El 11 de mayo de 2017, el Ministerio de Finanzas publicó la Resolución 74-E/2017, denominada “Plan Quinquenal Integrado China-Argentina para la Cooperación en Infraestructura (2017-2021)”. En sus considerandos afirma que “El 5 de septiembre de 2013 se suscribió un Memorándum de Entendimiento para el establecimiento del mecanismo de diálogo estratégico para la cooperación y coordinación económica entre los gobiernos de Argentina y China, a fin de profundizar la cooperación económica y comercial a largo plazo entre ambos países”. Asimismo, se afirma que “el 18 de julio de 2014, el Gobierno de la República Argentina suscribió el Convenio Marco de Cooperación en Materia Económica y de Inversiones con el Gobierno de la República Popular China, por el cual las partes se comprometieron a promover la cooperación económica en diferentes áreas y sectores de sus economías dentro del marco de sus legislaciones vigentes y el fortalecimiento de los vínculos comerciales y de inversiones de las empresas públicas y privadas de ambos países”. 

Es sobre la base de tales iniciativas y pilares encarados durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que los entendimientos recientemente alcanzados entre la Argentina y China, en Beijing, pretenden avanzar. En materia de desarrollo nuclear, ambos gobiernos se pusieron de acuerdo en impulsar los proyectos de construcción de dos centrales nucleares con el objetivo de firmar los contratos comerciales antes del 30 de septiembre de 2017, de manera que las obras de construcción se inicien a comienzos de 2018 en el caso de la cuarta central nuclear, y en el transcurso de 2020 la quinta. 

La cuarta y quinta central nuclear, que serán financiadas en su mayor parte por bancos de la República Popular China, corresponden a dos tecnologías diferentes. 

  1. Cuarta central nuclear: será de tecnología Candu, de aproximadamente 750 MW de potencia instalada, utilizará uranio natural y agua pesada. Nucleoeléctrica Argentina SA (NASA), empresa pública propietaria y operadora comercial de las centrales nucleares del país, es propietaria de la patente Candu, y se encuentra ejecutando la etapa de recambio de componentes nucleares de la Central Nuclear Embalse, también de tecnología Candu, en el marco de su programa de extensión de vida.
  2. Quinta central nuclear: será de tecnología PWR de diseño chino, de aproximadamente 1000 MW de potencia instalada, utilizará uranio de bajo enriquecimiento y agua liviana.

La planificación de construcción de esas centrales nucleares de potencia fue encargada en 2005 por el entonces Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios a Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA). A fines de 2009, fue sancionada la Ley 26.566, que entre otras cosas declara de interés nacional la construcción de las mencionadas centrales nucleares, enmarcadas por supuesto en el Plan Nuclear Argentino relanzado en agosto de 2006.

El siguiente gran paso en estos proyectos de construcción de nuevas centrales nucleares se llevó a cabo a el 11 de febrero de 2015, cuando un centenar de empresarios que forman parte de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) asistió a una reunión en el Ministerio de Planificación Federal junto a las entonces autoridades del Ministerio de Economía, de NASA, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y de Adimra. Las autoridades de NASA explicaron el impacto de los acuerdos con China entre los que figuraban la construcción de la cuarta y quinta centrales nucleares. 

Por su parte, Adimra se comprometió a realizar un estudio sobre el potencial de la industria metalúrgica nacional en los suministros de componentes electromecánicos para una central nuclear de tecnología Candu, el cual fue entregado a NASA a mediados de 2015, en el que destacaban que la mayor parte de los componentes podían ser manufacturados y provistos por la industria metalúrgica nacional.

La industria metalúrgica nacional tiene experiencia en el suministro de componentes electromecánicos para este tipo de tecnología, no sólo porque participó de la provisión de componentes durante la etapa de construcción de la Central Nuclear Embalse (1974-1983), y luego durante más de tres décadas en la prestación de servicios para su mantenimiento técnico, sino porque durante los últimos años la industria metalúrgica nacional participó en la fabricación y suministro del 100 por ciento de los componentes nucleares de recambio en el marco del programa de extensión de vida de Embalse. 

Sería una decisión equivocada, por tanto, que en el proyecto de construcción de la cuarta central nuclear –de tecnología Candu– la mayor participación de los suministros de componentes quede en manos de empresas chinas por la sola razón de que el financiamiento procederá del gigante asiático. 

Es aquí donde la actual administración –afín a la apertura importadora y la desprotección de las industrias locales- debe ver más allá de las tasas de interés e incluir en dichas negociaciones a los suministros de equipos y componentes nacionales, pues es la industria metalúrgica la que podrá generar no solo miles de puestos de trabajo directos e indirectos, sino también un genuino efecto derrame en la cadena industrial y tecnológica. 

La industria metalúrgica nacional puede participar con la mayor parte del suministro de componentes electromecánicos para estos proyectos, en especial para la cuarta central nuclear, de tecnología Candu, porque su potencial abarca la mayor parte de los suministros de componentes y servicios de montaje, y ello significaría ahorrar divisas, generar miles de puestos de trabajo calificados y un real efecto derrame (en jerga heterodoxa, “irrigación”) en la cadena de valor industrial y tecnológica.

* Director general del Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (Oetec).