El seleccionado argentino, además de nuevo entrenador, presentó ayer también a su flamante manager, que coordinará el trabajo entre el cuerpo técnico y los dirigentes. El elegido para el cargo es Jorge Luis Burruchaga, uno de los artífices principales en la obtención del título mundial en 1986. Pero cuando la AFA intenta reflejar transparencia en su nueva función, designó al hombre que además ingresó en la historia del fútbol mundial por haber sido protagonista de un caso de corrupción, comprobado por la justicia francesa. El club Olympique de Marsella, en 1993, ganó su quinta liga consecutiva, venciendo como visitante a Valenciennes, equipo donde se desempeñaba Burruchaga. Para asegurarse el título, la directiva del club presidido por Bernand Tapie envió al jugador Jean-Jacques Eydelie a ofrecer una suma de dinero a tres futbolistas del Valenciennes (Glassmann, Burruchaga y Christophe Robert), a cambio de bajar el rendimiento en ese partido. Glassmann fue el único que no aceptó el soborno y denunció el hecho. El Olympique fue desposeído del título y descendido de categoría. Burruchaga fue acusado de “corrupción pasiva”, y  recibió una sanción de dos años de inhabilitación, luego reducida a 18 meses. Ese período entrenó en Independiente, donde luego se desempeñó hasta su retiro, en 1998.