Para qué necesita Rodriguez Larreta los datos sensibles de 10.000.000 de personas? Es una pregunta que en estos momentos se hacen tanto los investigadores judiciales como los titulares de esos datos. El convenio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con el Registro Nacional de las Personas, es para información de datos biométricos de 40.000 prófugos de la justicia, con los que obviamente los millones de espiados nada tienen que ver. Si se tiene en cuenta que esa cifra triplica la población de la ciudad que gobierna Larreta, encontrar respuesta al interrogante se vuelve imprescindible.

Hay que recordar que el alcalde de CABA integra un organización que se caracteriza por el espionaje ilegal al menos durante los ultimos 10 años. Su lider, Mauricio Macri, se encuentra actualmente procesado penalmente por el delito de espionaje. Los objetivos de esas actividades ilegales varían de acuerdo a las víctimas de esos hechos. Cuando se trata de personas pertenecientes a sectores opositores a la organización criminal, el objetivo es de extorsión y estigmatización. Son los conocidos “carpetazos” con los cuales mantienen a raya a los vulnerables al tiempo que desacreditan y demonizan a los más resistentes: “Cristina asesina”. Respecto de los “propios” que son espiados, la finalidad es distinta. Se trata de una típica metodologia mafiosa para disciplinarlos. Por eso han sido víctimas los amigos, parientes cercanos y correligionarios de los líderes mafiosos. Recuérdese que Mauricio Macri espió a su propia familia de sangre.

En el actual contexto político de avance de las derechas en todo el mundo, las maniobras de ese sector ideológico para condicionar y direccionar la subjetividad colectiva, cobran relevancia. Se impone una breve comparación. Las propuestas políticas progresistas argumentan desde la sensibilidad y la empatía con los sectores más vulnerables de la sociedad. Las diversas variantes de las derechas, en cambio, exponen sus discursos desde ficciones que encubren sus verdaderos objetivos que son esencialmente de saqueo, fuga del botín y la posterior impunidad. Esas ficciones tienen la protección de las corporaciones que integran el Poder Real y a su vez se nutren de un sector del imaginario colectivo al cual apuntan y se dedican a manipular.

Se debe tener igualmente en cuenta que las elecciones, en nuestro sistema, las definen pequeños porcentajes de votantes. Por ejemplo, en 2015, inventaron la figura de “la Morsa” para desprestigiar a Anibal Fernández que perdió la gobernación por el 4,14 % de los votos. Cuando se supo que había sido una vergonzosa maniobra, el daño ya estaba hecho y Maria Eugenia Vidal, era gobernadora. A su vez, el jefe de Vidal, Mauricio Macri, ganó ese año las presidenciales por una diferencia del 2,8 %. Se sabe que en ese proceso fue decisiva la intervencion de la empresa criminal Cambridge Analytica de Inglaterra para las maniobras con las que demonizaron al “Kirchnerismo” y a sus candidatos.

Esa empresa, según investigó el senado inglés, adquirió datos de 70.000.000 de personas a Faceboock y con ello, direccionó el comportamiento de votantes de países como Nigeria, Kenia, Brasil, Reino Unido y Argentina, entre otros. En 2016, trabajaron en la campaña con la que Donald Trump ganó ajustadamente la presidencia de EEUU. Para ello, esa campaña se centró en sostener que Hilary Clinton era “corrupta”. De esas experiencias, surge clara la importancia de estar en posesión de los datos sensibles de una parte de la población.

Horacio Rodríguez Larreta, dispone de datos biométricos de más de diez millones de ciudadanos. Con ese impresionante caudal de datos personales, físicos y conductuales, va a iniciar su camino para ser el candidato de la derecha argentina en las próximas elecciones de 2023. No extrañaría que lo hiciera acompañado por el neurocientífico Facundo Manes, familiarizado obviamente con el manejo de los “big data”.

Es muy importante que algún sector honesto de la justicia investigue y determine el encuadre jurídico de la actividad del Jefe Larreta y sus equipos. Todo indicaría que se trata de delitos de variada factura que van desde el manejo ilegal de datos (habeas data, ley 25326 y art. 157 bis del Código Penal), hasta el espionaje. Pero no menos trascendente es investigar en profundidad, desde otros ámbitos, la utilización de los datos sensibles de un cuarto de la población de nuestro país, por parte de inescrupulosos e insaciables personajes que acechan desde altas posiciones de poder.