En un campo de juego particularmente blando y desparejo, que además fue regado en la previa del encuentro, Boca pareció hacer pie en el inicio, a partir de la postura dentro del campo, la presión, y las posiciones de Romero (suelto, de enlace) y de Zeballos como wing izquierdo, insistiendo por ese sector.

Zeballos, al minuto, quedó pie a mano pero el arquero se anticipó. Luego, un enganche y posterior remate del propio juvenil delantero salió desviado. El dueño de casa, en tanto, apostó a salir rápido de contra, con Teófilo Gutiérrez como lanzador, o a aprovechar los espacios que dejó Boca a espaldas de los laterales.

A los 29 minutos, Angelo Rodríguez se filtró detrás de Fabra, pero su remate casi en el área chica salió desviado. Todo, en el contexto de un juego cortado y friccionado, con poca fluidez. Recién en el final, en una réplica veloz, los de Battaglia estuvieron a punto de quebrar el cero. Fabra profundizó para Zeballos, que al verse rodeado probó al arco. De Amores sacó a un costado y el balón le quedó a Benedetto, pero el arquero volvió a responder.

En el epílogo aparecieron las polémicas. Primero, el planchazo de Benedetto a Aldair Gutiérrez que para Valenzuela solo mereció amonestación, pero de haber habido VAR, era tarjeta roja. Luego, el cierre del arquero ante el delantero visitante en el que Boca pidió penal, pero fue el propio Benedetto quien inició el contacto, ante el arquero que se arrojó para anticipar.

Además, salió lesionado Zambrano y un remate de Camargo no terminó en gol por un roce que descalibró la trayectoria de la pelota.

Boca siguió sin encontrar los caminos en el segundo tiempo, y a pesar de los cambios que decidió el técnico Battaglia al equipo se le hizo difícil construir acciones en ofensiva. La sorpresa llegó en el final: primero con el gol de Burdisso, a través de un cabezazo, cuando el conjunto local no se acercaba con peligro a Rossi; y luego con la definición del ingresado Vásquez para marcar el segundo.