Algún día, Jeremías Perales les podrá contar a sus nietos que su primer gol en Primera División se lo hizo a River Plate. A un gran arquero como Franco Armani. Les contará que él jugaba en Banfield , que tenía 21 años y unos poquitos partidos en Primera. Tal vez si le preguntan agregue que no le costó mucho hacer el gol porque después de un centro pasado de un compañero que se llamaba Domingo, a Armani se le escapó la pelota y la dejó muerta y le permitió a él mandar a la pelota a la red. “ Pero ustedes ni saben qué felicidad sentí en ese momento, el primer gol nada menos que a River”, dirá el abuelo Jeremías.


Ese gol, un remate de Álvarez que Armani salvó volando como bien sabe y una entrada de Herrera muy libre en la que trató de romper el arco de Bologna, fueron los momentos más emotivos de la primera parte en la que River no pudo mostrar el juego asociado con el que suele someter a sus rivales. Sin Julián Alvarez, lesionado en el calentamiento, Gallardo armó la dupla de ataque con Suárez y Romero que en algún momento se entendían muy bien y mostraban mucha pimienta ofensiva. Pero en el primer tiempo no funcionaron en tándem entre otras cosas porque Banfield mostró mucha firmeza en la marca desde el medio hacia atrás, con una presión similar a la que ejerce normalmente River.

No había sido buena esa primera mitad de River y se veían venir los cambios. Pero el partido se lo empezó a arreglar a River cuando el VAR llamó a Echavarría para mostrarle que habían encontrado una mano de Quinteros. Un verdadero absurdo. El lateral de Banfield quiso cabecear, falló en su intento y la pelota rozó levemente en uno de sus brazos. Era evidente que no tenía intención y que no había ampliado el volumen de sus brazos. Un despropósito ese penal que ejecutó muy bien Enzo Fernández.

Los primeros cambios que hizo Gallardo fueron los de Paradela y Juanfer Quintero por Simón y Romero. Volante por volante y volante por delantero. Y le salió redondito al técnico de River porque el volante que reemplazó al delantero armó una jugada fenomenal en conexión con Suárez quien terminó coronado esa gran jugada con un remate tremendo que hizo meter la pelota en un ángulo.

Banfield la peleó con dignidad hasta el final, pero ya no tenía la energía del primer período y River terminó controlando el juego y se quedó con los tres puntos. Perales no podrá contarle a sus nietos que ese gol sirvió para ganar el partido. Dirá que su equipo jugó muy bien, pero no pudo.