PáginaI12 En Gran Bretaña

Desde Londres

A una semana de las elecciones tembló la Libra y saltaron las rotativas, con un nuevo sondeo de YouGov. La encuesta predijo que los conservadores perderían unos 20 escaños y los laboristas ganarían unos 30 con lo que Theresa May apenas podría formar un gobierno de minoría. Una nueva encuesta al mediodía, que le “devolvió” a los conservadores una ventaja de 10, calmó los nervios y restituyó el valor de la libra, pero nadie tiene muy claro hoy el resultado de los comicios del próximo jueves.

Las encuestadoras andan de capa caída en todo el mundo pero, a falta de otro instrumento de medición, conservan suficiente poder de fuego como para hacer temblar a una de las monedas más poderosas del mundo, la libra esterlina. Con sondeos tan fluctuantes, los mercados de divisas, tan proclives a la volatilidad, van a tener algún que otro sobresalto de acá al 8 de junio.

Una de las razones de estas fuertes variaciones es que, en un intento de dejar atrás los papelones de la elección de 2015, el Brexit y Donald Trump, los encuestadores están usando nuevos criterios para medir la opinión pública. La encuesta de You Gov intentaba ponderar un factor clave en toda elección británica: el comportamiento de cada uno de los 650 distritos electorales.

La encuestadora entrevistó a 50 mil personas y realizó sus predicciones admitiendo un amplio margen de error. El peor de los escenarios (el que espantó a los mercados) daba 310 escaños para May y 257 para Corbyn que aumentaría en 25 su contingente de diputados. El CEO de YouGov es Sebastian Shakespeare –más ilustre apellido para la ocasión imposible– y señaló al matutino The Times que esperaban aún más variaciones en esta última semana. “Nuestros datos sugieren que conservadores, laboristas y liberal demócratas van a perder escaños en todas partes”, dijo Shakespeare.

La encuesta de Kantar que restableció la calma en los mercados se realizó con el método más tradicional de la encuesta online y con un número de participantes mucho menor: 1169 británicos. Otro sondeo, difundido el martes, le daba una ventaja de 14 puntos a May, pero en su ponderación de los resultados ICM introducía una premisa discutible que inclinaba la balanza hacia los conservadores. La encuestadora asumía que los votantes Toris, más situados en la franja etaria de 50 años para arriba, no dejarían de depositar su voto mientras que el laborismo perdería muchos sufragios porque muchos jóvenes no se registraron para votar o no se molestarán en ir a las urnas.

El panorama cambia por completo si no se pondera el resultado con esta variable. ORB y Survation, por ejemplo, reducen la ventaja de May a seis puntos que, dependiendo cómo se distribuyan los votos en el mapa de los 650 escaños en juego, puede determinar una amplia mayoría o una pérdida de diputados que podría dejarla en minoría en el parlamento.

Los políticos son tan o más adictos a las encuestas que los mercados. Las críticas que recibió el programa electoral de los conservadores presentado hace dos semanas se convirtieron en alarma entre los Toris cuando Corbyn empezó a achicar vertiginosamente la diferencia en los sondeos. Al convocar la elección a mediados de abril May tenía 20 puntos de ventaja, después de la publicación de su programa la diferencia se achicó a siete, y a pesar del atentado en Manchester, que en teoría debía favorecer a los conservadores, un sondeo bajó aún más el margen a solo cinco puntos. El fin de semana los estrategas partidarios dieron el volantazo en un intento de cambiar el eje de la campaña.

Desde el lunes May ha machacado dos temas: Brexit e inmigración. El Brexit, presentado como el proceso más trascendental desde la guerra, no puede quedar en manos de Corbyn que, según dijo May a una sorprendida audiencia, llegaría “desnudo” a la mesa de negociaciones. En cuanto a la inmigración May está pintando un panorama apocalíptico si Corbyn triunfa con la inestimable ayuda de la prensa ultraconservadora que “informaba” ayer de un plan secreto laborista para dejar entrar una avalancha de inmigrantes.

Este doble mensaje apunta a consolidar el voto Brexit -que consiguió un 51,9% en el referéndum del pasado junio- y a birlarle escaños a los laboristas en los distritos electorales de clase trabajadora del norte, que se inclinaron por la separación de la Unión Europea para frenar la entrada de extranjeros que abarataban el salario y ponían presión sobre los servicios sociales.

En los sondeos los votantes reconocen que Corbyn ha hecho mucho mejor campaña que May hasta el momento. El menú de izquierda que presentó en su plataforma electoral - nacionalizaciones, incremento impositivo al 5% de mayores ingresos, lucha contra los paraísos fiscales, más inversión social - sintonizó con el electorado mucho más que el mensaje de austeridad de May.

En su salida a las calles y en las pantallas ha logrado proyectar un toque humano que le falta a la acartonada May que se negó a tener el tradicional debate frente a frente con el líder laborista. En el debate de siete líderes que televisó anoche la BBC Corbyn salió bien parado mientras que la primera ministra literalmente brilló por su ausencia ya que decidió no participar del mismo alegando que quería comunicarse “directamente con el electorado”.

Un columnista del The Guardian, Jonathan Freedland, que ha sido muy crítico de Corbyn desde que asumió la jefatura partidaria hace dos años, señaló ayer que la campaña ha cambiado las cosas. “La plataforma electoral ha favorecido al laborismo y ha golpeado a los conservadores. Esto no quiere decir que se vayan a revertir todas las predicciones y que Jeremy Corbyn vaya a ocupar Downing Street. Pero incluso si gana May, pero con una mayoría mucho más reducida, quedará probado que, contrario a lo que se ha dicho durante mucho tiempo, una campaña puede cambiar las cosas”, señaló.

A la espera de estos vaivenes está la Unión Europea. El comienzo formal de las negociaciones para el Brexit tiene fecha: el 19 de junio, ocho días después de las elecciones. May quería llegar a ese día con un mandato propio y una aplastante mayoría parlamentaria. En esta danza loca de encuestas todo dependerá de cuál se acerca más a la verdad.