro. “Hay que evaluar lo importante que ha sido poder avanzar con los juicios precisamente frente a una institución de estas características, pero saber que ahí va a haber un límite muy fuerte”, consideró Crous en relación al Poder Judicial. Pero el miércoles pasado, todos los presentes en el auditorio Jorge Luis Borges se marcharon con una certeza, enunciada desde la primera fila por Taty Almeida: “la única lucha que se pierde es la que se abandona”.

Informe: Sofía Moure