Un tribunal de Chubut absolvió a tres jóvenes acusados de abuso sexual grupal contra una adolescente, un hecho ocurrido en 2012 en la ciudad de Puerto Madryn, por "falta de pruebas" y por el beneficio del principio de inocencia. El caso es considerado emblemático, por las dificultades que tuvo la víctima para denunciarlo y las represalias que luego sufrió. Ahora, el fallo absolutorio fue un baldazo de agua fría para las organizaciones que apoyaron a la joven. Por la tarde, grupos de mujeres se concentraron en las plazas de la provincia para repudiar la absolución de los “hijos del poder” y marcharon en protesta hacia el edificio del tribunal. Las abogadas cuestionaron el fallo y el proceder de las tres juezas a lo largo del juicio y confirmaron que seguirán luchando porque “la víctima quiere justicia”.

"Absolvieron a los tres imputados por falta de pruebas, en un fallo insólito y sesgado porque durante 10 años se supo y se conoció la verdad en Puerto Madryn, con una víctima que es una sobreviviente por el maltrato que recibió", expuso la abogada querellante, Verónica Heredia, en una improvisada conferencia de prensa que se brindó frente a la oficina judicial en Rawson.

La abogada adelantó que va a "seguir haciendo los recursos y todas las impugnaciones y en todas las instancias", tras asegurar que "la víctima fue maltratada cuando vino a brindar sus últimas palabras, así que el resultado de hoy no nos sorprende".

La sentencia no se conoció de manera oficial por las características de hermetismo que tuvo el caso, impuestas por el propio tribunal, integrado por las juezas Ana Karina Breckle, Marcela Alejandra Pérez y María Laura Martini.

Varias militantes de organizaciones feministas que aguardaron durante toda la mañana el fallo se manifestaron frente al edificio ubicado en Don Bosco 141, de Rawson, que amaneció vallado y custodiado por un severo dispositivo judicial, al grito de "se va a acabar esa costumbre de violar".

El caso


La audiencia por la causa de abuso grupal debió haberse iniciado el año pasado, pero sucesivas presentaciones fueron postergando su inicio. Los hechos ocurrieron en septiembre de 2012 en Playa Unión, en el transcurso de una "juntada" de jóvenes en la casa del nieto del exgobernador radical Atilio Oscar Viglione, en la previa a los festejos por el Día de la Primavera.

Sin embargo, la denuncia recién se formalizó en 2019 cuando se conoció a través de las redes sociales el testimonio de la víctima. Por el ataque fueron señalados originalmente seis jóvenes en la escena del abuso (cinco formalmente denunciados), quienes actuaron cuando la víctima se encontraba indefensa y en estado de inconsciencia. Solamente tres de los acusados llegaron a juicio: Luciano Mallemaci, Exequiel Quintana y Leandro del Villar, quienes fueron declarados inocentes por el beneficio de la duda y la falta de pruebas.

Los restantes acusados fueron desafectados del proceso por distintas razones: dos porque eran menores al momento de los hechos, y el restante porque logró acreditar que estaba con su novia en las cercanías, pero no en el lugar del abuso.

En el último tramo del largo proceso se sumó la penalista Verónica Heredia a la representación de la víctima, quien hoy tiene 26 años pero era menor cuando sucedieron los hechos.

Los repudios


Por la tarde, distintas organizaciones de mujeres manifestaron su repudio en distintas plazas de Chubut. Y las abogadas de la sobreviviente dieron una conferencia de prensa en Trelew.

La abogada querellante, Verónica Heredia, aseguró que “el proceso fue una farsa, una mentira con pura agresividad y violencia. Las tres juezas mujeres estaban ahí sentadas permitiendo que maltraten a las testigos, que llegaron a declarar tres horas seguidas. Tuvieron que soportar la agresión de los abogados. Pedíamos todos los días respeto por los testigos y nos llegaron a decir que los testigos no tenían derechos”.

“Las juezas daban cuenta de que por ser mujeres no necesariamente tienen perspectiva de género”, afirmó. “Le pedimos a la jueza que dé un mensaje de que esto no puede ser y su mensaje fue que si las chicas toman y van a una fiesta se tienen que hacer cargo”, agregó.

En este juicio por primera vez la víctima de la violación grupal ocurrida en Playa Unión prestó declaración ante la justicia junto con otros diez testigos que estuvieron la noche del hecho en la casa del ex gobernador Atilio Viglione.

Los defensores de los acusados “vinieron a investigar la vida sexual de la víctima y las juezas dejaron pasar todo. Por eso no nos sorprende el fallo”, consideró Heredia. “Cada vez que decíamos que había que tener perspectiva de género se descomponían prácticamente. No sólo los abogados sino también las juezas”, ironizó.

“Las tres juezas la maltrataron y le pidieron que se callara. Ella apenas podía hablar por primera vez ante la justicia. Le decían “no señorita, esto no lo puede decir”, contaron las letradas a la multitud que estaba presente en el lugar esperando para marchar. Muchas mujeres estuvieron todos los días desde el 2 de marzo en la puerta de tribunales desde las 8 de la mañana hasta las 9 de la noche.

Heredia contró que la víctima dijo en su declaración que “necesito vivir. Estoy vacía. Tengo una profesión, tengo un lugar donde vivir pero estoy vacía. Necesito ser libre”. 

“Dudaron del consentimiento de una joven, adolescente de 16 años que más de 10 chicas dijeron que estaba muy borracha, que no se podía mantener parada, que vomitaba, que tenían que limpiarle la cara todo el tiempo, porque estaba muy borracha, no sabemos si por alcohol o por si le dieron otra cosa. Era clarísimo que ella no podía dar consentimiento, pero las juezas pusieron en duda el consentimiento una y otra vez”, concluyó Heredia y le dio la palabra a su colega que compartió una carta de la familia de la víctima.

La carta de la familia

“Una vez más la injusticia patriarcal y después preguntan por qué no denunciamos. Soportamos la violencia institucional por parte de juezas que permitieron humillaciones y maltratos a las testigos presentadas por la fiscalía y la querella y a su vez fueron complacientes con aquellos que sorpresivamente perdieron la memoria y cambiaron sus declaraciones iniciales y en oficinas de abogados defensores. Culminaron con un veredicto insólito, misógino, que da vergüenza, que nos remonta al siglo pasado. ¿Cómo seguir después de esto? ¿Cómo confiar en instituciones que se ríen en nuestra cara? Cómplices y garantes de lo más rancio de esta sociedad. ¿Cómo caminar tranquilas cuando quienes nos violentan tienen impunidad garantizada? ¿Cuál es el mensaje de esta justicia que protege a los poderosos y deja indefensas a quienes tenemos como bandera la lucha de nuestras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo? ¿Acaso que pretendan, que apliquemos autodefensa?”.

"Me defendería como Higui", gritó una chica al escuchar el cierre de la carta. Y hubo aplausos en apoyo a la denunciante. Para las 19, marcharon por las calles de Trelew y finalizaron el repudio en los tribunales locales.