Hace dos semanas que los estudiantes de la escuela secundaria Número 4 Homero Manzi, ubicada en Avenida Sáenz 631, en Nueva Pompeya, no tienen clases. El viernes 12 de mayo, un operario de 17 años cayó desde un cuarto piso de la obra en construcción para reformar el edificio y quedó en estado de coma. Desde ese día, el Ministerio de Educación cerró el establecimiento para hacer pericias y algunos arreglos y los chicos no volvieron a las aulas. El gobierno porteño ofreció dividir a los adolescentes y enviarlos a otras dos escuelas, pero los padres y docentes se opusieron ya que el espacio ofrecido era muy acotado para la cantidad de jóvenes.  

“No sabemos mucho porque no nos dejan entrar. Lo único que sabemos es que están haciendo unos arreglos menores como poner puertas en las aulas, picaportes y taparrollos, cosas que no tienen nada que ver con el problema de fondo que es que no podemos seguir conviviendo con una obra adentro de la escuela”, le dijo a Página/12 Paula Leoz, preceptora del colegio y delegada de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).

Según la denuncia de los docentes, la situación de la escuela es límite: el edificio tiene capacidad para 400 alumnos pero son más de 700, no tiene salida de emergencia, el patio está clausurado y el ascensor no funciona. “Estamos esperando que nos digan cuándo retomar las clases pero no sabemos en qué condiciones vamos a volver. Nos dijeron que después del accidente, la empresa Plan Obra quebró por lo que ahora hay que abrir una nueva licitación, lo que puede llevar meses. Mientras tanto, la obra quedará a medias, con los andamios y el pozo abierto en el patio”, se quejó Leoz.

La única opción que ofreció el Ministerio de Educación porteño fue dividir a los estudiantes y enviarlos a otras dos escuelas: el CBO Evita, una escuela para adolescentes con diferentes dificultades en el aprendizaje, y la primaria Número 28 Distrito Escolar 5. Según informaron los docentes, la propuesta oficial era que “seis cursos funcionen en cuatro aulas de una de esas escuelas (con la consiguiente fusión de varios grados con distintos horarios y materias) y otros seis cursos funcionen todos juntos en un galpón, sin subdivisiones ni acústica ni condiciones mínimas para una clase en la otra escuela. Las clases prácticas como plástica y música se darían en un centro cultural del barrio”, informaron en un comunicado.

Esta propuesta, que fue rechazada también por los padres y por las comunidades educativas de las otras dos escuelas, no preveía ninguna opción para el jardín maternal que actualmente funciona en el Homero Manzi para los hijos de las alumnas madres. “Incluso nos habían dicho que esa mudanza sería hasta octubre, por eso también la rechazamos”, afirmó la preceptora.

Los docentes del Homero Manzi planean entregarle un petitorio a la ministra Soledad Acuña -que cuenta con la adhesión de dirigentes gremiales y políticos, legisladores y pedagogos- para exigir la construcción de “un edificio nuevo que brinde una solución definitiva al conflicto edilicio” que atraviesa la escuela y, mientras tanto, “una solución transitoria acorde a las necesidades de la comunidad educativa mientras se realiza la construcción del edificio nuevo y definitivo”.