El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, le dio este jueves un fuerte respaldo a las solicitudes de ingreso en la OTAN de Finlandia y Suecia, cuyos líderes trataron de tranquilizar a Turquía para evitar que ese país vete su ingreso en la alianza atlántica. Biden recibió en la Casa Blanca a su par finlandés, Sauli Niinistö, y a la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, para expresar el "apoyo completo, total e íntegro de Estados Unidos" a las solicitudes de esos países de integrarse en la OTAN, motivadas por la invasión rusa de Ucrania. Si bien estas naciones fueron reacias durante décadas a integrar el organismo, el ataque de Moscú las llevó a dar este giro histórico por considerarse amenazadas ante el cambio del panorama de seguridad en Europa.

"Finlandia y Suecia cumplen todos los requisitos para entrar en la OTAN con creces. Y tener a dos miembros de la OTAN en el norte reforzará la seguridad de nuestra alianza", dijo Biden en un discurso junto a Niinistö y Andersson en la rosaleda de la Casa Blanca. La reunión tuvo lugar un día después de que Finlandia y Suecia presentaran sus peticiones de ingreso en la OTAN, y horas después de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reiterara su oposición a esa posibilidad.

"Estamos decididos a mantener nuestra posición, hemos informado a nuestros amigos y diremos 'no' a Finlandia y a Suecia, que quieren unirse a la OTAN, y persistiremos en esta política", dijo este jueves Erdogan ante una asamblea de jóvenes en Estambul. "Estamos muy preocupados por esos dos países, sobre todo por Suecia, que es un foco de terror, un nido de terroristas", insistió el mandatario turco, quien recordó la regla de unanimidad de la OTAN para sumar nuevos miembros.

Desconfianza de Turquía

Cualquiera de los 30 Estados miembro de la OTAN tiene el poder de vetar una posible expansión de la alianza atlántica, y Turquía amenaza con hacerlo porque acusa a Finlandia y, sobre todo, a Suecia, de mantener una supuesta política de acogida de militantes kurdos. La Casa Blanca ha expresado su confianza en que el resto de los aliados conseguirán convencer a Turquía de permitir la adhesión de los países nórdicos a la alianza, y tanto Niinistö como Andersson trataron de persuadir a Ankara en sus respectivos discursos junto a Biden.

"Estamos abiertos a abordar todas las preocupaciones que Turquía pueda tener con respecto a nuestra membresía" en la OTAN, remarcó el presidente finlandés, que visitaba Washington por segunda vez desde que comenzó la guerra en Ucrania. Niinistö subrayó su compromiso con "la seguridad de Turquía" y con el combate al terrorismo "en todas sus formas".

Por su parte, Andersson afirmó que su gobierno está dialogando con Ankara "a distintos niveles, para resolver cualquier problema" que pueda obstaculizar el "rápido" ingreso de Suecia en la OTAN. Erdogan acusa a Finlandia y Suecia de ser un santuario para miembros de la guerrilla Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), activa en Turquía y reconocida por Estados Unidos y la Unión Europea como terrorista, y de las milicias Unidades de Protección del Pueblo (YPG) de Siria, que no tienen esa consideración.

Respaldo del Congreso estadounidense

Convencido de que esa traba se resolverá, Biden envió este jueves al Congreso sendos informes que respaldan las solicitudes de entrada de Finlandia y Suecia en la alianza. Para expandir la OTAN, es necesario que el Senado estadounidense ratifique, con una mayoría de dos tercios, la enmienda al Tratado fundacional de la Alianza, que data de 1949, y los informes remitidos por Biden dieron inicio a ese proceso.

Se espera que la iniciativa reciba un apoyo de ambos partidos en el Congreso, y el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, expresó esta semana su voluntad de que la ratificación se complete antes del receso del Congreso en agosto. "Estaré orgulloso de promocionar la conveniencia de la adhesión" a la OTAN de Finlandia y Suecia, dijo este jueves en un comunicado McConnell, antes de reunirse con Niinistö y Andersson junto al líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.

Vigilancia durante el proceso de adhesión

Durante su discurso en la Casa Blanca, la primera ministra sueca explicó que la invasión rusa de Ucrania marcó un "punto de inflexión" para su país "después de 200 años de no alineación en el plano militar", una postura que compartía con Finlandia. "Mi gobierno ha llegado a la conclusión de que la seguridad del pueblo sueco estará mejor protegida dentro de la alianza de la OTAN", remarcó Andersson.

Biden, por su parte, prometió a ambos líderes que permanecerá "vigilante" para "disuadir y enfrentar cualquier tipo de agresión mientras Finlandia y Suecia se encuentran en el proceso de adhesión" a la OTAN. Tanto Helsinki como Estocolmo han descartado una amenaza militar directa en su contra de Rusia, aunque temen posibles ataques cibernéticos o híbridos, dado que Moscú alerta contra cualquier ampliación de la OTAN.

"La entrada de nuevos miembros en la OTAN no es una amenaza para ninguna nación y nunca lo ha sido", subrayó Biden en su discurso, al insistir en que la alianza es defensiva. Poco después de esa reunión en la Casa Blanca, el Senado estadounidense aprobó con amplia mayoría un nuevo paquete de 40 mil millones de dólares en ayuda militar y humanitaria para Ucrania, que empezarán a desembolsarse en cuanto Biden firme la medida en los próximos días. 

Rechazo y amenaza rusa

Rusia, por su parte, advirtió este jueves que reaccionará de manera "proporcional" y "adecuada" si finalmente prosperan las candidaturas de Suecia y Finlandia a la alianza militar. "En primer lugar, en términos militares, la reacción de Rusia será proporcional y adecuada a la presencia de la OTAN en los territorios de estos dos estados, a qué tipo de armas se desplegarán", dijo sin brindar mayores detalles la presidenta de la Cámara Alta del Parlamento ruso, Valentina Matviyenko, en una entrevista con el diario local Izvestia.

Según Matviyenko, la entrada de estos países en la OTAN "afectará negativamente" al estado político de Europa y no le agregará "estabilidad", a la vez que calificó a la decisión de "no soberana" y argumentó que se tomó "bajo la presión de Occidente". "Se están moviendo muy rápido en un tema tan serio y significativo. Ni siquiera consideraron necesario realizar un referéndum para pedir la opinión de los ciudadanos de estos países", expresó la dirigente rusa.