Con el regreso presencial de la Feria internacional del libro de Buenos Aires, volvió también la impronta salteña a uno de los eventos literarios más trascendentes de América Latina.

Así, el jueves pasado se inició, en últimas horas de la tarde, el acto de conmemoración de Día de Salta. Con aforo reducido, por la aún delicada situación sanitaria, el evento tuvo una concurrencia acorde en la sala José Hernández del predio ferial.

Allí, la Secretaria de Cultura de la provincia, Sabrina Sansone, destacó la importancia de que eventos como ese “se mantengan a lo largo de los años”, ya que implican un esfuerzo de las personas, los autores, los gobiernos y las editoriales. Además, señaló: “si hay algo que nos conecta con la imaginación es la literatura, porque nos permite crear con nuestra mente y las cosas se crean dos veces: primero en nuestra mente y después en los hechos”, y más adelante dijo que Salta “es una de las provincias con mayor identidad cultural de la Argentina y con una diversidad increíble”.

Luego, el actor Roly Serrano indicó: “Lo interesante de la cultura, de la imaginación, es que una persona con imaginación se puede imaginar un mundo nuevo, un mundo mejor para todos. Porque si no se lo puede imaginar, tampoco lo puede cambiar”, y reveló que la literatura le salvó la vida a sus trece años cuando vivía en la calle y un amigo le acercó un ejemplar de Pedro Páramo y El llano en llamas, del mexicano Juan Rulfo. Enseguida, y con notoria emoción, proclamó los profundos versos de “Esta tierra es hermosa”, de Manuel J. Castilla.

Más tarde, una bailarina interactuó con una cantora vallista, en un diálogo entre los movimientos y los golpes de caja, que se fundieron con clásicos de folklore como “La Pomeña” y “Zamba para olvidar”, en versiones contemporáneas que incluyeron ecos de rap.

El acto, que también contó con material audiovisual, con breves entrevistas y lecturas de los ganadores de los concursos literarios, se cerró con vino y empanadas, en medio de una puesta que emuló el ambiente de La Casona del molino.

La palabras y los premios

El certamen literario de Salta es uno de los más relevantes de la región. En 2021 fueron reconocidos Eduardo Robino por el poemario “Hubo un alud nuevamente en el valle”; María Elizabeth Cabrera, en la categoría infantojuvenil por “Siete filósofos conectados” -Premio “Oscar Montenegro”-, y Alejandro Luna, por su novela “Fractum”.

Tras viajar a Buenos Aires, los dos primeros dialogaron con este medio. Allí, la oranense laureada por su narraciones para jóvenes, donde Boecio se cruza con Sócrates y Platón, explicó: “El premio me permitió trabajar en mi escritura a nivel personal, generó un antes y después sobre un proceso que se venía haciendo artesanalmente, silenciosamente y que hoy se convierte en un trabajo constante de mejora y posibilidades de nuevos personajes y cuentos”, relató y amplió: “Mi libro refleja la pasión como docente de crear historias para atrapar a mis alumnos, mientras imagino escenarios posibles para los personajes históricos que me toca enseñar. La ficción es un recurso más para la enseñanza de una materia y se convierte en un dispositivo de creatividad”.

Por su parte, Robino, que en parte de su material se basa en hitos del cine, como “Cinema Paradiso” o “La sociedad de los poetas muertos” para recordar a su padre entre versos, afirmó: “Desde que comencé a escribir en mi adolescencia siempre me enorgullecí de que Salta era la única provincia del NOA que hacía un concurso literario provincial cuyo premio era la publicación de la obra ganadora. Al mismo tiempo, rescataba del olvido obras extraordinarias y las publicaba nuevamente, muchas veces, bajo la forma de Obra Completa. Es un honor poder decir que esta política cultural excepcional se mantiene por más de cuatro décadas. Ya no es un gobierno, sino toda una provincia, a través de sus representantes, quien mantiene viva la llama de la creación y la cultura. Salud por eso”.

Asimismo, el novelista Alejandro Luna, instalado en su lugar de origen, describió: “Escribí Fractum arriesgando una quebradura en varios niveles del sentido, se supone que algo se quiebra allí, y espero haber dado con esa infinidad de fracturas que pretendo, tanto en la historia, como en el esqueleto de la novela”.

A la vez, el también docente reflexionó: “Suponiendo que soy de una generación posdictadura a la que le administraron la información sobre los desaparecidos en la escuela de manera dosificada y programada, por lo tanto, trato de aplicar una suerte de fantasmagoría que se insinúa perturbando el ambiente de la novela. Pero no hablo de la dictadura, no me gusta sacar rédito de cosas que ya fueron mucho mejor escritas y con un dolor genuino. Integro problemáticas de las nuevas generaciones, sus prácticas amorosas, sus formas de consumir, sus formas de psicotizarse”.

Finalmente, Luna subrayó: “Ganar un premio provincial es un incentivo, más cuando hay dinero y reconocimiento. Pero es engañoso eso. Porque una obra sólida no depende de un premio. Quizás haya que dejar pasar el tiempo y ver si esta obra que lleva muchos años de escritura, e intenta reformular las formas de narrar de mi provincia, tiene algún impacto en el público”. 

Títulos originarios

En otro orden de cosas, ayer por la noche, y a través Fondo Editorial, se presentó la Colección Originarios, destinada a escritores de las comunidades originarias salteñas. Como novedades, aparecieron dos títulos. En primer lugar, Sam Samtes, de Fidelina Díaz, “sobre las diferencias dialectales y su tratamiento entre las dos variantes de los pueblos Chorotes, las dos parcialidades que hoy habitan territorio Argentino” y, en segundo término, “Las cuatro voces del viento”, de Juan de Dios López, cacique de la comunidad Territorios Originarios Wichí. La mesa contó con la participación de Juan Martín Leguizamón como representante de la Fundación Originarios; Pía Bonzi, como responsable de Fondo Editorial, y Cecilia Piciotto, investigadora de la UBA.

Bonzi, Picciotto, Leguizamón y Díaz. 

Tras el conversatorio, que tuvo lugar en la sala Tulio Halperin Donghi, Bonzi dijo a Salta/12 que “Para el Fondo Editorial es sumamente valioso contar con una colección que edite y difunda a autores de los pueblos originarios”. Por otra parte, Leguizamón subrayó: “La colección de autores originarios es original colección. No conozco otra experiencia semejante que recopile trabajo escrito de autores de pueblos originarios, no hay en general mucho publicado de este tipo de trabajo y mucho menos una colección”. 

Todavía más, Leguizamón adelantó que tienen una gran cantidad de libros “esperando la imprenta. Algunos son reimpresiones, otros nunca habían sido publicados, algunos son bilingües, otros solo en castellano, pero hay una intención clara de un montón de gente de los pueblos originarios por hacer saber sobre sus experiencias, sobre sus realidades, sobre sus vidas, sobre su existencia. Romper un poco el cerco de invisibilidad que pesa sobre esos pueblos. Se trata de una colección valiosa, novedosa e interesante que ha tenido buena recepción. Esperamos que crezca”, concluyó.

De este modo, la provincia, que ha llevado más de 2.000 obras de autores salteños para venta y exposición en su stand, ubicado en el pabellón Ocre, marca su impronta identitaria en una de las reuniones culturales más esperadas por los hacedores y los amantes de la literatura.