El comandante Mariano González Craham, que era segundo jefe del Escuadrón 20 de Orán de Gendamería Nacional, y el sargento Carlos Humberto Ibáñez, con funciones en la misma dependencia, fueron formalmente imputados por el delito de hurto agravado por tratarse de personal de una fuerza de seguridad. El suboficial había sido investigado antes por un robo de armas en esa misma dependencia. 

La imputación fue formalizada el fiscal José Luis Bruno, de Orán, y la auxiliar fiscal de la Unidad Fiscal Salta, Roxana Gual, fue aceptada por el juez federal de Garantías de esa ciudad, Gustavo Montoya.

Bruno y Gual acusaron al comandante de ser partícipe necesario en la comisión del hecho, mientras que asignaron a Ibáñez la autoría del hurto, que se habría cometido el 26 de febrero pasado dentro del despacho de González Craham.

El comandante tenía bajo su resguardo más de 7 millones de pesos, además de 11 teléfonos, 28 módulos de celulares, 72 sobres con repuestos, dos discos rígidos y otros 40 mil pesos pertenecientes al Tesoro del Casino de Oficiales.

La fiscalía destacó que cinco días antes había habido una advertencia por fallas en la cerradura de la puerta de ingreso y de la caja fuerte, pero el comandante demoró hasta el 3 de marzo para convocar a un cerrajero y en esa fecha recién dio a conocer el faltante.

Asimismo, la fiscalía resaltó ciertas inconsistencias en lo declarado por González Craham respecto al hecho, dado que aseguró que el cerrajero afirmó que las cerraduras habían sido violentadas, sin embargo este testigo negó la versión y contó que le llamó la atención ver al comandante con guantes de látex colocados en sus manos cuando llegó a su oficina.

También reveló que no demoró demasiado en abrir la cerradura de la caja y que cuando lo hizo, González Craham terminó de abrir la puerta y gritó que fue un robo. La fiscalía agregó otras circunstancias que develaron una conducta desaprensiva del comandante respecto al resguardo de los valores sustraídos, entre ellos el haber dejado la llave de la puerta puesta, lo que fue testificado por un gendarme de guardia que tomó foto de tal situación.

Respecto a Ibáñez, la fiscalía indicó que el sargento viajó a Buenos Aires al otro día de que se denunciara el hurto, y presentó también un audio enviado por el acusado a otro gendarme del mismo escuadrón pidiéndole una foto de la caja fuerte saqueada.

El robo de armas 

Bruno y Gual señalaron además que Ibáñez fue investigado tiempo atrás por el robo de armas cometido en esa misma dependencia, y recordaron que esa vez también se fue de viaje apenas se formalizó la denuncia de la sustracción.

La fiscalía sostuvo que Ibáñez sería el autor material del robo millonario, mientras que González Craham se encargó de allanarle el camino y, una vez cometido el hecho, demoró en hacer la denuncia y de esta manera le dió al sargento la cobertura para ocultar el botín que todavía no fue recuperado. 

En este proceso se realizaron, recordó la fiscalía, diligencias investigativas tanto en Orán como en Tartagal, y se realizaron allanamientos en los domicilios de los acusados y otros sospechosos.

Bruno y Gual solicitaron la formalización del caso y requirieron que dicte la prisión preventiva del comandante y el sargento, basándose en el riesgo de fuga, dada la facilidad que tendrían ambos, por su función, para acceder a pasos no habilitados en la frontera con Bolivia.

Asimismo resaltaron el peligro de entorpecimiento de la investigación si estuvieran en libertad, ya que, por sus rangos y preeminencia entre los gendarmes del escuadrón, es probable que influyan para perjudicar esas medidas.

El juez Montoya dio por formalizada la acusación penal, hizo lugar a las prisiones preventivas y dispuso que las cumplirán en el Complejo Penitenciario Federal NOA III.