El gobierno de Jair Bolsonaro junto a los jefes del Ejército, Marina y la Fuerza Aérea reivindicaron el golpe de Estado de del 31 de mayo de 1964. En un comunicado oficial calificaron como “un hito histórico de la evolución política brasileña” al golpe que instaló 21 años de dictadura en el gigante sudamericano.

Bolsonarismo y dictadura

A 58 años del golpe de Estado militar en Brasil, el presidente Jair Bolsonaro y su ministerio de Defensa reivindicaron esa fecha a la que volvieron a referirse como "Movimiento del 64" desde que Bolsonaro asumió en 2019. "El movimiento del 31 de marzo de 1964 es un hito histórico de la evolución política brasileña, puesto que reflejó los anhelos y aspiraciones de la población de la época", según el ministro de Defensa, Walter Braga Netto, en la Orden del Día publicada en el sitio web de su cartera. El texto fue firmado por los jefes del Ejército, general Paulo Sérgio Nogueira; de la Marina, almirante Almir Garnier Santos, y de la Fuerza Aérea, brigadier Carlos Almeida Baptista Junior.

El texto reivindicativo de la última dictadura brasileña omite usar la palabra golpe y tampoco hace referencia al cierre del congreso, la censura, el asesinato, desaparición y torturas cometidas por el régimen durante sus 21 años, delitos de lesa humanidad documentados por la Comisión de la Verdad.

En el comunicado cargan contra investigaciones y análisis sobre la dictadura militar y aseguran que la historia no puede ser “reescrita por mero revisionismo”. Según la oficina de Braga de Netto, posible candidato a vicepresidente de Bolsonaro para las elecciones de octubre, “en marzo de 1964, las familias, las iglesias, los empresarios, los políticos, la prensa, la Orden de los Abogados de Brasil (OAB), las Fuerzas Armadas y la sociedad en general se aliaron, reaccionaron y se movilizaron en las calles, para restablecer el orden y para impedir que un régimen totalitario se implantara en Brasil, por grupos que propagaban falacias, que después fracasó en varias partes del mundo (en referencia al comunismo)".

Al contrario de la versión sostenida por el gobierno de Bolsonaro, según documentos desclasificados del Departamento de Estado de Washington, Estados Unidos instaló en el poder entre 1964 y 1985 a los generales Humberto Alencar Castlelo Branco, Arthur de Costa e Silva, Emilio Garrastazú Médici, Ernesto Geisel y Joao Baptista Figueiredo.

En tanto, la mención a la OAB es considerada una provocación a esa entidad que fue pionera en la presentación de hábeas corpus para determinar el destino de los detenidos desaparecidos. La Orden de Abogados publicó un comunicado defendiendo "el estado de Derecho y el sistema electoral" en respuesta a los militares.

Bolsonarismo sin memoria

El texto además busca instalar una versión lavada de una dictadura con más de 20 mil casos de tortura documentados por organismos de derechos humanos. Según Braga Netto, después de 1964 la sociedad brasileña vivió un periodo de “estabilidad, seguridad, crecimiento económico y madurez política que resultó en el restablecimiento de la paz en el país y el fortalecimiento de la democracia". La Comisión de la Verdad encargada en 2014 por la entonces presidenta Dilma Rousseff (2011-2016) determinó que 434 personas fueron muertas tras haber desaparecido en manos del régimen.  "Todos aquí tenían derecho (...) de ir y venir, de salir de Brasil, de trabajar, de construir una familia, de estudiar", afirmó Bolsonaro durante el acto de toma de posesión de su nuevo equipo de Gobierno celebrado este jueves.

Por su parte, Bolsonaro, un excapitán del Ejército que hizo su carrera en la última parte del régimen de Figueiredo, defiende las torturas del régimen de facto que dio el golpe de Estado al presidente Joao Goulart. Por la Ley de Amnistía autosancionada por la dictadura en 1979 que permitió el regreso de los exiliados y la apertura de los partidos políticos con elecciones regionales, los autores de crímenes de lesa humanidad en Brasil no fueron investigados, ni juzgados ni condenados. En este sentido, Bolsonaro reivindica como uno de sus héroes al exjefe de la Policía secreta del régimen Carlos Brilhante Ustra, uno de los altos mandos responsables de la prisión política de casi tres años de Rousseff, quien fue torturada por 22 días seguidos a inicios del año 1970.

Bolsonaro también cargó contra los jueces del Tribunal Supremo, aunque no los nombró explícitamente. “Aquí tenemos todo para ser una gran nación. Tenemos todo, ¿qué falta? Que no se interpongan unos cuantos. Si no tienes ideas, cállate. Ponte la toga y quédate ahí. No vengas a molestar a los demás", afirmó sobre los magistrados que lo investigan en más de una causa.