El 24 de marzo es un feriado nacional cargado de sentido. Día de reflexión, de honrar a las víctimas del terrorismo de Estado, de machacar con las políticas de memoria, verdad y justicia que sitúan a la Argentina como referencia mundial ineludible. La fecha es la fecha del golpe pero además, el día de 1977 que Rodolfo Walsh envió varias copias de su célebre carta dirigida a la junta militar hace 45 años. Ese acto de valentía nos remite al primer aniversario del gobierno de la dictadura genocida. Ese día eligió el escritor y militante montonero para terminar su texto con una definición de principios: “fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”. Ese día del ‘77, además, jugó la selección argentina de fútbol un partido con el Real Madrid en el estadio Santiago Bernabeu. Un amistoso mucho menos recordado que el del ‘76 con Polonia en Chorzow. Aquel que Videla mandó a televisar como distracción entre desapariciones y avisos fúnebres. Para una población conmocionada y que sería anestesiada dos años más tarde con el Mundial ’78.

La coincidencia futbolística entre los dos 24 de marzo casi no tiene registros históricos que la mencionen. Decimos casi, a falta de certezas concluyentes para demostrarlo. El seleccionado que dirigía César Luis Menotti jugó el mismo día en Europa con un año de diferencia. Le ganó a los polacos 2 a 1 con goles de Héctor Scotta y René Houseman en el ‘76. Perdió con Real Madrid 1 a 0 en el ’77. Vicente Del Bosque convirtió a 7 minutos del final y su club se quedó con la Copa del 75° aniversario de su propia fundación. Franco había muerto y con él su dictadura en España. En la Argentina recién empezaba.

La galería de fotografías de la agencia Efe deja ver imágenes de aquella noche donde posan juntos y entremezclados los jugadores argentinos y del equipo español. Hugo Gatti aparece de pie rodeado por tres glorias del Madrid: el alemán Breitner, Del Bosque y Pirri. El arquero había atajado también en aquel partido del ’76 pero perdería la titularidad con Ubaldo Fillol antes del Mundial ’78. Abajo, hincado y al lado de Jorge “el Chino” Benítez está Jorge Carrascosa, el capitán y lateral izquierdo que renunció a la Selección ese mismo 1977. Junto al ex jugador de Banfield, Central y Huracán descansa sobre el césped el trofeo –la réplica perfecta de una carabela– que el entonces presidente de la FIFA, Joao Havelange, le entregó a Pirri en el palco de autoridades.

Ese 24 de marzo de hace 45 años, el autor de Operación Masacre comenzaba así su Carta abierta de un escritor a la junta militar: “La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años”. La difusión de esa renombrada pieza periodística que le costó la vida a Walsh coincidió con la realización del cuadrangular en Madrid donde el seleccionado nacional jugó con Irán el 22 de marzo y dos días después con el local. El primer partido terminó 1 a 1 y se definió en una serie de penales. Argentina ganó, los españoles derrotaron al Mouloudia Chaâbia de Argelia 2 a 1 y se enfrentaron en el partido decisivo.

Menotti armó el equipo con Gatti; Tarantini, Olguín, Daniel Killer y Carrascosa; Ardiles, Gallego y Villa; Houseman, Luque y Bertoni. Ese día Clarín titulaba en la tapa: “Celebran hoy el primer aniversario del Proceso”. La bajada hablaba de “pronunciamiento de las Fuerzas Armadas” y describía a la ceremonia como “austera”. Debajo de ése, el principal anuncio del medio, se leía: “A las 17.30 y por TV. Final entre la Selección y el Real Madrid”. Se repetía la oferta futbolera del año anterior, en vivo y en directo, aunque en otro escenario. Sobre aquel amistoso en Polonia, Houseman contaría varios años después: “El recuerdo más fuerte que tengo de la gira del ’76 es la tristeza de todos los jugadores por lo que estaba sucediendo en el país”.

Uno de los más comprometidos de esa generación de jugadores, el Loco –fallecido el 22 de marzo de 2018– volvería a revisitar historias de la dictadura y el fútbol a treinta años del Mundial ’78. En junio del 2008, el estadio de River fue escenario de un homenaje a los 30 mil desaparecidos. Houseman regresó a la cancha junto a Leopoldo Luque –falleció el 15 de febrero de 2020– y Julio Ricardo Villa, únicos campeones presentes. Se abrazaron con Nora Cortiñas, de Madres Línea Fundadora, Alba Lanzilotto, de Abuelas, y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. También recibieron medallas. Luque fue el único que jugó 5 minutos de un partido simbólico. Las madres habían llegado caminando desde la Ex ESMA y se detuvieron recién en la pista del Monumental que ya no existe desde que se amplió su capacidad.

Este 24 de marzo, a 45 años de aquel partido tan funcional al régimen cívico-militar, como lo fue el del ’76 y también cada uno del Mundial, se ponen a la venta las entradas para la final de la Copa de Campeones entre Italia y la Argentina. El de Europa y el de América jugarán en Wembley el 1° de junio próximo. Este 24 de marzo, si hubiera sido por la FIFA cómplice de dictaduras y exponente sin igual de la doble moral, la Selección nacional tendría que haber salido a la cancha contra Venezuela por las eliminatorias mundialistas de Qatar. El olvido quedó reparado cuando la AFA le recordó el feriado nacional en nuestro país.

Otro 24 de marzo, pero de 1978, hubo un futbolista que redimió al fútbol de sus pecados inducidos. Porque como dijo Jorge Valdano con palabras semejantes, el fútbol es inocente. Sobre todo de los latrocinios perpetrados por otros valiéndose de su nombre. A dos años del golpe de Videla y José Alfredo Martínez de Hoz, la simbiosis perfecta de los intereses de clase bendecidos por la cúpula de la iglesia Católica y con el apoyo logístico de Estados Unidos, el ex arquero de Almagro Claudio Tamburrini se fugó del centro clandestino de detención Mansión Seré que estaba bajo el control operativo de la Fuerza Aérea. Desnudo, se colgó de unas sábanas anudadas para perderse en la noche de Castelar y huir días más tarde hacia Suecia. Hoy es un filósofo prestigioso que da cátedra en el país donde se refugió. Testigo en el Juicio a las Juntas de 1985 su aporte fue clave para condenar al brigadier Orlando Ramón Agosti.

Cada 24 de marzo se reescribe la historia desde algún rincón inexplorado y en ella aparece el fútbol como actor de reparto. “Nos habíamos ido del país con un gobierno democrático y cuando regresamos al país era todo diferente. Teníamos mucho miedo a todo…”, comentó Héctor Scotta, el autor de uno de los goles argentinos en Chorzow aquel día en que el partido con Polonia fue televisado en directo mientras comenzaba una marea de secuestros, torturas y desapariciones en todo el territorio nacional.

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