“Sólo desde la unidad pueden fortalecerse los lazos de solidaridad necesarios para vencer a la avaricia”, afirman los Curas en la Opción por los Pobres (COPP) en un documento titulado “Memoria, verdad y justicia” difundido por el grupo con ocasión del Día nacional de la Memoria, que se conmemorará este jueves 24 de marzo, a 46 años del golpe cívico militar de 1976.

En el mismo texto, los sacerdores del COPP reclaman una “quita de la deuda” contraída por el gobierno de Mauricio Macri con el FMI y demandan “retomar el camino del desarrollo inclusivo” porque “lo que está en juego, en definitiva, es la vida misma de los pobres, sobre cuyas espaldas caen con todo su peso las consecuencias de las políticas neoliberales”.

Para los sacerdotes católicos, “la tarea principal” que realizó la dictadura fue “modificar radicalmente la estructura económica” mediante la “eliminación de las alianzas populistas” sobre las que se asentaba el aparato productivo industrial. Agregan que “la matriz de valorización financiera implantada por la dictadura militar, a sangre y fuego mediante el terrorismo de Estado, puso en marcha un patrón de acumulación de capital específico e impulsó una inédita redistribución del ingreso en desmedro de los trabajadores”. En consecuencia, aseguran, “el plan económico en funcionamiento interrumpió la industrialización en curso y la reemplazó por la especulación financiera como núcleo central de la economía del país”.

Vinculando aquellos hechos con los procesos políticos posteriores, los COPP afirman que “el período 1976-1983 inauguró el primero de los dos grandes ciclos de endeudamiento del último medio siglo” y recuerdan que “al finalizar la dictadura, la deuda había aumentado un 449 por ciento, casi 5 veces más”. Así, sostienen, “un país sobreendeudado para favorecer la fuga de capitales de minorías especulativas fue la fórmula, repetida por la dictadura cívico militar, el menemismo (y el breve período de la Alianza) y recientemente por el gobierno de Mauricio Macri, para mantener una estructura económica dependiente y en función de los sectores del capital dominante, empobreciendo a las mayorías trabajadoras del país”.

Metiéndose directamente en el debate político planteado en torno al acuerdo con el FMI, los curas afirman que “más allá de la querella criminal y de las auditorías e investigaciones que puedan realizarse internamente en el país para establecer responsabilidades en el megaendeudamiento perpetrado durante el macrismo, la Argentina no puede permitir que se condicionen sus políticas públicas ni debería someterse a programas económicos diseñados por terceros, en este caso el Fondo Monetario Internacional y sus acuerdos de condicionalidad”.

Por tal motivo, aseguran, “es hora de que Argentina y los países de la Patria Grande reclamen, soberanamente, quitas de deuda que permitan retomar el camino del desarrollo inclusivo mediante la producción y el trabajo con una distribución equitativa de la riqueza”.

En su declaración, los curas sostienen que “nos preocupa, en esta hora tan desafiante de la historia, la unidad del campo popular” porque “enfrente, agazapados en su avaricia, se encuentran los que históricamente se han adueñado de la riqueza que es de todos y de todas”.

Y ante a “una nueva encrucijada frente al Fondo Monetario Internacional, encargado de conducir las políticas de los países endeudados hacia el neoliberalismo y la dependencia”, consideran que “sólo desde la unidad pueden fortalecerse los lazos de solidaridad necesarios para vencer a la avaricia”.

El texto culmina con una exclamación: “Al terrorismo de Estado y al endeudamiento externo para favorecer la fuga de capitales, les decimos ¡Nunca Más!”.

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